38- Nada

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-Tristan sabes lo que pienso -dije harta de volver siempre a la misma situación. Sabia lo que iba a pasar. Siempre pasaba lo mismo.

-Ya. Y sé lo que sientes -contestó él medio chuleando.

Agachó la cabeza para recorrer mi cuerpo con la mirada y eso hizo que me estremeciera. Aún más.

Estiré las piernas, nerviosa, intentando librarme de Tris.

Entonces se escucharon unos ruidos en la puerta.

-Shh -me dijo Tristan poniendo un dedo sobre mi boca para que no dijese nada- ¿Sí?

-Tío, déjate de bromas y ábrenos -escuché quejarse a James al otro lado de la puerta. Supuse que estaría con Brad.

-Joder ya no puedo ni hacerme una paja tranquilo -respondió molesto Tristan sin moverse ni un milímetro.

-¿Te traigo el microscopio? -dijo Bradley acampanado de una carcajada.

-Gilipollas. ¿Connor ya ha acabado de hacer lo que quiera que este haciendo?

-No, creo que no -dijo James esta vez- al parecer Gin es una adicta a las anacondas.

-Pues id a buscarle antes de que sea demasiado tarde y de paso también a Liberty, que no sé dónde está -Frunci el ceño pero el del tupe me hizo un gesto para que siguiese en silencio.

-Tristan, déjanos entrar -intentó James.

-Que me estoy cambiando, joder -respondió Tris.

-Tio me has visto millones de veces desnudo, creo que hay la suficiente confianza como para que te veamos en gayumbos-dijo Brad con voz de niño pequeño.

Me empecé a imaginar a este corriendo por todo el estudio, con el culo al aire y poniendo poses de divaza. Vale, ya. Tenía que apartar de mi mente esos pensamientos.

Había cosas mas importantes en este momento en que pensar...

-¿Cuánto vas a tardar? -preguntó James perdiendo la paciencia.

-Dadme quince minutos -comento Tristan acariciando mi pelo mientras tanto- Además, id a por Connor... que luego pasa lo que pasa... Y Gin no tiene la culpa de que no sepa cuándo tiene que sacarla...

-Quince. Ni mas ni menos. Vamos a ver qué tal va la parejita-explicó McVey- dejo en la puerta las proteínas, cuidado. Luego guárdalas en la bolsa, por favor.

-Que vale... eh... no, las guardas tú pedazo vago. Ale, dejadme un rato -Tristan se calló por un segundo, interpretando mi mirada- por favor.

-Cuidado con lo que sea que estés haciendo... Que siempre acaba mal -añadió Brad antes de dar un golpe a la puerta y empezar a andar en dirección contraria.

Una vez que no se escuchaban voces ni pasos, Tristan respiró tranquilo y se acercó a mi oído.

-Respóndeme... Pero sé sincera.

Asentí con el corazón a mil por hora.

-¿Te pongo? -preguntó rozando con su boca mi oreja y con su mano mi pelo.

No respondí inmediatamente. No hacía falta que respondiese a aquella simple pregunta pues ya sabía la respuesta... los dos la sabíamos...

Aquel chicos de ojos azules comenzó a besarme el cuello.

-¿Eh? ¿Te gustaría... No sé... Intentarlo? -dijo susurrando.

-Pero...

-Hagamos otro trato. Como el de aquel día, ¿recuerdas? Empezaré yo y después dejaré que guíes tú, solo hoy, y pasados los quince minutos, actuaremos como que nada de esto ha pasado.

MY LITTLE SECRETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora