22- Noche de fiesta... Parte 4

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Volvió a hacer lo mismo con mi cuello, dejándome algunas marcas visibles.

Sonrió, orgulloso de su trabajo.

Deslizó sus dedos por mis brazos, sin dejar de mirarme el cuerpo.

-¿Puedes dejar de hacer eso? -pregunté algo incómoda. Teniendo en cuenta que estaba sentada a horcajadas sobre él, estaba segura de que tendría un ángulo perfecto para mirarme todo el escote.

-No puedo... sencillamente no puedo, Lib -respondió retirándome un mechón de pelo de la cara.

Me reí, pero intenté que sonase a risa verdadera, cosa que no era. No me gustaba esta situación... a ver, sí, me encantaba, pero no me sentía bien.

No se suponía que esto era lo que tenía que pasar. El que debería estar debajo de mí tendría que ser Shane y todo esto no tendría que haber pasado....

Me separé de él rápidamente, aunque no me levanté.

-¿Qué ocurre? -preguntó algo molesto.

-Nada... -intenté quitarme de la mente todos esos pensamientos- Sigue, Tris.

Esta última palabra la pronuncié destacándola especialmente, y después me mordí el labio. Noté su respiración acelerada.

-Espera -susurró en mi oído y agarró con sus manos mi vestido.

En cuestión de segundos, estaba en ropa interior delante de él.

Me tapé con las manos la parte de arriba, inconscientemente.

-No hagas eso -dijo con una amplia sonrisa- además no sería la primera vez que te vea así...

Por un momento dudé pero decidí seguir sus instrucciones.

Me apoyé sobre él y sin quererlo, volví a besarle.

Sus manos me rodeaban ahora y las sentía, frías, en mi espalda.

Volvió a hacer lo mismo que antes para dejarme a mí abajo.

-Estás borracha, hoy no voy a hacerte nada -susurró.

Aún así, sus manos se movían como si conociese mi cuerpo a la perfección. Me arqueé sobre la cama al sentir sus fríos dedos.

Mi respiración, ahora entrecortada, se mezclaba con la suya. Tuve la intención de quitarle la camiseta pero me lo impidió.

Me agarré a su pelo mientras sentía sus manos...

-Tristan... -dije mordiéndome el labio inferior.

-¿Ya estás cachonda? -comentó riéndose- Aún no te he enseñado nada.

Esa noche no hicimos nada de lo que Tristan prometió que me demostraría.
Según él, debía disfrutarlo de lleno una vez que se me hubiese pasado la borrachera. Aún así, con las pocas caricias que me hizo tuve la sensación de estar en el cielo. Y si decía que ero no era nada... no me quería imaginar el resto...

Tenía ganas de saber más... Ahora había conseguido que le deseara.
No se sí fue el alcohol o la situación en general, pero acabamos los dos tumbados en la cama, con mi cabeza en su pecho y su mano en mi cintura, dormidos.

A la mañana siguiente, me desperté temprano ya que me estaba quedando congelada.
Abrí los ojos, ~mierda... Mi cabeza iba a estallar~ y lo primero que me encontré fue un rostro, aparentemente adorable, de un chico rubio con las mejillas sonrojadas.
-Joder -susurré intentando no despertarle.
Me incorporé para mirar mi cuerpo: estaba vestida. Suspiré.
Me dejé caer de nuevo sobre la cama e intenté recuperar detalles de la noche anterior.
Apenas recordaba nada... Me acordaba de Shane y de Brit... Sí, eso sí ~como para olvidarlo~, después sólo me acuerdo de pegar algunos tragos, de James diciéndome algo y de... Tristan. Intenté hacer memoria de esto último. Entonces caí en la cuenta.
-Joder -volví a susurrar.
Anoche estaba desnuda, sí, eso lo recuerdo. Lo recuerdo principalmente porque él no me dejó quitarle la camiseta, detalle que me pareció extraño.
Los detalles extraños son los que se quedan grabados en mi mente...
Además, la ropa que llevaba ahora no era mía... Se trataba de una camiseta que me quedaba bastante grande pero al menos no se me veía nada.
"¿Ahora te da vergüenza?" Susurró una vocecita en mi interior.
Me levanté con cuidado de no despertar a aquel chico, abrí la puerta suavemente y bajé las escaleras lentamente con la intención de ver cómo había quedado todo.
Para mi sorpresa, James estaba en el salón sentado en el sofá, rodeado de basura, mientras desayunaba.
-Buenos días -dije con una sonrisa a pesar de lo que nos esperaba...
-Hola -respondió algo seco mientras se llevaba a la boca una cucharada de cereales. ¿James de mal humor? Eso no lo había visto nunca...
-¿Alguien no ha dormido bien? -pregunté agachandome para recoger una lata de conserva.
-Mejor que tú... Imposible, seguro -se quedó callado, mirando a la televisión que estaba apagada- ¿Qué tal con Tristan?
-¿Qué? -pregunté asombrada. ¿Cómo lo ha sabido? La puerta estaba bien cerrada y no había hablado de esto con nadie... Ni yo ni él...
-Ya me has oído. ¿Te gustó? -dijo algo molesto.
-¿Se puede saber por qué me hablas así y por qué estás tan borde? Además... ¿Qué sabes tú si estaba con él o no? -inmediatamente me llevé la mano a la cabeza, que aún no me había dejado de doler.
-Bonita camiseta -dijo evitando responder a mis palabras.
La estiré para mirarla bien. Entonces percibí su aroma.
-Mierda -dije sin dejar de observarla.
-Si, es mía -comentó McVey.
-¿Me vestiste tú? Pero...
-Pensé en ir a ver si estabas en tu habitación porque habías desaparecido y, con un golpe bien dado en la puerta conseguí abrirla. Os vi ahí dormidos y decidí ponerte mi camiseta -dijo sin mirarme ni un segundo- estabas tiritando. Mi mente no paraba de pensar en todas las tonterías que podrías hacer después de haber bebido tanto... Pero jamás se me había ocurrido esa. ¿Tristan?
-Mira, tío. Para empezar no me grites...
-Oh, perdón, es verdad... Que la niña tiene resaca porque es incapaz de superar una ruptura sin tener nada en la boca.
-No me interrumpas y no me hables como sí fueses mi padre -cogí aire. No sé por que pero cada vez me costaba más hablar. Además la última frase que había dicho él no sabía de qué manera interpretarla...- ¿Qué problema tienes con Tris?
-No es bueno para ti... Es complicado y saldrías perjudicada....
-¿Ahora me lo dices?
Se levantó y se puso en frente de mí. Era bastante más alto que yo, cosa que imponía bastante.
-¿Ahora te enteras? -dijo cruzándome de brazos- Liberty, te va a hacer daño.
-"Hay alguien que se muere por ti" -dije imitándole mientras movía las manos gesticulando quizá demasiado- "No lo desaproveches" ¿En serio?
Se rió. Y la que se cruzó de brazos ahora fui yo.
-A ver cuando maduras -dijo. Aquellas palabras me sentaron como un tiro. ¿Precisamente lo decía él?
-Tengo 18 y puedo hacer lo que me de la gana. Te recuerdo que fuiste tu el que me lo dijiste.
-Liberty, abre los ojos. Hay más tíos aparte de ese leopardo que sólo piensa en sexo -su voz iba cogiendo cada vez más fuerza- Más tíos...
-James. He dicho que no me grites -me di cuenta de que yo también estaba gritando pero no importaba, además no podía evitarlo- ¿Más tíos?
-Joder... ¿Qué quieres? ¿Que unos aviones escriban su nombre en el cielo? Oh, no... Mejor, que te lo escriba en una notita perfumada y que te lo traiga una paloma mensajera. Vamos, Liberty...
Me quedé callada.
-¿No te lo dejó claro ayer? -preguntó mirándome con sus penetrantes ojos azules.
Me encongí de hombros, enfadada.
-Coño... Brad. Es Brad. Mira, sólo te digo que hagas lo que te de la gana con tu vida. Tú eliges. Pero de momento solo has conseguido dejar a tu novio para acabar con un rompe corazones. Ahora te toca escoger: entre el guarro compulsivo o el chico que realmente te quiere, que no ha hecho otra cosa que pensar en ti desde que te conoció y te escribió una canción, cosa que nunca hace. ¡Una canción! Tú decides.
Dicho esto, se dio media vuelta y salió de la casa, dando un portazo, dejándome con la palabra en la boca.
Me senté en el sofá, a pensar en lo ocurrido.
Si no hubiese bebido todo habría sido más fácil porque ahora mismo recordaría todo...
Decidí salir en busca de James para aclararlo todo. Además no podía seguir enfadada con él, se había convertido en mi nuevo mejor amigo -suena un poco raro ahora que lo pienso, como si le estuviese utlizando o algo por el estilo- y no podía permitirme el lujo de perderle.
Me lo encontré sentado en las escaleras de la entrada.
-Hay que limpiar todo esto -fue lo único que dijo al verme. Era cierto. Había cientos de rollos de papel higiénico desperdiciados tirados por ahí, vasos aplastados y hasta un sofá. Nos esperaba una buena...
-James... Yo... -empecé a decir mientras me sentaba a su lado.
-Siento haberte hablado así antes... No soporto situaciones como esta pero no puedo controlar tu vida y...
-No, en serio. Te entiendo. Hablaré luego con Brad... Pero necesito tiempo, James.
Él asintió.

-¿Sigues enfadado? -pregunté timidamente.

-Es imposible enfadarse contigo, Lib -contestó él.

-¿Lib? He dicho mil veces que... -empecé a decir pero él me interrumpió.

-Odias que te llamen así, ya lo sé... -se rió-¿Amigos? -preguntó abriendo los brazos.

-Que fácil es resolver una discusión contigo, madre mía... -dije acercándome a él para darle un gran abrazo.
-Eso es porque soy irresistible.
Le di un golpe cariñoso en el brazo.
Entonces una sonrisa pícara se formó en su cara.
-¿En que piensas, McVey? -pregunté con cierta intriga.
-¿Quieres comentar tu primera vez con Tris? Sé que a las chicas os gusta hablar de eso y...

-No lo hicimos -le corté antes de que se motivase aún más.
-Pero algo de roce...
Me levanté y estiré mi brazo para impulsarle y ayudarle a ponerse de pie.
-No pienso darte detalles -dije con una sonrisa triunfadora- no hasta que hayamos recogido todo esto.
Teníamos que empezar despertando a los chicos... Si es que les encontrábamos...

Pero antes de nada tenía que solucionar un asunto... y decir algo a una persona...

Entonces mis ojos divisaron a alguien en el mismo lugar en el que había visto por última vez a Shane...

Y... ¿estaba dormido en una escalera?

AYUDAAA

¿CON QUIÉN DEBERÍA QUEDARSE?

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