MY LITTLE SECRET

XXXII

Hace más de dos semanas desde que los chicos se fueron de gira. 

Los chicos.

Sigo sin poder quitarme de la cabeza todo lo que ha pasado hasta ahora. Ha sido demasiado... doy gracias de que el embarazo no fuese real porque si no, no estaría aquí escribiendo estas páginas. Hace un par de días vi este diario escondido en un cajón y decidí que era hora de desempolvarlo. Necesitaba centrarme en mí por un segundo y reflexionar. 

Bueno, reflexionar o cagarla más pensando en lo que he hecho y en lo que no, pero sobre todo en lo que sí he hecho...

No puedo acercarme a Connor y a James para darles dos besos antes de irse de gira por el simple hecho de que desconocen todo lo que he hecho con sus dos amigos, y si lo supiesen, no sabría donde esconderme.

¿Sobre Brad y Tris?

Según voy narrando esto me voy acordando de un capítulo de Hannah Montana en el que la protagonista tenía que escoger entre dos chicos diferentes...

Yo no puedo. Quiero muchísimo a los dos, cada uno a su manera, pero a los dos.

Después de aquel momento en la habitación que pasamos los tres, me da la sensación de que todo permanece igual al tiempo que todo ha cambiado.

Sé que no debí hacerlo, pero los impulsos fueron demasiado fuertes.

No se ha vuelto a repetir, aunque estos dos idiotas me lo han vuelto a proponer varias veces.

Sinceramente, creo que ellos se quieren, no puedo meterme donde no me llaman. Tradley siempre ganará. Por encima de todo.

Y es que son los chicos más maravillosos que he conocido.

Ahora estoy aquí, revisando Insta cada dos por tres para ver las fotos de los fans en el concierto y con el estómago encogido cada vez que aparece alguna de los dos.

Y bueno, creo que va siendo hora de dejar esto por hoy... demasiado para mi primer día de diario.

Cierro la tapa de aquel cuaderno y lo apoyo en la mesita de noche.

Apago la lámpara y me recuesto sobre la cama, cojo aire.

Y entonces sucede.

El teléfono suena. 

Es él.