》CAPÍTULO 27《

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-Iré a despedir a mi familia -le avisaba a Alessandro.

-Bien, yo te llevaré para también despedirlos -afirmaba levantándose de la silla-. Vamos, hijo.

-Sí, papi.

-Pero esperen que recoja la mesa -casi le gritaba, pero ya estaban saliendo por la puerta.

-No se preocupe, señora, lo haré yo -me dijo Madeline con una sonrisa.

-Muchas gracias, Madeline.

Agarré mi cartera y salí de la mansión donde me estaban esperando en el auto.

El camino fue tranquilo y no hubo ningún percance. Hasta que llegamos al aeropuerto. Ayudé a bajar a Ethan y mi jefe entrelazó nuestras manos. Me estaba gustando esto, pero le tenía miedo al resultado.

-¡Hola, hija! -saludaba mi madre, apenas nos visualizó-. ¡Hola, querido!

-Hola, mamá, papá, feos -saludé.

-Hola, señores Mitchell -saludó Alessandro, y luego con un asentimiento a mis hermanos, el cual nos devolvieron a nosotros.

-¡Hola, pequeño Ethan! -casi gritó Valentina alzándolo a mi pequeñín.

-¡Hola, tía Valentina! -Se veía tan feliz con ella-. Y Hola a todos.

-Veníamos a despedirnos -comuniqué.

-Oh, hija, no era necesario. De seguro debían hacer otras cosas -decía mi padre.

-Claro que era necesario -le aseguraba mi jefe.

-¿Cuándo irán para casa, mi amor? -cuestionaba mi madre.

-No lo sé, madre. Cuando Alessandro quede un poco liberado en la empresa.

-Muy pronto estaremos por allí -aseguraba él.

-Está por salir nuestro vuelo -comunicaba Ignacio-. Adiós hermana, adiós, cuñadito, me la cuidas. -Y como siempre mi hermano tan cuidador.

-Por supuesto, cuñado. -Fue raro escucharlo decir eso.

-¡Adiós, hija, adiós querido! -saludaba mi madre dándonos un abrazo.

-Adiós, mi pequeña, me la cuidas jovencito.

-Claro, señor. No se preocupe.

-Adiós, hermanita, esto es para ustedes -me decía Valentina dándonos unos brownies-. Adiós, cuñadito. Solo pueden comerlos ustedes. -Oh, Valentina, ¿qué hiciste ahora?

-¿Qué le echaste, Valentina?

-Un ingrediente especial, nada malo.

-¡Vamos, Valentina! -le gritaban el resto de mi familia en la puerta de abordaje.

-¡Voy! Que lo disfruten.

Luego de salir de ahí me quedé pensando lo de Valentina, pero no llegué a ninguna conclusión.

Una hora después habíamos llegado a casa y ya estábamos listo para ir a la gala. No soy mucho de vestidos, pero el evento lo ameritaba, así que me puse un vestido color vino de tiras con un tajo en la pierna izquierda.

-Paula, me ayudas con el corbatín, por favor -me decía mi jefe bajando las escaleras.

-Claro. -Me levanté del sillón y me posé al frente suyo.

Estaba como los mismísimos Dioses con ese traje azul marino y su loción me estaba dejando perdida realmente.

-Estás muy hermosa -susurraba posando sus manos en mi cintura y observándome descaradamente.

Soy la esposa de mi jefe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora