Era la tercera semana que recorría el mismo camino con la misma esperanza...
(...)
Eran las 10 de la mañana y en un cuarto de hora mis padres entrarían a trabajar. Me tocaba tomar el relevo y para ello tendría que darme prosa en llegar hasta aquel lugar.
Salí de casa, mi casa, vestida de forma sencilla: unos vaqueros, camiseta blanca, camisa de cuadros, un abrigo y gorro para protegerme de la nieve.
En dos días era Navidad pero no lo parecía en absoluto y era el primer año en el que no tenía nada de ganas de que llegase esa fecha.
¿Qué había pasado?
Os pondré al día...
Hace tres semanas, tres malditas semanas, recibí aquella llamada por parte de mis padres mientras estaba en la habitación con los chicos. Habían ingresado a Drew, mi hermano.
Al principio daban su caso por acabado pero empezó a mejorar, devolviéndonos la alegría a todos.Pero en ese momento no sabíamos que solo duraría en ese estado unos tres días hasta que un viernes entró en coma.
Mi vida dejó de tener sentido. Me pasaba los días en una silla, a su lado, rezando por que de un momento a otro abriese los ojos y me dijese algo como "Erty, ¿jugamos?"
Pero esas palabras no llegaban... Ni un sonido, ni una mirada, ni un movimiento... Nada.
Todo se fue a la mierda.
Regresé unos días al colegio aunque en total fueron unos cuatro o así: las vacaciones navideñas acababan de empezar. La verdad es que el instituto me servía para desconectar un poco de tanta mierda y tantos problemas pero teniendo vacaciones podría pasarme todo el tiempo que quisiese al lado de mi hermano, contándole mis historias con la esperanza de que me estuviera escuchando, o simplemente leyendo a su lado.
Por otro lado, a parte de mi vida... supongo que os interesará lo que pasó con The Vamps...Los chicos habían acabado con su trabajo hace solamente unos días o eso creía. Les había perdido la pista desde que decidieron sacar un disco solamente con tres canciones y fue un éxito total en el país. A partir de entonces, estaban presentes en todas las radios, todos los programas... en resumen, en todas partes... menos en mi vida.
La verdad es que desde que me fui de aquel hotel, no había estado mucho en contacto. Había hablado un par de veces con James, una con Connor...
Con quién más había hablado había sido con Brad, por Skype, mientras él intentaba hacerme reír durante mis horas de espera en el hospital ya que era el único que se había molestado por el estado de mi hermano y mi estado en general.
¿Y Tristan? No sabía absolutamente nada.
Y eso... Había sido todo.
2 DÍAS ANTES DE NAVIDAD [a partir de ahora voy a escribir la historia en presente ]
Llego a la puerta del hospital y lo primero que hago es mirar a la fachada, después al cielo. Es mi ritual de cada día.
Se abren las puertas automáticas y comienzo a andar por los pasillos.
Esta vez no escojo el ascensor. Subo lentamente las escaleras y llego, sin apenas ganas, a la habitación en la que me espera mi hermano.
Justo en ese momento salen mis padres de la habitación, vestidos ya con la ropa del trabajo.
-¿Qué tal está? -me atrevo a preguntar.
-Bien... Bueno, como siempre -dije mi madre acariciándome la mano. Me quedó mirándola fijamente unos segundos antes de apartar la mirada hacia mi padre.
-Liberty, ¿puedes quedarte hoy hasta las 15h? Al ser nuestro último día nos tendremos que quedar a comer en una reunión -dijo mi padre. Asentí casi sin ganas.
-Gracias -susurró mi madre. Todo este asunto le había hecho envejecer rápidamente, no en cuanto al físico, sino a los sentimientos y las emociones. Apenas sonreía y si lo hacía era de manera forzada. Se movía por moverse, como un zombie. Mi madre no se merecía aquello.
-Nos tenemos que ir, ¿vale? Te vemos luego -se acerca a darme un beso mi padre y después le doy otro a mi madre- por cierto, te han dejado una cosa dentro de la habitación.
Veo como desaparecen rápidamente a lo largo del pasillo antes de entrar en la habitación.
¿Me habían dejado algo? ¿Quién?
Cierro la puerta de la habitación nada más entrar y me acerco a la cama.
Drew seguía igual que el día anterior, y que el anterior y el anterior... Era deprimente.
Me detengo a su lado unos segundos, antes de darme cuenta de la tarjeta que había en la mesilla que había al lado del otro lado de la cama.
Me acerco a cogerla.
Es un trozo de cartulina, doblado cuidadosamente a la mitad, de color azul marino y con un emoticono del monito tapandose los ojos en la portada. Debajo de él estaba escrito mi nombre. La abro con cuidado y entonces puedo leer, con letra escrita a mano algo que no acabo de entender."Great is the art of beginning, but greater is the art of ending. Goodnight"
¿Qué mierdas significa eso?
Vuelvo a dejar la tarjeta en su sitio y abro el primer cajón de la mesita.
Saco el libro que día tras día leo en aquella habitación: Bajo la misma estrella.
Ese libro que te demuestra que el amor es más fuerte que una enfermedad.
Vuelvo a mirar a mi hermano y no puedo evitar que una lágrima se escape de mis ojos.
Quiero darle un beso pero me da miedo molestarle así que me siento."Toc toc" suena en la puerta unos golpes procedentes de alguna mano con un anillo diría yo por el sonido metálico.
-¿Sí? -digo sin levantar la mirada del libro a pesar de que lo haya leído millones de cientos de veces y sin apenas ganas de hablar en ese momento.
-¿Con esa ilusión me recibes? -oigo que dice una voz masculina que me resulta muy familiar mientras se acerca a mí.
Me levanto, dejando el libro con cuidado en la silla y acercándome hacia él.
No digo nada.
Solamente me acerco a él y le abrazo con fuerza mientras las lágrimas bajan a toda velocidad por mis mejillas.
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MY LITTLE SECRET
Fanfiction-Te odio. -No sabes lo que dices. -Créeme, sí lo sé. No he estado más segura en la vida. -Acabarás queriéndome. -Lo dudo.