16 - New year

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Un beso por Año Nuevo.

Las Navidades en las que Jiang Cheng y Meng Yao empiezan a salir, Nie MingJue y Lan Huan huyen de la ciudad en cuanto pueden. Concretamente, huyen de la fiesta de Nochebuena de los Jin, a la que, por conexiones de sus respectivas familias, ambos están invitados. Ambos la detestan con todas sus fuerzas. Y la seguirán odiando pase lo que pase, incluso cuando, dentro de un par de años, la celebre la señora Jin para regodearse de que su marido ha acabado en la cárcel. Da igual que Jin GuangShan no esté presente, los Jin y su derroche sin fin son, en su mayoría, insoportables. Punto. No existe excepción posible a esta regla y es una de las opiniones que su futuro cuarteto comparte y compartirá de manera unánime.

La Nochevieja de ese mismo año, Nie MingJue y Lan Huan se reúnen en casa de la familia Nie. La celebración es pequeña; una cena discreta pero divertida con sus madres, su hermano, uno de sus primos y uno de sus novios. La Navidad ya la pasaron en casa de los Lan, con Lan Zhan, Wei Ying y un Lan QiRen al borde del colapso mental, porque no solo tuvo que aguantar a Wei Ying, si no asumir que su sobrino con la neurona buena se ha dejado otros dos novios en la ciudad. Aunque la familia Lan no celebra las fiestas navideñas, no de una manera convencional, si que les gusta cenar juntos y ampliar un par de horas su estricto horario para compartir una charla "agradable" tras el reglamentario silencio en la mesa. Y a Nie MingJue le gusta acudir, porque su suegra es un encanto y cocina de maravilla. Es la única capaz de evitar que alguien se muera de hambre en esa casa, y gracias a ella y a sus dietas habituales entiende la obsesión de Lan Huan por las hamburguesas veganas que parecen carne de verdad. Su pobre novio se comería lo que fuese con tal de poder echarle un poco de sal. Menos mal que en su propia casa familiar esa desesperación pasa a segundo plano. Como ninguno cocina lo que se dice bien, han pedido pizza para todos, gran cena de Nochevieja. Pero, oye, ha hecho que su novio ría entre sus brazos, en el sofá, con una copa de champán sin alcohol (el champán para niños ese, lo compran solo si saben que Lan Huan va a venir) en la mano, así que vale la pena.

En cualquier caso, y aunque el ambiente familiar en casa de los Nie sea distendido y agradable —el de una familia normal que no vive bajo tropecientas reglas pasadas de moda ni les sale el dinero hasta por los poros y se limpian los mocos con billetes gigantes cuando estornudan— hay una preocupación común rondando por las cabecitas de ambos: sus novios. Saben que Jiang Cheng y Meng Yao han coincidido en la fiesta de Nochebuena de los Jin, pero no han tenido noticias de ellos desde entonces, y ya ha pasado una semana. No deberían (no ha salido ningún crimen horrendo en el telediario, ningún asesinato con desmembramiento incluido ni nada por el estilo, por lo menos) pero están preocupados. Los dos sabían que se encontrarían en esa fiesta, pero consideraron que era mejor no avisarles por... bueno, por ahorrarles un disgusto antes de tiempo, saben bien cómo se ponen cuando les entra la ansiedad. Ahora se preguntan si no fue un error, porque ninguno ha contestado sus mensajes desde entonces. 

(No saben que la curiosa verdad es que ninguno ha mirado demasiado el móvil, porque después de enrollarse en esa fiesta se marcharon a encerrarse en el piso de alquiler de Jiang Cheng y Wei Ying, aprovechando que su hermano estaría con los Lan hasta después de Año Nuevo. Llevan toda esa semana divididos entre follar, estudiar y follar otra vez, en ese orden. Y, además, están descubriendo que se complementan bastante bien, y que tienen tiempos y técnicas de estudio muy parecidas.)

-¿Has sabido algo de A-Cheng estos días? -Pregunta Lan Huan mientras el resto de la familia se vuelca en sus propias conversaciones. Con la mandíbula apoyada encima de su pelo, Nie MingJue niega con la cabeza-. ¿Y de A-Yao?

-Nada. -Confiesa el abogado-. Les he mandado mensajes de felicitaciones y les he llamado a los dos, pero ninguno me hace ni caso.

-Espero que no estén muy enfadados con nosotros... -Suspira Lan Huan, recostándose todavía un poco más en el pecho de su novio, si es que eso es posible-. O que no se hayan matado entre ellos.

-Nos habríamos enterado. Espero.

-¿Seguro?

-Sí, quiero creer que sí. Si no, A-Sang nos lo habría dicho.

También es verdad que "A-Sang", que está bailando con su madre un poco borracho en mitad del salón, ahora no parece el informante más fiable del mundo. Como se dan cuenta, Lan Huan y Nie MingJue fruncen el ceño casi a la vez.

-Quizá debería llamarles... Otra vez.

-Tranquilo, A-Huan. -El abogado detiene a su novio al pasarle un brazo por la cintura justo cuando le siente levantándose del sofá. Tira hacia abajo. Los almohadones crujen y menos mal que su copa está casi vacía, porque si no se la habría tirado encima, y habría sido una pena estropear esa camisa. Es de satín, de ese color azul cielo que a su novio tanto le gusta, y le queda de maravilla. Está deseando desabrochársela con los dientes cuando el resto de su familia se vaya a la cama-. Estarán bien.

Nie MingJue le sirve un poco más de champán sin alcohol y Lan Huan suspira. Si puede que tenga razón. Es lo más seguro, de hecho, pero tiene un mal presentimiento rondándole por la cabeza y no es capaz de silenciarlo, por molesto que le resulte.

-Y, de todas formas -Nie MingJue vuelve a la carga-, ¿qué es lo peor que podría haber pasado?

-¿Que A-Yao intente apuñalar a A-Cheng con una cuchara y A-Cheng le parta las piernas en venganza?

-Me preocupa lo excesivamente coherente que suena eso.

-Por eso tengo miedo, cariño. Te juro que les adoro, pero son unos peligros. Y juntos todavía más.

-Hey, quién sabe. Igual descubren que tienen más en común de lo que parece y empiezan a gustarse. -Bromea el abogado, porque sabe que eso no pasará ni en mil años.

Ni se imagina lo muchísimo que ha acertado.

-Por supuesto, y luego habrá paz en el mundo y se acabará el cambio climático. -Se mofa también Lan Huan, más ácido de lo normal, pero con ese punto suyo que no puede dejar de ser dulce ni aunque quiera-. Me encantaría que eso ocurriese, pero les conoce tan bien como yo, A-Jue. Antes se cortarían una pierna a mordiscos.

-Ya...

Y con ese panorama en mente, las campanadas suenan y el año cambia, indiferente a las desdichas de los dos novios y de sus novios. Lan Huan y Nie MingJue se miran, todavía en el sofá, mientras los brindis estallan. Se encojen de hombros. Y como sus pensamientos son un poco ridículos, no pueden evitar echarse a reír. 

Comparten el primer beso del año entre carcajadas y dudas.

77 kisses [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora