Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz
—Leonardo Da Vinci
|interrogatorio|
Un relámpago me despierta, fastidiándome, ya que a pesar de todos los problemas que traigo encima, había dormido como un bebe, y la sensación que tenía era maravillosa. Los pequeños escalofríos que hacían que tuviera una mezcla entre frío y calor... la piel erizada.
Camino hacia las duchas tratando de ignorar todos esos interrogantes estampados en las caras de las chicas.
Sé que debería estar llamando a la policía por lo que vi ayer, pero lo mejor será no meterme. Qué sarcástico ¿no?, yo que le salvé el pellejo a una chamana y posible asesina, ahora decido no meterme en medio del asesinato de una pobre anciana.
Valla con mi doble moral
Sujeto más fuerte las cosas cuando, entro en las duchas que se quedan en silencio, unos segundos antes de mostrar unas sonrisas de oreja a oreja. Me doy la vuelta para comprender que efectivamente van dirigidas a mí
— El anticristo acaba de resucitar... estoy segura.
Digo, aún quieta en mi sitio.
— Te aseguro que lo acaban de rematar
Murmura una chica con gafas a mi lado, se acerca tanto a mí que comienzo a andar oyendo cosas como "la has visto", "¿tan poco le importa?", "debe ser una máquina" "ya iba siendo hora"
Acompañado de eso, me toqueteaban mechones de pelo, me daban palmadas en el trasero, insinuaciones sobre lo que querían hacer conmigo en una habitación. Juro que nunca me sentí tan acosada.
Me encierro en una de las cabinas poniendo el pestillo jadeando, por haber tenido que correr para llegar al lugar en donde estoy.
No me tomo la calma suficiente para ducharme como aria normalmente, únicamente enciendo el grifo y me froto el jabón con la esponja, lo más rápido que puedo, ya que vienen unos ruidos fuertes de la cabina del lado.
— ¿Lo escuchas Riley?, ¡pronto serás tú la que estés aquí, en esta cabina!
La voz jadeante de la desconocida se distorsiona cuando oigo a dos chicas hablar
— ¿Y todo este bullicio? ¿Acaso no se acuerdan a quien le pertenece?
— Pertenecía, a Ronan lo llevan al matadero. Al parecer el detective desapareció, dejando un tablero en el que señalaba el nombre de Ronan como asesino.
De un fuerte tirón cojo la toalla atándomela al cuerpo para salir corriendo, no me molesto en coger nada o apagar el agua que seguía corriendo. ¿Iban a matar a Ronan?.
Sé que he llegado al lugar correcto cuando veo un cúmulo de gente, seguido de gritos de enfado del rubio. Aparto a la gente sin importarme a quien me llevo por delante.
— ¡Eh!
Grito, aun así, el oficial sigue caminando, con Ronan que no deja de zarandearse. El oficial está más, pendiente de hacer que él se calme y camine, por eso el rodillazo en la pantorrilla del rubio. Corro y me interpongo en el camino del policía, lo cual lo detiene de una vez.
— Apártese antes de que la arreste a usted también, por interferir en un arresto.
— No podrá ejecutarse pena ni medida de seguridad, sino en virtud de sentencia firme dictada por el Juez o Tribunal competente artículo 3... No he visto ninguna acta. Ni registro de investigación
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Lacronette
Teen FictionVerdades que duelen, secretos que matan. Una familia inusual, una institución convencional, dos muertos, más secretos, mentiras y escándalos. Bienvenidos a Lacronette.