38 - Awkward crush

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Un beso torpe para tu crush.

Como es de esperar, Lan Huan y Jiang Cheng se conocieron (y empezaron a salir) gracias al pasional e incómodo noviazgo de sus hermanos. Así que, de alguna retorcida manera, podría decirse que fue Wei Ying el que le abrió a su didi las puertas del poliamor.

Jiang Cheng no lo confesará jamás, pero se lo agradece. Y no poco precisamente. Al fin y al cabo, tres novios son mejores que uno.

Lan Huan y él empiezan a salir juntos algo así como tres años antes de que su cuarteto se convierta en cuarteto, cuando Lan Huan era un profesor de prácticas en un instituto —trabajo que odió con todas sus fuerzas, porque aunque adora a los niños, los adolescentes le ponen de los nervios— y Jiang Cheng empezó su posgrado previo al doctorado. Teniendo en cuenta que sus hermanos son entre sí un par de lapas y que coinciden con ellos muchas más veces de las que les gustaría, profesor y estudiante de máster empiezan a desarrollar una especie de crush extraño entre ellos que hace que se pasen más de la mitad de citas y comidas familiares intercambiándose miraditas de refilón muy pero que muy obvias. Tanto que Wei Ying comienza a clavarle el codo en las costillas (y hace daño el muy cabrón, que tiene fuerza) cada vez que se cruzan a Lan Huan por la calle. Y a sonreír y a hacer sus bromitas de mierda que provocan que quiera hacerle tragarse su puño a ver si la cosa sigue teniendo tanta gracia o ya no. 

El problema: Lan Huan tiene novio, Nie MingJue, que es un armario empotrado y que es cincuenta veces más atractivo y mejor partido que él. Así que, por supuesto, Jiang Cheng no se atreve a coquetear con su pseudo-cuñado.

El segundo problema: Nie MingJue también está como un tren, la verdad. Para comérselo. Y tremendos abdominales. Las veces que los ha visto de cita, Jiang Cheng la verdad es que nunca sabe muy bien a dónde mirar, porque todas las vistas son buenas.

Y tercer problema, aunque esto Jiang Cheng todavía no lo sabe, lo descubrirá con el tiempo: Lan Huan tiene otro novio, Meng Yao, y a ese sí que no le aguanta... No quiere verlo ni en pintura. Si hasta le cae peor que Jin ZiXuan cuando eran adolescentes.

Total, que para el pobre estudiante de Física, esa es una época muy convulsa, y no solo porque quiera abrirse la cabeza y dejar de sufrir cada vez que sale de clases. No. También lo es porque resulta que su círculo social y el de su crush coinciden. Cada vez que quiere un momento de paz, tranquilidad y una condenada cerveza, acaba encontrándose a Lan Huan con una limonada. Claro que sí. El mundo está en su contra o algo. ¡Debería convertirse en un ermitaño y marcharse al Tíbet a criar cabras! ¡Su vida sería mucho más sencilla!

Pero claro, Jiang Cheng ignora muchas cosas. Como que, por ejemplo, para Lan Huan tampoco es fácil verle a diario con sus pantalones ajustados y sus sudaderas anchas, con su pelo revuelto, a veces suelto y a veces en moño, con su adorable ceño fruncido cuando algo le molesta y esa media sonrisa burlona en sus labios cuando algo le hace gracia. Y es todavía más complicado aguantar a Nie MingJue —lo adora, de verdad que sí, pero a veces no le soporta— diciéndole que debería comerle los morros al chico (amigo íntimo de su hermano, además) de la cara bonita en vez de seguir devorándole con los ojos. Que se ahorraría muchos problemas. Además, según Nie MingJue, si Jiang Cheng vive dentro de lo que viene a ser la mononorma, que no se atreva a dar el paso y liarse con él es bueno, habla de sus escrúpulos y de que no quiere convertir al propio MingJue en un cornudo. Y es verdad, al menos hasta cierto punto. Eso, por desgracia, solo hace que a Lan Huan le ponga todavía más.

Total, que una noche en una cena con amigos de la universidad —al final de esta misma, cuando están volviendo juntos a casa porque Lan Huan se ha empeñado en, por lo menos, acompañarle hasta el metro— pasa lo que tenía que pasar: se enrollan.

77 kisses [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora