Habíamos cenado y estaba ayudándole a Ethan a acostarse.
—Dulces sueño, cariño. —Besé su frente y subí más su cobija.
—Buenas noches, mami. —Bostezó.
En eso, cuando estaba por apagar su luz, entró su padre. Se acercó y también besó su cabeza.
—Descansa, campeón —le susurró.
Nos acercamos a la puerta y antes de cerrar el llamado de Ethan nos hizo volvernos.
—Papi, Mami... —Bostezó nuevamente—. Los quiero.
¡Oww! Voy a llorar.
Qué tierno. Lo comería a besos si se pudiera.
—Nosotros a ti, mi rey.
Salimos y caminamos a nuestra habitación.
Pasé de largo al baño para darme una ducha. Al llegar me quité la ropa y me adentré en la llovizna artificial. Enjuagué mi pelo y cuando lo estaba realizando, sentí unas manos apoderarse de mis caderas mientras otro cuerpo se pegaba a mí.
Del susto salté y giré mi cabeza rápidamente para que visualizara a Alessandro.
—No te asustes, soy yo —murmuró metiéndose en mi cuello.
—¿Q-qué haces aquí?
—No es obvio, me baño con mi inteligente esposa. —Rodé mis ojos.
—Hubieras esperado que saliera.
—No, era más divertido así. —Me giró y quedamos cara a cara—. ¿Qué? No me digas que tienes vergüenza todavía. —Me miró burlón.
Suspirando aparté mi vista.
Lo está haciendo a propósito el cabrón.
—Tan tierna que eres, bonita. —Me estrechó más a su cuerpo, tanto que sentía su amigote comenzar a despertarse contra mi vientre bajo.
Ya sabía por dónde quería seguir.
¿Quieres jugar? Bien, juguemos.
—Deja de molestar o te quedarás con las dolorosas ganas —advertí—. Todavía recuerdo mi enfado.
—Astuta.
Río leve y se fue todo al carajo cuando sus labios colisionaron con los míos. En un deseoso y salvaje beso. Todo lo contrario, al que me dio en nuestra primera vez.
Me tomó de mis glúteos e hizo que abrazara sus caderas con mis piernas y su cuello con mis brazos.
Un gemido involuntario brotó de mí cuando nuestros genitales hicieron fricción.
Fue acallado en su boca. Lo sentí cerrar la regadera y sacarnos chorreando de agua. Me empotró encima del lavamanos amplio y siguió con rudeza acallando mis gemidos ocasionados por su toque sobre mi cuerpo.
—No debemos... —Beso— hacer tanto... —Beso— ruido o despertaremos a... —Beso— Ethan y no... —Beso— quiero ser interrumpido —finalizó él siguiendo un camino de besos desde mi mentón, mandíbula y terminar en mi cuello.
Dando lengüetazos, succionando y mordiendo leve sobre la zona.
Para esta altura tenía mi respiración, echa un desastre y en un alud de ardor recorriendo cada partícula y poro de mi cuerpo.
Comenzó a recorrer de mi cuello hacia abajo con su tibia lengua, haciendo que mi cabeza se lanzara para atrás contra el espejo, y desprevenida tomó mis piernas, dejándolas dobladas y acercándolas a él, dejando mi sexo expuesto.
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Soy la esposa de mi jefe ©
Roman d'amourPaula ve una escena nada agradable de su mejor amigo teniendo sexo con la novia de su jefe, en la oficina del último piso y para no meterse en problemas, se hace de la vista gorda dirigiéndose a su escritorio para retirar su celular, en su transcurs...