》CAPÍTULO 35《

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Habíamos cenado y estaba ayudándole a Ethan a acostarse.

—Dulces sueño, cariño. —Besé su frente y subí más su cobija.

—Buenas noches, mami. —Bostezó.

En eso, cuando estaba por apagar su luz, entró su padre. Se acercó y también besó su cabeza.

—Descansa, campeón —le susurró.

Nos acercamos a la puerta y antes de cerrar el llamado de Ethan nos hizo volvernos.

—Papi, Mami... —Bostezó nuevamente—. Los quiero.

¡Oww! Voy a llorar.

Qué tierno. Lo comería a besos si se pudiera.

—Nosotros a ti, mi rey.

Salimos y caminamos a nuestra habitación.

Pasé de largo al baño para darme una ducha. Al llegar me quité la ropa y me adentré en la llovizna artificial. Enjuagué mi pelo y cuando lo estaba realizando, sentí unas manos apoderarse de mis caderas mientras otro cuerpo se pegaba a mí.

Del susto salté y giré mi cabeza rápidamente para que visualizara a Alessandro.

—No te asustes, soy yo —murmuró metiéndose en mi cuello.

—¿Q-qué haces aquí?

—No es obvio, me baño con mi inteligente esposa. —Rodé mis ojos.

—Hubieras esperado que saliera.

—No, era más divertido así. —Me giró y quedamos cara a cara—. ¿Qué? No me digas que tienes vergüenza todavía. —Me miró burlón.

Suspirando aparté mi vista.

Lo está haciendo a propósito el cabrón.

—Tan tierna que eres, bonita. —Me estrechó más a su cuerpo, tanto que sentía su amigote comenzar a despertarse contra mi vientre bajo.

Ya sabía por dónde quería seguir.

¿Quieres jugar? Bien, juguemos.

—Deja de molestar o te quedarás con las dolorosas ganas —advertí—. Todavía recuerdo mi enfado.

—Astuta.

Río leve y se fue todo al carajo cuando sus labios colisionaron con los míos. En un deseoso y salvaje beso. Todo lo contrario, al que me dio en nuestra primera vez.

Me tomó de mis glúteos e hizo que abrazara sus caderas con mis piernas y su cuello con mis brazos.

Un gemido involuntario brotó de mí cuando nuestros genitales hicieron fricción.

Fue acallado en su boca. Lo sentí cerrar la regadera y sacarnos chorreando de agua. Me empotró encima del lavamanos amplio y siguió con rudeza acallando mis gemidos ocasionados por su toque sobre mi cuerpo.

—No debemos... —Beso— hacer tanto... —Beso— ruido o despertaremos a... —Beso— Ethan y no... —Beso— quiero ser interrumpido —finalizó él siguiendo un camino de besos desde mi mentón, mandíbula y terminar en mi cuello.

Dando lengüetazos, succionando y mordiendo leve sobre la zona.

Para esta altura tenía mi respiración, echa un desastre y en un alud de ardor recorriendo cada partícula y poro de mi cuerpo.

Comenzó a recorrer de mi cuello hacia abajo con su tibia lengua, haciendo que mi cabeza se lanzara para atrás contra el espejo, y desprevenida tomó mis piernas, dejándolas dobladas y acercándolas a él, dejando mi sexo expuesto.

Soy la esposa de mi jefe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora