Si quieres entender a una persona, no escuches sus palabras, observa su comportamiento.
—Albert Einstein
|Algo nuevo|
— Por lo que he estado oyendo, no le teme tanto a LúdopMiro a Catalina, que toma un sorbo de su té.
— ¿Y la policía?, ¿por qué no está investigando el asesinato?
— Eso es información clasificada, pero le aseguro que no quedará impune. Aun así, no la he mandado a llamar por eso, sino porque, su padre ha mandado esto.
Extiende una carpeta con documentos, el cual tomo, comienzo a leer, procesando todas las palabras que nunca había escuchado o leído.
— N-no lo entiendo
— Su padre, cedió su custodia completa, a la institución.
La música clásica, que se suponía que era ligera, se volvió pesada, los navíos, hacían que mis dedos temblaran, y el corazón me ardiera
— No
— Sí, Riley
¿Por eso papa no contrastaba?, ¿Esto realmente es coña? Niego descontroladamente me levanto con rapidez logrando que la silla se estrelle contra el suelo, dura poco, ya que, comienzo a destruir todo a mí, paso. Las hojas de la mesa, el documento, la silla propia. No dejo de llorar, gritar, y preguntar ¿por qué?, ¿cuál es el mal que hice para repeler hasta a mi propio padre?
—¡No es justo, yo no me merezco esto!, ¡Quiero hablar con el ahora!
— Sin embargo, a ti no te quiere ver Riley... simplemente no te quiere
— ¡Mientes!, ¡si me quieres, y todo esto es una invención tuya!
— Tú sabes que no, de otra forma no habrías destrozado mi despacho. Sé que te cuesta aceptarlo por el apego que le tienes, pero ya no más.
Abro la puerta, y salgo corriendo, no veo nada claro por las lágrimas, pero soy consciente de que me choco con alguien.
— ¿Qué suce...?
Paso de largo, ya que siento que me ahogo, todos tenemos a ese referente masculino al que admiramos. Ser pequeños y decir "de mayor seré como tú", sentirte tan orgullosa... pero porque ahora mi referente me hacía pedazos, lo único que teníamos era el uno al otro y el simplemente cambio eso... de un día al otro.
Cierro la puerta, con pestillo, ya que las voces se aproximaban nuevamente, Me siento detrás de la puerta, abrazándome tan fuerte que los dedos, se tensan, tan fuerte que los huesos me duelen, y tan fuerte como si fueran a arrancar una parte importante de mí, que ya decidió partir lejos de mí.
No quería recaer, no quiero sentir lo mismo por tercera vez, no puedo.
— Riley
Oigo la voz del pelinegro, seguido de unos cuantos golpes bruscos a la puerta
— Abre la puerta
Niego sabiendo que no me van a ver, la puerta vuelve a sonar, pero no la abro, solo escondo mi cabeza intentando dejar de pensar. Porque me conozco lo suficiente como para saber que, en estos instantes, soy un peligro para mi salud, tanto física como mentalmente.
— Abre la puerta o la echaré abajo.
— ¿Qué sucede?
— ¡Solamente, marcharos, lo que pase conmigo no os importa!
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Lacronette
Teen FictionVerdades que duelen, secretos que matan. Una familia inusual, una institución convencional, dos muertos, más secretos, mentiras y escándalos. Bienvenidos a Lacronette.