Un beso que muere entre sus brazos.
-Ro... rojo. Rojo.
Ni se lo piensa, nada más oírle jadear aquella palabra de seguridad, Nie MingJue corta en el acto las cuerdas que mantienen fijas las muñecas y los brazos de Jiang Cheng. Su novio se desploma contra su pecho, sin fuerzas, como una muñeca a la que acaban de seccionarle los hilos. Nada más sentir el calor ajeno, sin embargo, se acurruca sollozante contra su pecho.
Aunque le acaricia la espalda con cariño, aunque murmura palabras de amor compuestas y susurrantes que pretenden calmarle, por dentro, la mente de Nie MingJue se incendia en pánico. ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha hecho mal? Incluso cuando trata de mantenerse firme, las manos le tiemblan sin querer.
No es ni mucho menos una de sus primeras escenas juntos, quizá por eso Nie MingJue se siente de pronto tan confuso y tan perdido. Tampoco era demasiado complicada. Un poco de juego con impacto, azotes, porque a Jiang Cheng le encantan, y un poco de sexo restringido por cuerdas. En cuanto le ata, su novio más joven suele deshacerse, encantado entre la sensación de seguridad de las cuerdas y la delicia de dejarse manejar en las manos de alguien. Esta vez, sin embargo, si se esfuerza en pensarlo, Jiang Cheng —que ahora solloza en silencio acurrucado en su pecho, convertido en un ovillo tembloroso— tampoco ha empezado la escena en el mejor de los estados posibles. Sus verdes no han tenido demasiada presencia y se ha dejado llevar con ansias, como si desease el consuelo del sexo pero le hubiese puesto una barrera a su corazón para evitar implicarse demasiado con quién, después de todo, lleva un año siendo su novio.
Por lo menos, y esto sería capaz de arrancarle un suspiro de alivio si no estuviera demasiado ocupado intentando traer de vuelta a Jiang Cheng, le ha parado. Quizá no justo cuando lo necesitó de verdad —porque es bastante probable que no necesitase empezar la escena, pero esa es una conversación muy seria que tendrán más tarde, cuando se calme—, pero sí cuando ha sentido que no puede aguantar más. Solo por eso, Nie MingJue ya está orgulloso de él, y se lo hace sabe entre dulces murmullos, caricias en su espalda y besos depositados en su cabellera.
-Está bien, preciosidad -susurra, apretando su abrazo y besándole, esta vez en la nuca. Siente el hombro húmedo, y no por el sudor precisamente. Jiang Cheng se aferra a él con todo lo que tiene-. Lo has hecho muy bien, A-Cheng. Gracias por decirme lo que necesitabas.
Jiang Cheng solloza más fuerte. Puede que eso haya sido un avance... solo que en la dirección contraria.
-Hablo en serio, amor. Me alegro de haber parado si lo necesitabas. Todo va a ir bien, de verdad.
Al principio, Nie MingJue lo cree como una alucinación auditiva. Jiang Cheng sigue llorando, escondido entre su pecho y su cuello. En un silencio parcial, a veces se le escapa un gemido más fuerte. Sin embargo, Nie MingJue al principio piensa que no le está diciendo nada, que solo se desahoga después de una experiencia que al parecer ha resultado demasiado fuerte para él. Descubre que no cuando escucha el primer "lo...". Tras unos segundos más de hipidos, un "siento" entrecortado. Y después se van repitiendo en una tónica vehemente, azorada, conforme los temblores que le sacuden se intensifican. Con el ceño fruncido y expresión preocupada, Nie MingJue obliga a su novio a mirarle. Le toma por los hombros y le hace alzar la barbilla, la carita roja por el llanto, acongojada.
-A-Cheng, ¿qué pasa? ¿Qué sientes? No has hecho nada malo.
-Yo no... no debería... lo siento, no...
-A-Cheng, A-Cheng, preciosidad -dice el abogado, tomando esa cara tan bonita y tan triste entre sus manos y sosteniéndola con cuidado, como si fuese algo precioso. Le besa con dulzura mientras se asegura de que siga a salvo ahí, entre sus brazos-, no tienes nada que sentir. Lo has hecho bien.
Pero Jiang Cheng niega con la cabeza, los ojos desbordados de lágrimas una vez más y los labios fruncidos en un mohín, como si intentase contener los sollozos sin demasiado éxito.
-Tendría que habértelo dicho antes... -murmura-. Así... así no...
-¿Qué? ¿Qué tendrías que haberme dicho antes?
Una vez más, su novio niega. Parece que se ahoga, hasta que logra gemir.
-Necesito... necesito agua.
Nie MingJue asiente, aunque lo último que quiere hacer es separarse de Jiang Cheng así, dejarle temblando tan afectado. Antes de levantarse de la cama, alcanza una manta que ha acabado a los pies de la misma, casi caída. La pasa alrededor de los hombros de su novio y le besa con tanto cuidado en los labios que está a punto de dejarle sin fuerzas, abrumado ante una renovada corriente de lágrimas. Por suerte no tiene que alejarse mucho, han dejado preparadas botellas de agua en el escritorio. Acercarse a por una apenas le lleva medio minuto, pero, para cuando vuelve a la cama, Jiang Cheng ya está arropado en la manta, escondido y protegido bajo ese suave calor y ansiando tanto un nuevo abrazo como un trago. Cuando lo recibe y lo toma, los brazos de Nie MingJue de nuevo firmes y protectores alrededor de su cuerpo, su ceño fruncido pero preocupado, parece tranquilizarse al menos un poco. Respira algo mejor.
-Gracias...
-No es nada, preciosidad -dice Nie MingJue, que sigue acariciando sus piernas en cuanto las tiene a tiro, diligente y dedicado. Jiang Cheng parece estremecerse ante su mote, pero no como hace siempre. Esta vez... esta vez su gesto se tuerce como si no le gustase-. Así que, ¿quieres contarme lo que ha pasado? No tienes por qué hacerlo ahora, pero necesito saberlo.
-Yo... lo siento, MingJue -murmura Jiang Cheng. Esta vez, en vez de escoger apoyarse en él, tan solo baja la cabeza. Se rehúsa a mirarle-. No estaba teniendo un buen día... Pensé que hacer esto me vendría bien, que me ayudaría, pero...
-¿Ha sido demasiado? -Jiang Cheng asiente-. ¿Querías hacerlo?
No contesta con palabras, tan solo se encoge un poco más sobre sí mismo, profundamente avergonzado. Hay lágrimas en sus ojos que parece estar luchando para contener, pero ante el suspiro de Nie MingJue —ante lo que cree que es decepción, aunque nada más lejos de la realidad— comienzan a desbordarse otra vez. Cuando su novio le pasa un brazo alrededor de la espalda y le sostiene la barbilla con la mano contraria, se estremece. Aunque es incapaz de retirar la vista en estas circunstancias, está a punto de cerrar los ojos, todo sea con tal de esconder su llanto. No puede. No cuando Nie MingJue le besa con ese cariño, esa pasión dulce pero abrasadora que solo le pertenece a él.
-La próxima vez -le ordena Nie MingJue en un tono tan suave que en realidad parece una sugerencia, pero envía un escalofrío colina abajo por su columna vertebral- que te encuentres mal antes de una escena, avísame. Dímelo y pensaremos juntos en algo, ¿vale?
Y los ojos de este hombre son tan sinceros... Jiang Cheng suspira. ¿Cómo podría resistirse a él?
-Vale.
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77 kisses [Mo Dao Zu Shi Fanfic]
FanfictionUna pequeña lista de besos que compartir a cuatro. Porque la vida para Jiang Cheng es más entretenida teniendo a tres novios a sus pies. -Capítulos cortos -Los capítulos no siguen un orden cronológico -AU moderno -Actualización los jueves -Versión a...