Me entenderás cuando te duela el alma como a mí
―Frida Kahlo
|Ojiverde|
Tallo mis ojos, mientras me siento sobre la cama, miro hacia mi derecha buscando a un arrogante pelinegro, pero solo encuentro unas sabanas grises, arrugadas, hago el intento de ponerme en pie para irme de esta habitación, pero un pequeño dolor hace que me siente de golpe; acompañando la situación, oigo el andar de alguien.
No puedo evitar poner cara de horror pensando en quien hizo tal atrocidad, acaba apareciendo un pelinegro, con el pelo despeinado, y mostrándose como un glaciar.
Consigo trae unas prendas dobladas. Las cuales deja a un lado antes de mirarme, podría jurar que es lo único que hizo durante dos minutos.
— ¿Viste quién mató a Gerda?
Niego, sabiendo que se aproximan interrogaciones.
— Contesta.
Callo unos segundos antes de abrir la boca, dejando mis palabras suspendidas en el aire, para luego soltar mi respuesta.
— No
— Ya... Vístete
Ese "Ya", parecía un "esa mentira se la va a creer tu madre", por eso mismo lo miré recordando, que no era mi persona favorita en el mundo.
— ¿Qué insinúas con ese "¿Ya", perdedor?
— Lo que digo, pequeña...
Toma mis pies tirando de ellos hasta dejarme sentada en el borde de la cama, obligándome a levantar la barbilla para verlo mejor. ¿El problema que conllevaba eso?... bueno, lo tenía muy cerca, demasiado.
— Vístete, o lo haré yo...
— ¿Qué insinúas?
Lo aliento más a que me responda, solo que esta vez, mi voz sale demasiado floja.
— Lo que digo es que el autor de este crimen no ha conducido a ninguna chica en toalla que se estaba aseando, hacia su gran obra maestra.
—Oh, lo lamento, ya no volveré a pensar en asearme, se me olvidaba que es culpa mía.
Murmuro con un toque de sarcasmo, aunque lo último que espero, y me hace darme cuenta de que me va a pulverizar verbalmente es cuando sonríe, llevando sus manos al largo abrigo que llevaba puesto.
— Los narcisistas, necesitan acaparar toda la atención. "No soy..." "soy", "Voy"... Suelen tener dificultad para gestionar sus emociones. Tienen notables problemas interpersonales y se ofende con facilidad.
— No soy narcisista — Murmuro embobada, la piel se me pone de gallina cuando el abrigo cae dejándome con la toalla que sujeto con rapidez antes de que caiga sin nada
— Lo sé
Alejo un poco la cabeza, cuando su aliento mentolado, roza mi pómulo.
— Debo irme... Ronan...
— Ronan, sabrá encontrar este lugar.
Su dedo acusatorio acaricia una clavícula, bajando para llegar a mis manos. Meto el pecho para dentro, ya que siento como cobran vida por el tacto frío, su mano atrapa la mía, tomando la toalla, y acercándose. Besa mi cuello, retorciéndome, por el escalofrío que me provocó. Sus labios subieron hacia mis labios, besándolos, con fiereza, buscaba lengua, la brusquedad con la que tomo mi nuca profundizando hizo que reaccionara, soltando un gemido al haber pellizcado uno de mis pezones. Deja mis labios, los cuales palpitan, noto como se inclina tumbándome sobre la cama,
— Esto está... mal
— ¿Por qué, uh?
Jadeo, cuando abre mis piernas dejándome aún más expuesta, desliza su mirada por todo mi cuerpo, viéndolo, como si fantaseara, me estaba poniendo roja y más, cuando comenzó a besar un tobillo siguiendo un rastro, subía y subía hasta que sentí su respiración en mi intimidad.
— Hay una difunta...
— Otra más
— N-no puedo hacer esto yo y Ronan...
¡¿Por qué no me ponía la toalla y salía corriendo?!, ahora mismo pensaba con dos cosas a la vez y me temo que no era mi cerebro el que estaba ganando esa disputa.
— Créeme pequeña, dudo que a Ronan le importe que te haga venir.
— Cada que podéis, discutir, no perdéis la oportunidad.
—No lo negaré, pero digamos que sabemos compartir, mujeres.
Lo alejo de mí poniéndome nuevamente la toalla, claro que sin dejar de hacer contacto visual
— ¿Compartir?, ¿mujeres?... habéis tenido...
Levanto tres dedos, en señal de "trío", él se pone en pie acercándose nuevamente.
— Ahora sabes lo justo y necesario. Es un pasado del cual no me avergüenzo, pero ahora, tú,
Toma mi brazo tirándome hacia él.
— Eres mía, ¿me oyes pequeña?, eres del líder de la manada.
Trago ya que, a pesar de decirlo flojo, tenía suficiente poder como para asustarme
¿Cómo es que me meto en estos berenjenales?
— No te conozco...
— Ya lo aras
— No conozco tu nombre
— Ya lo sabrás
¿Por qué aquí todo el mundo debes ser detective?, solo quiero un nombre. Yo solo quería que mi vida siguiera siendo normal, por eso he de encontrar la manera de alejarme de Lacronette
— Estoy segura de que con las mujeres que "compartes", todo era más fácil, probablemente no tenían el suficiente carácter para gritarte algo como, ¡no soy tuya!
Doy un paso atrás soltándome, para escuchar un vidrio romperse, al darme la vuelta veo un portarretrato con la imagen de un rubio, un pelinegro, y al centro una chica, seguro era de su edad y se le notaban muy contentos, a los tres.
Me agacho para coger la imagen y ver bien a esa ojiverde, pero Lubóng, coge la imagen antes espantándome, por su agilidad. Retrocedo hasta la chaqueta, la cojo colocándola, para salir con rapidez. Aunque me detenga unos instantes al escuchar su voz nuevamente.
— Callum Lubóng
Ese era su nombre, el que quise saber, pensé que le prestaría más atención, pero había dos preguntas rondando por mi mente.
¿Quién era esa chica?, y lo más importante, ¿podría ser mi repelente anti pelinegros y rubios?
![](https://img.wattpad.com/cover/295839531-288-k130591.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Lacronette
Teen FictionVerdades que duelen, secretos que matan. Una familia inusual, una institución convencional, dos muertos, más secretos, mentiras y escándalos. Bienvenidos a Lacronette.