15 - On the back

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Un beso en la espalda.

Como sus horarios combinados son un desastre absoluto, es raro que coincidan los cuatro entre semana en el dormitorio de alguien. Una pena, porque aunque no es que ninguno de sus tres novios sea malo en el terreno sexual —nada más lejos de la realidad, de hecho— desde que descubrió lo del sexo múltiple, los tríos y los cuartetos, a Jiang Cheng los polvos normales a veces le saben a poco. También es verdad que, durante la mayoría de días laborales, el doctorado le consume tanta energía que cuando llega la noche lo único que quiere es acurrucarse en su cama. A veces incluso necesita estar solo. Pero también es verdad que prefiere tener a uno de sus novios ahí como mínimo. Y si son dos o tres... la mayoría de los días nadie le oirá quejarse. No en serio, por lo menos. Nie MingJue es que mejores abrazos da en invierno, porque como es tan grande no cuesta nada compararlo con una manta térmica. Meng Yao y él lo hacen a menudo, de hecho, mientras que Lan Huan solo se ríe. Y hablando de Lan Huan, él es sin duda el mejor para dormir en verano. Su temperatura corporal siempre ha sido la más baja de los cuatro. No falla, no hay día en que no tenga las manos frías. Por lo tanto, cuando hace demasiado calor siempre está fresquito, por eso suele acabar con alguno de sus novios haciéndole el koala en la cama, y, por lo tanto, muy acalorado. Jiang Cheng, contra todo pronóstico, es el más pegajoso durante esos meses de calor, todo sea por echarle la culpa del sudor a otro.

Solo queda Meng Yao, que no es exactamente su opción favorita para dormir en entretiempo, pero sus brazos suelen aplicar como una almohada maravillosa durante el curso. Sobre todo cuando llegan juntos de la universidad y no se han peleado ese día en concreto. Si se dan esos acontecimientos (si se alinean los astros) entonces dormirán juntos. Y ambos lo negarán a la mañana siguiente, cuando Lan Huan lo constate con esa aparente inocencia suya que en realidad tiene un poquitín de doble fondo, pero habrán dormido de maravilla. Es lo que pasa casi siempre.

Sin embargo, y aunque como opciones y relaciones individuales tenga sus preferencias según el momento (como todos ellos, en realidad) hay una cosilla que Jiang Cheng nunca confesará. Sus noches favoritas —pero favoritas de verdad, hablando en un sentido universal y no solo por conveniencia de las estaciones y eso— son cuando están los cuatro juntos en la cama del cuarto de Nie MingJue, la única en la que caben todos a la vez. Que es, de hecho, donde han acabado hoy.

Y, la verdad sea dicha, Jiang Cheng está encantado. Agotado, sí, pero encantado.

Como las noches de entre semana son casi imposibles de conciliar dados sus horarios y las alarmas del despertador individuales —nadie quiere levantarse a las cinco y media para salir a correr a las seis, se siente, Lan Huan— han hecho un pacto. Al menos un fin de semana al mes es para los cuatro juntos. Para dormir juntos, para mimarse, para darse entre sí la atención que necesitan y para follar juntos, que en realidad entra dentro de todas las categorías anteriores. Según el estrés general de la semana y del mes en sí, a veces son más acalorados y otras veces se lo toman con más calma, pero siempre hay un cierto sentimiento de ternura envolviéndoles cuando se besan. De compromiso subyacente en cada roce. Es como si, mientras monta a Nie MingJue, besa a Meng Yao y se derrite bajo los labios y la boca (y la lengua) de Lan Huan, creasen un lenguaje particular propio, compartido solo entre ellos cuatro. Y ese fin de semana siempre dice y dirá lo mismo. Estoy aquí para ti. En cualquier dirección posible. 

En la bruma agotadora del post coito, Jiang Cheng siente las manos y las uñas de Meng Yao paseándose por su espalda. Rasca su piel con suavidad hasta hacerle ronronear del gusto, porque sabe que le encanta. Cuando abre los ojos tiene a Lan Huan delante, abrazándole y regalándole una de esas sonrisas tan preciosas que valen más que cualquier joya jamás forjada. Como respuesta, le sonríe también y se arrastra perezoso hasta sus labios. Nie MingJue ha ido un minuto a la cocina a traer agua para los tres, porque se ha encargado a conciencia de dejar  a sus novios sin aliento, pero aparece de vuelta en apenas un minuto con una botella y unos vasos. Es en ese momento, cuando le hacen sitio en la cama, Meng Yao comienza con una de sus actividades favoritas: besar la espalda de Jiang Cheng mientras las manos del abogado le miman a él. Su espalda está llena de pecas, salvo en esa sección tatuada, en los hombros y en el dibujo de tinta que sube hasta las costillas. Y pocas cosas disfrutan tanto sus novios después del sexo como besuquear esa piel pigmentada e inventarse dibujos nuevos, constelaciones sobre carne lechosa que a veces le hacen reír por encontrarle unas cosquillas que niega tener. Al verle ronronear, en secreto encantado con los besos de Meng Yao, Nie MingJue no puede contener una carcajada. Ni lo intenta. Lan Huan tampoco, pero su risa siempre es más suave, más discreta.

-Parece que alguien va a quedarse dormido de un momento a otro.

-Llevo toda la semana levantándome a las siete, déjame en paz.

-Solo constataba un hecho, preciosidad. -Ríe Nie MingJue mientras se reparte entre acariciar con una mano la curva del cuerpo de Meng Yao y con la otra el costado de Lan Huan. Como está en el medio, Jiang Cheng se acurruca en su pecho y deja por ahí un beso o dos, paralelos a los que el otro estudiante deposita en su espalda-. Nadie te obliga a madrugar.

-Sí, las putas tutorías. -Gruñe Jiang Cheng, echándose "casualmente" con la espalda un poco más cerca del Meng Yao para que pueda besarle mejor. Arrastra con él a Lan Huan, pero le consta que al maestro no le importa. Está demasiado ocupado besando a MingJue después de todo-. Odio a mi profesor.

-Sin embargo, para estar tan cansado, me has cabalgado con bastante energía. Y a A-Jue también. 

-Cállate, Meng Yao.

-Todos lo hemos visto, A-Cheng. -Comenta Lan Huan, besándole la frente un segundo antes de unir sus manos a los besos de su tercer novio. Jiang Cheng cree por un segundo que les odia (no). Si se meten con él por estar medio dormido, ¿por qué parece que tienen tanto interés en dormirle del todo?-. No hay posibilidad de negarlo.

-Que os den, a los tres.

-O podríamos darte nosotros a ti... -Comienza MingJue, se corta cuando Jiang Cheng le muerde en un pectoral de una manera bastante más agresiva que erótica-. ¡Auch! Vale, eso es un no.

-Si queréis seguir follando me parece bien, pero a mí dejadme dormir.

Aunque en realidad los cuatro están ya cansados llegados a este punto, así que sus palabras se reciben con buen humor, cierto grado de risas, pero nada más. Están muy cómodos así, enredados en las piernas de váyase a saber quién, bajo las mantas. Acariciándose, besándose y dejándose querer los unos a los otros. Y así está bien. Así pueden ir cayendo dormidos uno tras otro, pero sabiendo que a la mañana siguiente despertarán juntos.

77 kisses [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora