Dos semanas después...
Halloween se acercaba en un par de días y noviembre a la vuelta de la esquina.
Ethan había comenzado el colegio al poco tiempo de llegar de viaje y lo premiaron con una gran nota escolar por el excelente diario relatando sus vacaciones. Ese día llegó tan contento y con tanto entusiasmo a la casa que terminó alborotando a toda la mansión.
Por otro lado, Alessandro y yo estábamos bastante bien luego de aquella pelea con una feliz reconciliación. Lo he visto llegar a casa más cansado de lo común, pero es obvio, ya que está muy comprometido con el cargo que le asignaron y está dando lo mejor de sí mismo.
La semana pasada tuve que ir a la empresa y por desgracia me tuve que encontrar a Evelyn. Cuando llegué, ellos dos discutían algo sobre Ethan, aunque no sé bien por qué si ella desaprovechó la oportunidad de ser una gran madre. Me da mucha rabia pensar que ahora quiera acercarse a mi pequeño, siento que ya no se lo merece. ¿Tan frío pudo tener su corazón para abandonarlo por su estúpida avaricia?
—Señora Paula, ya puede pasar —me dice la joven muchacha del escritorio sacándome de mi trance.
—Vale, gracias.
Me levanto y miro hacía mi lado donde se encuentra mi hermana.
—¿Quieres que te acompañe? —Me sonríe esperando una respuesta.
—Sí, por favor.
Se sujeta a mi brazo y caminamos al consultorio.
Tuve que sacar cita para un chequeo médico para descartar cualquier enfermedad y además he tenido unos síntomas extraños en mi cuerpo.
Ya dentro, delante de mí, se encuentra una colega de Nathan, ya que en esta ocasión él no pudo atenderme.
—Buenas tardes, señoritas. Soy la doctora Michelle. —Extendió su mano hacía nosotras.
—Buenas tardes, doctora —contestamos Valentina y yo.
Hizo un ademán para que tomáramos asiento y ella empezó a escribir algo en su laptop para luego poner su atención en mí.
—Bien, te escucho. ¿Qué has estado sintiendo?
—He comenzado a tener varias hemorragias nasales en el día y también infecciones en mi parte íntima.
—¿Has sentido que la presión se te elevara o disminuyera en estos días?
—Ohm... hace unos días, pero fue por unos pocos minutos. —Anotó en su libreta mientras asentía con su cabeza.
—Te haré análisis de sangre para poder evaluar bien que puedes llegar a tener.
—Vale.
Odiaba las malditas agujas. Era molestoso y doloroso.
—Llamaré a la enfermera, no tardo —avisó pasando por nuestro lado con unos papeles en su mano.
—¿Será que tengo algo malo?
—Paula, deja de pensar estupideces. Solo te extraerán un poco de sangre.
—Si estuvieras en mi lugar apuesto que estarías igual o peor que yo —reclamé nerviosa.
Espero que encuentre la vena a la primera o de lo contrario me voy a poner violenta.
Una señora de gran edad entró con la doctora y rápidamente preparó todo para sacar el líquido. Apreté mis labios y fruncí mis cejas cuando esa cosa monstruosa entró en mi brazo. La enfermera me miró con una leve sonrisa ladeando su cabeza como signo de tranquilidad.
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Soy la esposa de mi jefe ©
Любовные романыPaula ve una escena nada agradable de su mejor amigo teniendo sexo con la novia de su jefe, en la oficina del último piso y para no meterse en problemas, se hace de la vista gorda dirigiéndose a su escritorio para retirar su celular, en su transcurs...