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Los monstruos son reales y los fantasmas también. Viven dentro de nosotros... y a veces ganan.

—Stephen King

| La fiesta|

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| La fiesta|

Son las siete de la tarde y me encuentro bajando las escaleras, dirigiéndome a dirección. Llego al pasillo en el que estuve la primera vez aquí, al acercarme más a los asientos encuentro a una chica. Esta está mirando al frente embobado con sus pensamientos, o eso creo. Es realmente hermosa, en realidad.

Me acerco más a ella, hasta sentarme en el sofá manteniendo cierta distancia.

— ¿Eres nueva?

La chica me mira y allí me percato de que tiene heterocromía. Tiene un ojo azul y el otro marrón, parece que se da cuenta de mi asombro, pues, sonríe, mostrándome una postura más relajada a la anterior.

— En realidad no. Pero considero que esa pregunta debería hacértela yo. Tengo a todos los habitantes de esta "institución" fichados. ¿Así que, eres nueva?

— Sí, soy nueva, este lugar es una mierda como una catedral.

— Me alegra saber que no soy la única, yo llevo aquí tres años, y a tracción.

— Pues ya somos dos, ¿cómo te llamas?

— Romy Dawmann, me has caído bien, ¿sabes?

— ¿Por? — Realmente estaba confundida, porque después de los múltiples desastres que llamo vida, deje de socializar, aunque su manera de ser era agradable.

— Aquí, entre nosotras, tú y yo, somos de los poco que tiene criterio propio, y eso, eso es algo que en este lugar vale oro. ¿Ahora dime, como te llamas?

— Riley

— Bueno, será mejor que me vaya antes de que la loca de Catalina me encuentre aquí.

— Esa mujer es como la hermana de Sor Enriqueta de Zipi y Zape

— ¿Zipi y Zape?, ¿qué coño es eso?

— ¿No has visto la peli de Zipi y Zape?

Preguntó incrédula, ella, que, se suponía que se iría, volvió a acercarse para sentarse a mi lado cruzando las piernas.

— Pues no

— Eso hay que arreglarlo...

— Señorita Riley

Me quedo tiesa, cuando escucho la voz de catalina. Pestañeo varias veces antes de ponerme en pie, y darme la vuelta.

— ¡Suerte!

— No alce la voz.

Miro por encima de mi hombro y veo a Romy haciéndole caretas que me hacen aguantar la risa,

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