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𝐄𝐦𝐦𝐚 era una chica con una vida relativamente normal, si ser la encargada de cuidar la gema del espacio junto a su guardián Hunter podría llamarse así.
Los problemas de ser una guardiana y todo los secretos que s...
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Mi mirada se centró en mi abuela que ya se encontraba en el piso tratando de presionar la herida en el cuello del abuelo, mientras le hablaba y daba pequeñas palmaditas en el rostro pero este no reaccionaba.
—Está muerto—sentenció Blaise con la mirada perdida.
—¿Cómo es posible?—pregunté atónita.
—¿Qué haces aquí?—preguntó la abuela al notar mi presencia.
—¿Está muerto?—preguntó Pietro que se encontraba hasta atrás de toda la gente reunida en la sala, tratando de acechar al cuerpo muerto en la alfombra.
—Eso fue lo que dijo el rubio, está muerto Pietro—le respondió Sam de mala gana.
—Será mejor que evacuen la sala—habló Hunter en voz alta haciendo que todos se miraran incómodos.
—Tienen razón, tenemos que dejarlos solos—habló ahora Steve, haciendo que levantara mi vista para observarlo, no lo veía desde la vez que solté ese comentario vergonzoso.
Natasha me dio una mirada acompañada de una sonrisa de boca cerrada y se fue detrás de los demás.
Mi abuela solo veía el cuerpo del abuelo y le susurraba cosas que no alcanzaba a escuchar.
—Irina—la llamó Blaise—Tienen que llevárselo para averiguar qué sucedió, si alguien llegó hasta aquí a plena luz del día y lo asesino es algo que debe ser tomado en cuenta de inmediato—luego se agacho para ayudarla a levantarse.
Seguido a esto más guardias entraron y junto con un señor mayor con una especie de bata extraña.
Yo no podía decir ni una sola palabra, y Hunter tampoco decía nada, lo que me inquietaba más.
El señor buscó la mirada de mi abuela en busca de permiso para acercarse al cuerpo, a lo cual mi abuela asintió en respuesta.
El señor procedió a ponerse sobre sus rodillas y a empezar a analizar la herida en su cuello, con solo un par de minutos en esa posición volvió a ponerse de pie.
—El rey fue asesinado con un arma celestial—dijo seriamente.
—¿Qué?—murmuró mi abuela.
Seguido a esto todos los guardias en la habitación voltearon a mirarme fijamente, poniéndome incómoda.
En cambio mi abuela siguió con su mirada en el piso mientras Blaise la consolaba.
