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 En la mesa de juego, no hay padres ni hijos,

 ―Proverbio chino

|Engaños|

Limpio con cuidado el arma, mientras que a mi lado permanece una Romy despechada, es una pena que todo haya acabado de este modo. Pero supe cómo y a quién manipular para que se mataran entre todos, dejándome a mí al margen.

— ¿Por qué Riley tarda tanto?

La pobre ilusa seguía creyendo que estando de mi bando, se podría acercar a Riley. La encontré un día y decidí traerla, no tenía muchas opciones, o me ayudaba o la mataba, Cooper, es ese tipo de mujer que quiere que su descendencia tenga todo tipo de posibilidades a la hora de hacer lo que quieran en futuro, como la mayoría de los padres.

 Por eso no permitía que Riley disfrutara de su vida, le ponía miles de profesores, y la enviaba con su hermano, el cual lo único que hacía es acabar con Riley lentamente.  Por otro lado, estaba la mujer de Jenkins, cada vez que la veía, mi imaginación volaba, no podía reprimirlo, hasta que sucedió. Una y otra vez, hasta que se embarazó de seth, cuando su esposo se enteró, solo quería una cosa, a Cooper, advirtió que haría cosas muy malas, por eso se la entregue, lo que no esperaba es que Riley los viera, y mi exesposa decidiera no hacerlo, solo debía dejarse.

Cuando vi que seth acabaría conmigo, decidí, dejar de lado mi venganza, le entregaría a Riley, y acabaría con mi familia por completo, sabía que ella no se dejaría tan fácilmente, por lo cual se matarían entre ellos. Lo que no estaba en mis planes es que se enamorara de esos dos, pero poco me importaba.

No costo mucho convencerla, aunque fue pesado tenerla que escuchar llorar, por lo que hacía. Emerjo de mis pensamientos cuando la puerta de la tienda se abre, dejando ver una silueta masculina 

— No te quedes allí parado y cúrame.

Seth sale de la sombra, cojeando y un hombro sangrante.

— ¿Dónde está Riley?

Pregunta Romy dando un salto.

— Muerta

— ¿C-cómo?

— Está muerta, tiesa, sin vida, no respira... a ver si así lo entiendes

Se deja caer aturdida, tenía esperanzas de que acabara con él, realmente lo esperaba. Y a pesar de ser una mierda de hombre, no puedo evitar mirar mi alrededor, la tienda semi oscura, iluminada solamente con lámparas, los mapas y libros antiguos, el olor a roble. Bajo la imagen de un campo de girasoles, que ella enmarcó.

— No seas hipócrita y quita esa cara, me diste a tu hija a cambio de tu vida. 

Lo siento en la silla, mientras veo a Romy marcharse con los ojos llorosos y aturdida. Habríamos acabado con esto más antes si el asunto de Alice y su estúpido amor hacia esos dos no hubiera surgido. Y ella seguiría viva, lejos de mí, como le había prometido, pero viva.

— ¿Cuándo la mataras?

— Ella no tiene nada que ver en esto. Solo la necesitaba para una cosa y ya está.

—Sabe que estás vivo.

— ¿Y a ti que más te da? Te recuerdo que querías matarme.

— Sigo queriendo hacerlo hijo de puta.

— No por nada he traicionado a mi hija...

— Poco te ha dolido

— Tú has traicionado a tu padre, aliándote conmigo.

Sin importarme mucho comienzo a hurgar en su herida hasta, encontrar la bala, grita inevitablemente, pero sigo con mi trabajo, una vez saco el artefacto, inserto un hilo quirúrgico en una aguja para coserle la herida y acabar desinfectándola.

 — Cada uno tiene sus intereses

— ¿Dónde fue?

— La disparé y cayó al agua

Es por nosotros, ¿cierto?, por mama, por Lorey. Luego descansaremos.

Recuerdo, estoy a punto de inyectarle morfina, cuando me detiene.

— Créeme, no querrás que arregle esto sin anestesia.

— No soy estúpido, esa dosis es alta.

Me doy la vuelta, para quitarle contenido a la jerga, cuando por encima de mi hombro veo como saca una Beretta 92, por instinto cojo mi arma y le disparo en el entrecejo como si fuera el pistolero.

— Intentando ganar al ganador, qué decepción de hijo.

Limpio cualquier rastro de mí, y salgo de ese lugar, con Seth en el maletero, debía dejarlo, más o menos en el lugar en el que murió Riley.  Mi nueva vida estaba a punto de empezar, y lo mejor es que todos me creían muerto, por haber encontrado a un hombre al que le opere, cambiándole la cara, por suerte el que yo muriera estaba ya dentro de mi plan, así que no cambiaron muchas cosas.

LacronetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora