1- ¿Por qué te ríes, imbécil?

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-¿Entonces te dejan? -pregunté ilusionada mientras daba un mordisco a una manzana y entraba en casa.

Esperé impaciente la respuesta...

-¿Sí? ¡Ay madre mía! ¡¡Va a ser genial!! -grité consiguiendo así, que mi padre se acercase a la entrada para ver si me había pasado algo- Genial, genial, genial... Vaaale, hablamos luego. Un beso... bye.

A continuación colgué el teléfono y tiré la mochila al suelo.

-Brit vendrá a la fiesta -expliqué a mi padre con una sonrisa en el rostro- Le han levantado el castigo.

Mañana era el gran día: 3 de diciembre.

Llevaba meses esperando ese momento... por fin cumplía los esperados 18. Bueno, en realidad los cumplía el día 4 pero el día 3 lo celebraría por todo lo alto, aprovechando que era sábado.

Mis padres me habían prometido una gran fiesta en casa, con música, comida y gente... mucha gente. Y lo mejor de todo... Sin padres.

Ya tenía todo planeado desde hacía muchísimo tiempo: iría con un vestido negro, tacones y medias para protegerme del frío. Las consumiciones ya estaban listas para ser abiertas y la música ya estaba escogida.

Iba a ser inolvidable.

Sobre la gente... asistiría la mayor parte de mi clase: una pandilla de adolescentes de 17 años normales y corrientes. Eran un año menores que yo ya que, por desgracia, había repetido un curso entre segundo y tercero de Secundaria debido a una mala etapa en mi vida. Doy gracias a que esos tiempos ya pasaron...

Pero si no llega a ser por eso, jamás habría conocido a mis mejores amigas y a mi mejor amigo. Amigo...

¿Por qué no podía ser nada más?

Era... simplemente un amigo aunque eso podría cambiar en la fiesta de mañana... Ojalá.

Desde el día que le conocí no he tenido el valor de decirle lo que siento, a pesar de haber estado con él a escasos centímetros, y en varias ocasiones, a punto de besarnos.

Solté un suspiro al pensar en él y entonces volví a la realidad.

-Esto, Liberty...

-¿Qué pasa, papá? -si empezaba así no iba a ser nada bueno.

¿Qué tenía que decirme? Me estaba asustando. ¿Y si se había muerto alguien?

-Yo... lo siento pero... -intentó explicarse pero parecía que no encontraba las palabras idóneas- me ha surgido un trabajo mañana por la tarde y no puedo rechazarlo.

-No me influye, ¿verdad?

Mi padre era director de vídeos y de otro tipo de rodajes. De vez en cuando le surgían trabajos importantes y tenía que irse a pasar el fin de semana fuera o algunos días más.

Durante ese período, yo me solía quedar en casa con mi madre y mi hermano o, si pillaba en vacaciones, nos íbamos con él.

-Me da que sí... Es que...

-¡No, no no! -grité- Me niego. Cumplo 18, me puedo quedar en casa sola perfectamente.

-Eso pensaba yo pero mamá no está de acuerdo. Y ella no puede hacerse cargo de todo. Tu hermano sigue ingresado y ella quiere quedarse en la clínica hasta que le den el alta.

-Joder... Que son 18. ¿Entiendes lo que me ha costado llegar hasta aquí? Por favor... -dije poniendo mi mejor carita de pena.

-Lo siento, cielo pero he hecho todo lo posible y no hay ninguna manera de que podamos hacerlo. Así que prepara todo, que tenemos un viaje de unos cuantos kilómetros en cuanto vengas del instituto.

MY LITTLE SECRETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora