Capitulo 56

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-que te pasa Sebastián?-le dije alejándome rápidamente de él.
-lo siento-me dijo un tanto apenado-pero no pude aguantar las ganas de volver a besarte.
-esto no está bien-le dije preocupada volteando a todos lados para comprobar que ningún conocido nos había visto-yo soy una mujer casada.
-si, con un hombre que no amas-me dijo y yo simplemente lo ignoré y me di la vuelta para ir a mi auto.

Me subí y pude ver por el espejo retrovisor como también el se subió a su auto, suponía que iba a ir a ver a Ana pero yo ahora no estaba para ir de visita así que decidí volver a casa, durante todo el camino a casa me lo pasé llorando como una tonta, ese beso me había removido muchas cosas que yo creí que ya había superado, por mi mente aún pasaba ese momento, di un golpe de molestia al volante cuando me di cuenta que por culpa de lo ocurrido no había pasado a ver a Ana, volteé a ver mi teléfono que estaba en el asiento de copiloto y por mi cabeza cruzo la idea de mandarle un mensaje a Hirving pero un pequeño grito por parte de Alonso me hizo descartar la idea, suspire cuando vi el edificio donde vivía, y finalmente entre al estacionamiento, baje de mi auto pero otro auto que entró detrás del mío llamo mi atención, vi que Sebastián aun venía siguiéndome así que cargue rápidamente a Alonso olvidándome de las bolsas de las compras y camine al ascensor.

-____, espera!-me grito Sebastián y yo en respuesta acelere el paso -____!.
-vete Sebastián-le dije molesta pero el seguía detrás de mi-no pienso hablar contigo-le dije y comencé a subir las escaleras pues el elevador estaba ocupado, sentía que el venía pisándome los talones pero yo no me detuve.
-no seas terca-me dijo y yo aceleré más el paso cuando vi la puerta de mi departamento.
-no soy terca, el terco eres tú-le dije abriendo la puerta, estaba a mis espaldas parando-porque no quieres entender que las cosas entre tú y yo ya son pasado?-le dije abriendo la puerta-entiende, estoy casada con Raúl y tenemos un hijo.
-si, pero entiende tu que no puedes estar con alguien que no amas-me dijo impidiendo que cerrara la puerta.
-es mi vida Sebastián, no te metas-le dije ya desesperada porque se fuera.
-que no me meta?-me dijo en el mismo modo.
-si, no te metas-le dije y me tome un par de segundos para tener el valor suficiente de decirle algo definitivo-estoy cansada de ti, entiende Sebastián no voy a volver contigo-el se quedó callado.
-sabes que?-dijo pasando su mano por la cara-tienes razón, no se porque sigo empeñado en acerté entrar en razón después de todo lo que a pasado-me dijo en tono molesto-a final de cuentas tú estás casada con Raúl y yo estoy apunto de irme a vivir con Fabiola-yo sentí como si me acabara de dar una cachetada-así que adiós.

El se dio la vuelta y salió de departamento dando un fuerte portazo, yo aún estaba ahí parada frente a la puerta con Alonso entre mis brazos, las lágrimas me traicionaron una vez más y comencé a llorar pero en ese momento unos pasos me sacaron de mis pensamientos, volteé asustada para encontrarme a Raúl que me veía con una expresión extraña desde la puerta de la cocina, ya no llevaba su saco ni su corbata lo cual indicaba que tenía un rato en casa, volteé rápidamente a el reloj de pared de la sala y me di cuenta que había salido antes de tiempo del trabajo.

-estabas con el-me dijo en voz baja y yo negué.
-no estaba con el Raúl-le dije acercándome-lo encontré por casualidad.
-tanto te afectó saber que se ira a vivir con otra?-me pregunto secando mi rostro con un pañuelo que tenía en la mano.
-no me digas nada por favor-le dije sin poder evitar que un sollozo saliera de mis labios.
-lo amas verdad?-yo no conteste-nunca vas a poder enamorarte de mi de nuevo-sus palabras y el tono en que lo dijo me partió el corazón, le entregué a él bebé y camine al cuarto.

Me encerré con seguro en el baño y no pude evitar llorar, sabía que el podía escucharme pero no podía evitarlo, en este momento me odiaba tanto por haber tomado tantas malas decisiones, pero no podía hacer nada pues ya había arruinado todo, después de un rato salí del baño y mire a Raúl que le estaba dando su biberón a Alonso, en cuanto me vio me sonrió aun que no fue de felicidad más bien era una sonrisa triste.

-siéntate-yo lo hice y suspire.
-Raul, yo lo siento-el me hizo una seña con el dedo para que guardara silencio.
-no digas nada-yo parpadeé un par de veces al escuchar su tono tan serenó-todo va a estar bien.

Yo solo asentí y me dedique a ver como el le daba de comer a el bebé, no sabía que decir así que mejor me quede callada, pasaron los días y yo volvía a hacer mi vida lo más normal que podía, había conocido a Daniela la hija de Ana y era preciosa, en un par de veces había ido a visitarla y mientras Ana y yo platicábamos acostábamos a ambos niños juntos, ellos parecía que se llevarían muy bien cuando fueran mayores porque en cuanto se sentían cerca uno del otro ambos se tranquilizaban y al poco rato se quedaban dormidos, yo sentía raro a Raúl, estaba casi segura que era por lo ocurrido con Sebastián pero cuando trataba de decirle algo el me esquivaba el tema, yo preferí no volver a tocar el tema pero nunca imagine lo que estaba cruzando por su cabeza, en este momento estaba preparando la mesa pues estaba a poco rato de volver a casa así que estaba dejando la cena lista, escuché la puerta de la entrada abrirse indicándome que el ya estaba aquí, escuché pasos entrar a la cocina.

-como te fue en el trabajo?-pregunte y me di la vuelta pero cuando me topé de frente a Raúl y Sebastián casi me voy de espalda-Sebastián que estás haciendo aquí?-el me sonrió.
-Raúl me invito, espero que no te moleste-yo volteé a ver a Raúl aún sin entender que estaba pasando.

Un Giro Inesperado (Sebastián Cordova y TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora