60- Una despedida inesperada

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Mi corazón latía con fuerza...
Tenía delante de mí a uno de los chicos que más me importaban en esta vida y era mío... Sólo mío...
-Tristan... -susurré recorriendo su torso desnudo con las yemas de los dedos una vez que nuestras camisetas estaban tiradas por el suelo.
-Dime, enana -me respondió. Enana. Me había llamado enana.
-No te enfades... -hice una pausa para mirarle a los ojos azules- pero aún no creo que sea el momento... de... hacerlo...
-Liberty... -dijo imitándome a mí hacia unos segundos.
-Dime, grandullón... -le respondí sonriendo, aunque no podía ocultar mi nerviosismo.
-Quiero que sepas, aunque te lo haya dicho millones de veces, que esperaré lo que haga falta... Eso sí, déjame enseñarte algo... Como aquella vez en el jacuzzi, ¿quieres?
Me lo pensé unos segundos aunque sabía cual iba a ser mi respuesta final.
Asentí mordiéndome el labio inferior.
-Y... ¿Liberty? -dijo acariciándome la cintura como sólo él sabía.
-¿Sí?
-Solo te pido una cosa... Cuando realmente te guste algo, di "Tris".
Me reí y me abalancé sobre él para comerle a besos.
Mientras me tumbaba en la cama y él se colocaba encima, una canción de Arctic Monkeys empezó a sonar a todo volumen desde la otra habitación.
-Ese es mi Brad... -comentó Tristan riéndose mientras se acercaba para besarme el cuello.
-¿Tu Brad? -pregunté desconcertada.
-Ay que se pone celosilla mi niña... -dijo acariciandome el moflete como si fuese una niña pequeña- tranquila que a él no le hago estas cosas.
Y a continuación me hizo callar con un beso.

Sus manos descendieron rápidamente y antes de que pudiese darme cuenta, me había quedado sin pantalones.

-¿Sigo? -me preguntó con voz seductora. Asentí y me agarré a las sábanas.

Sus manos parecían conocer cada milímetro de mi cuerpo, como si lo tuviese estudiado todo.

Me arqueé hacia atrás y pude ver la sonrisa de Tristan durante un segundo antes de que se me nublase la vista.

Las piernas me empezaron a temblar...

-Tris... -dije a punto de llegar al límite.

-Venga, nena...

Al poco tiempo caí rendida en la cama, respirando rápidamente y con dificultades.

No podía ser que él pudiese hacerme sentir así...

Intenté deshacerme de sus pantalones pero se negó antes de darme la vuelta.

-¿Más? -preguntó besándome el cuello con fuerza... probablemente me formaría algún chupetón pero en esos momentos no importaba.

-¿Se puede? -dijo alguien llamando a la puerta.

-Joder -resopló Tristan separándose rápidamente.

-Shh -le hice callar.

-¿Se puede? -volvió a repetir aquella persona.

-¿Papá? -pregunté extrañada mientras me levantaba rápidamente para ponerme algo por encima.

-¿Qué hago? -susurró Tristan.

-No sé... escóndete... o no sé...

Vi cómo se metía debajo de la cama y en cuanto estaba cubierta por ropa, me acerqué a la puerta.

-Hola -dije abriéndola mientras me colocaba el pelo en su sitio.

-¿Qué tal?

-¿Qué tal tú querrás decir...? Llevas desaparecido no sé cuántos días -dije cruzándome de brazos. Se suponía que era él el director y el que tenía que trabajar con los chicos, no yo.

-He estado bastante liado, la verdad... -se excusó.

-¿Y qué haces aquí ahora?

-Vengo a traerte eso -me tendió el brazo mostrándome una carta escrita a mano.

MY LITTLE SECRETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora