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Si se ha de herir a un hombre, debe hacerse tan gravemente que no se pueda temer su venganza. 

—Nicolás Maquiavelo.

|Mareas turbulentas|

Sangre, hay sangre por todas partes, llevo escondida en un armario, durante ha saber cuánto, dejo de respirar cuando alguien entra en la habitación, cuando este se da la vuelta, salgo del armario, y le corto el cuello con un cuchillo.

Intento calmarme por mi acto, pues es mi vida o la de ellos. Me armo de valor y salgo de esa habitación volviendo a subir a la segunda planta, no se hacía dónde tengo que ir, ni que hacer, y para colmo, tengo dos heridas sangrantes, una en el abdomen y otra en el muslo. No me dolía por la adrenalina que corría en mis venas como si fuera sangre, solo me retrasaba.

Subo las escaleras mirando al frente, porque no podía ver a todos esos hombres inertes. Ya tenía claro que nadie vendría a por mí, lo tenía claro desde hace tiempo, aunque espere y desee que no fuera así.

Pero está bien, yo puedo, de hecho, ya había podido, Seth se había escondido como una rata, y casi no había hombres buscándome. Llego a la puerta a la que previamente le había puesto el queso, y con lar horquillas comienzo a trucar la puerta, pero no puedo, ya que se requiere de concentración, y mis manos parecían terremotos.

— ¿Dónde crees que vas?

Mierda

Me doy la vuelta para ver a Seth con más hombres de los que podía contar, me pego a la puerta golpeándola con la cabeza viéndolo con fastidio.

— Eres un jodido grano en el culo hermanito.

Murmuro.

— Pienso cobrarme todos estos cuerpos inertes hermanita. Has aguantado bien, te has escondido muy bien, pero ya está, se acabó. Muévete.

— Necesito ayuda, no puedo.

— Entonces arrástrate.

— No me moveré de aquí si no me ayudan, creo que ha quedado claro que no me importa morir.

Hace una seña, y un hombre se acerca a cogerme del pelo, mi mano va hacia esta mientras mi cuerpo hace una vuelta dejándolo a él delante de mí, grita, pues le he dislocado el brazo, para poder tomar la pistola y disparar a todos los hombres posibles. Dejo de hacerlo cuando me golpean con una pistola, caigo por la fuerza que se implica. No tardo mucho en darle una patada tirándolo conmigo, cuanto más cerca este de mi cuerpo, más difícil será que sus hombres disparen.

Intento quitarle la pistola para no acabar con una bala entre ceja y ceja, pero cuesta. Le doy un codazo, para intentar irme, pero me coge del tobillo y me arrastra hacia él, dándome un puñetazo en la boca. 

Consigo deshacerme del cuándo un gas blanquecino comienza a aparecer, él se distrae y le quito la pistola, Decido no salir por la puerta, porque estoy cien por cien segura de que es de los suyos, No dejo de toser cuando me acerco a la ventana la cual debo disparar varias veces para que se rompa, muevo un mueble, con rapidez al ver que algunos de los hombres se desploman, y otros corren buscando una salida.

 Subo a la ventana, aguantando que las palmas sangren por clavarse en el cristal que no conseguí quitar, hago fuerza para subir cuando, pero me cogen del pie, miro sobre mi hombro y veo al jeque, con el mismo pie le doy una patada para soltarme, respiro hondo y me tiro por la ventana, El haber caído tantas veces desde lugares altos hace que no me detenga pensar en el dolor, puesto que Seth me sigue, tomo una bocanada de aire y empiezo a correr, con la lluvia limpiando mis palmas y sudor, y mojando el vestido blanco con salpicaduras rojas.

No sé por donde ir, ya que no conozco el terreno, por eso voy recto, tratando de ocultarme entre el follaje. Creo perderlo cuando me embiste por la derecha quedando sobre mí, Le apunto al igual que él a mí, sin pestañear, y soplando fuerte para quitarme el agua de la lluvia de la boca,

— Puedes apretar del gatillo, yo también lo aré. Los dos nos veremos en el infierno.

— Eso no lo dudo, pero no será hoy, el día en el que me muera.

Palpo el suelo cogiendo la tierra que hay debajo, de las hojas, la cual no se ha mojado por completo. Se la tiro a los ojos y le disparo en el tendón de Aquiles, y en el abdomen, para salir corriendo de nuevo. Habría rematado el trabajo si no fuera porque su disparo rozo mi brazo, 

Sigo corriendo unos dos minutos más, asta que veo que estoy sobre un acantilado, con filosas, rocas abajo y un mar salvaje por la lluvia. Y detrás de mí, la maldita cucaracha que no muere nunca. No puedo evitar lagrimar en silencio, intentando pensando que hacer.

Este era el final, mi final. Todo lo que he soportado se acabaría aquí, con una decisión, la más importante.

— ¡Los dos sabemos que este es tu final!

Río desquiciada secándome las lágrimas antes de levantar la pistola, echándome hacia atrás, con el viento frío contra mi rostro, y las heridas sangrantes.

— ¡Lo has hecho bien, pero no mejor que yo!

Esto nunca empezó el día que, papa, llamo a Catalina, venía de antes, de mucho antes. Ahora entiendo todo, porque tuve que estar horas entrenándome, porque tuve que estar horas aprendiendo a ser una dama frágil como un cristal... Ahora el monstruo se había camuflado entre la gente con la que nunca habito.

Cada mechón de mi pelo se mueve con el viento. No iba a caer, por sus manos.

— ¿Tu cres que te tengo miedo?, ¿crees que le tengo miedo a la muerte?... ¡Mírame joder, soy la puta muerte!...

Cada noche salía, cada noche cazaba, era mi juego, y lo sigue siendo, por ende, no voy a dejar que un mocoso de mierda me gane, la adrenalina de estar entre monstruos que se creían peores que yo, la pasión que se convirtió en amor. Un amor que rompió lo poco que quedaba de mi alma. Este es el final que me merezco, ya he vengado a mi familia. Ya he manipulado cuanto he podido y querido, ya han matado por mí. Ahora necesitaba un descanso, necesito cerrar los ojos y dejar de pensar. 

— ¡Si yo muero hermanito, te arrastro conmigo!

Digo antes de disparar y ser disparada, caigo hacia atrás cerrando los ojos lentamente,

  solo, he ganado, y es lo que importa.

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¡Diosss!, mucho sentimiento por aquí eh, ¿Que os ha parecido este capítulo?, Riley supo ocultar bien quién era, y este final para ella es... Difícil de digerir, al menos para mí, ¿creéis que se merecía este final?

Ahora falta descubrir los finales de los demás protas, ahora sí, votar y comentar, si os gusta la historia, iré a llorar un rato.

Bye

LacronetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora