49

546 39 0
                                    


Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura.

 —Edgar Allan Poe

|Ya no hay clases que valgan|

Callum

La noche se hace presente, otra vez sin Riley, los hombres la buscan mientras yo investigo desde aquí, la mansión. Mientras Ronan no ha vuelto, dudo que haya dormido o comido en todo lo que llevamos buscándola. Y lo sé porque lo conozco. Me sorprende que la busque así, pero se lo atribuyo a su conciencia, puesto que antes de que Riley se fuera, de alguna manera nos mandó a reflexionar. 

Salgo de mis pensamientos, cuando en la silla cae un rubio abatido. No la ha encontrado, y no soy el único que se da cuenta Alice, también, pues deja de atender a la niña.

— No sé por qué te esfuerzas en buscarla, ya debe estar muerta.

Todos ignoran a Kosem como buenamente pueden mientras por milésima vez intento analizar la situación en la que estamos.

— No está muerta, pero como si lo estuviera. La está torturando, cuanto más tiempo tardéis en moriros vosotros dos, más la torturaran, y más fuerte. Tanto física como psicológicamente. 

Dice lo obvio. Normalmente, no querría tirar a Evette por una ventana, pero sus risitas, y que estuviera saltando sobre la madre, me estaba provocando dolor de cabeza.

— Dile a tu hija que se calle, o volara por la ventana.

Digo mirando mal a la niña, la madre no contesta, pero la niña sí, y lo hace abriendo la boca y sacando su lengua diminuta con disimulo. Juraría que eso lo aprendió de la tía.

— Utiliza tu lógica, señor oscuro, a un bebe puedes decirle que haga muchas cosas, ¿pero cuantas de ellas acatará?

Resopla tranquila, la niña sigue manteniendo contacto visual, al igual que yo. No pienso apartar la mirada antes, por más ridículo que suene.

— Rañy

Mi cara se descompone cuando, su primera palabra es esa. Aparto la mirada y vuelvo a oírla, saltar y además, con su madre prometiéndole cosas. 

— Verás que Riley volverá, te lo prometo.

— No prometas cosas que no sucederán.

— No he prometido nada que no sea mentira, Riley volverá.

— Si vuelve aquí la mataré.

— Por tu tono de molestia supondré que te ha matado antes. Ella es muy hiriente, sabes. Con tan solo palabras puede hacer que te plantees el pegarte un tiro, y descansar junto a tu hermana.

Suelta con malicia, Algo me decía que Alice, no solía ser así. Me pongo en pie y voy a mi habitación oyendo pasos detrás de mí. Entramos a mi habitación y suelto la pregunta del millón.

— ¿Has encontrado algo?

— Volví a la habitación en la que se encontraba el piano. Y aparte de una tecla negra más estaba la cabeza de Madame insertada en un palo, junto a sus restos, mordidos por tiburones, y violada.  Fui a su choza y resulta que se follaba a Jenkins...

Me quedo con que la violaron, con el temor de que le pongan, aunque sea un dedo encima a mi pequeña.

— ¿Has dicho tiburones?


Rebobino, él asiente y yo me dirijo al mapa en el que habíamos tachado todos los lugares de Canadá.  Y tacho todos los lugares secos, sabiendo que no pueden por esas zonas, ya que están habitadas. Con un rotulador marco de prisa todos los lugares que conozco en los que puede haber tiburones, es decir zonas costeras.

LacronetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora