31- ¿Sin Connor?

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Salimos de ver la película cuando ya había empezado a anochecer así que decidimos ir a casa inmediatamente.

Sobre la película... mejor no comentar nada aunque os podéis hacer una idea de la cara que tenía Bradley durante esas dos horas... y peor aún, sus comentarios y pensamientos que demostraban que realmente estaba más salido que una esquina...

-Se ha quedado buena tarde... -comentó él después de unos minutos de silencio, mientras miraba a los dos lados de la carretera para cruzar y entrar en casa.

-Sí... esto... Brad, gracias otra vez por el vestido... -respondí levantando la bolsa de la tienda que contenía aquella maravilla.

-Mira, como vuelvas a darme las gracias... te quedas sin él y te obligo a enseñarme las fotos de Primark, Ery... -dijo remarcando la ultima palabra.

-No me llames así...

-¿Por qué? Espera... no me lo digas... -hizo una pausa justo antes de subir las escaleras del chalet- Prefieres que te llame Lib...

-Capullo... pues no. Drew es el único que tiene derecho a llamarme así, por tanto... si vuelves a pronunciar esa palabra... me aseguraré de que todo el mundo te vea con esas ropas que te has estado probando...

-No eres capaz -dijo desafiándome.

-¿Que no?

-Es mejor que lo dejes estar, Simpson... porque te va a ir mal -respondí sonriendo, con un dedo en alto para imponer aunque me sacaba varios centímetros y no creo que alguien como yo consiguiera intimidarle.

-Shhh -susurró Brad.

-No me mandes callar cuando estoy en medio de una discusión.

-Shh calla un segundo -insistió aquel chico de ojos color avellana.

De repente pude apreciar unos pasos en la zona derecha del jardín.

Instintivamente me acerqué y me pegué a él por lo que pudiese pasar pero respiré tranquila en cuanto descubrimos que era James.

-¿Qué tal la tarde? -preguntó acercándose a nosotros con una sonrisa permanente en la cara.

-Ha estado... interesante -contesté sacando las llaves.

-Yo que vosotros no entraría ahí -comentó el adicto al gimnasio y a las proteínas.

-No le hagas caso, trae -Brad me arrancó las llaves de las manos y abrió rápidamente la puerta.

-¿Qué cojo....? -empecé a decir.

Di un paso hacia el interior de la casa y parpadeé varias veces para comprobar que realmente aquello que veía no eran alucinaciones ni producto de mi imaginación.

Y no lo era.

Lo único que se veía era parte de dos cuerpos desnudos acompañados de un montón de jadeos y gemidos.

-Ejem ejem -carraspeé intentando no mirarles fijamente hasta que estuviesen un poco tapados.

Parece ser que no notaron mi presencia y, si lo hicieron, se lo pasaron un poco por ahí.

-Ejem ejem -volví a carraspear un poco más alto para ver si surtía efecto.

-A ver, los dos del sofá, os podéis ir levantando ya, ¿eh? -gritó Bradley y por fin, se detuvieron.

Gin asomó la cabeza por encima del sofá e inmediatamente se tapó con lo primero que pilló: mi manta rosa. Joder...

-Hola... -comentó roja como un tomate aunque con una sonrisa más amplia que de costumbre- creo que... necesito ir al baño.

MY LITTLE SECRETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora