XXII- Quiero

412 32 7
                                    


-¿Cómo que qué mierdas hemos hecho? -respondo dejando todo y mirándole fijamente- ¿No queríais jugar a ese tipo de juegos?

-Pero... -dice nervioso, crujiéndose los dedos de la mano, cosa que me da bastante rabia.

-¿Quieres que te recuerde quién ha propuesto el juego? -digo cruzándome de brazos. Se me cae un mechón de pelo en mitad de la cara y lo aparto rápidamente con un golpe seco de cabeza.

-Joder...

Entonces es él el que se revuelve el pelo con las manos, señal de incomodidad y de impotencia. Sabe que tengo razón pero no lo quiere admitir...

-Brad... no te enfades -digo acercándome un poquito a él para agarrarle por la cintura. Creo que ya le he hecho sufrir bastante pero ya va siendo hora de cortar el rollo, no quiero que este mini enfado se convierta en un problema mayor.

Al moverme hacia él, da un paso para atrás.

-¿Qué tal con Tris? -pregunta antes de que me deje tocarle.

-Genial, ¿por? -respondo sin pensar, cosa que no debería haber hecho. Intento arreglarlo- o sea, genial porque nos hemos reconciliado, pero no hemos hecho nada... te lo juro.

-No sé si fiarme... no es por ti, sino por él. Tristan es un leopardo. Tanto fuera como por dentro...

Me río y vuelvo a intentar acercarme a él. Esta vez no se retira así que me quedo a escasos centímetros de él.

-Anda... no te enfades, enano. Que yo con Tris jamás volvería... después de todo...

-Lo estás diciendo para quedar bien... -dice con voz de niño pequeño.

-Eres idiota... No sé qué hacer contigo en serio... A ver, mírame a los ojos -sus ojos color avellana se encuentran con los míos- No hay nada entre Tristan y yo. En el baño no ha pasado absolutamente nada. Te lo puedo asegurar.

-¿Y...?

-¿Y qué? -digo algo nerviosa. No sé qué más hacer para que me crea. No quiero perderle por un puñetero juego de mierda.

-¿Y las bragas que tiene Tris qué? -dice volviendo a separarse de mí y resoplando. Me encanta cuando hace eso porque se le arruga la nariz de una forma muy graciosa y peculiar.

-Pff... anda, no seas tonto -respondo cerrando la puerta y poniendo un tope en la parte de abajo para que no se pueda abrir.

-Respóndeme, Lib -dice moderando el tono de voz.

-Esas no son las mías... o sea sí, pero no las de hoy. No me las he quitado -digo mostrando mi conjunto interior de escasa tela.

Una sonrisa aparece en la cara del pelo lechuga.

-¿Sigues enfadado? -pregunto alzando las cejas y poniendo carita de niña pequeña intentando dar pena, aunque lo único que consigo es que Brad se ría aún más... le adoro.

-Es imposible estar enfadado contigo, fea -dice acercándose a mí y juntando nuestros labios.

Mi lengua le busca desesperadamente y se tranquiliza al establecer contacto.

Sus manos bajan por mis caderas hasta detenerse en los muslos.

A continuación, me coge en brazos y con cuidado me deposita en la encimera de la cocina, aunque me doy en la cabeza con un mueble que ni sabía que estaba allí. Mierda.

Me río nerviosa y me agarro con las piernas a la cintura de Bradley. Estamos casi a la misma altura, lo cual es una ventaja.

Acerca su boca a mi cuello y empieza a dar pequeños besos en él, al mismo tiempo que mis manos buscan necesitadamente su camiseta.

Quiero quitársela.





Holaa

¿Qué tal todo Vamily?

He estado desaparecida. Lo sé. Y lo odio.

Estoy en épocas de exámenes y no me da el tiempo para más...

¿Qué os parecería si hago maratón?

Comentad y estrellita si estáis de acuerdo ;)


Os quiero muchiiisimo,

MrsJonasEvans

MY LITTLE SECRETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora