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El más valioso de los talentos es el de no usar dos palabras cuando basta una". 

—Thomas Jefferson

|La fuga de Alcatraz 2.0|

— Debes volver pronto pequeña

— Si papa

Contesto con sarcasmo colocándome, bien el reloj, tira de mi mentón hacia él, para que lo mire.

— Ya quisieras que fuera tu padre, no tardes

Intenta darme un beso, pero le hago la cobra, con una sonrisa de superioridad

— Que si vale... llegaré pronto, pero tú no te despegues de la niña.

Me doy la vuelta para irme cuando tira de mi brazo, logrando que de vueltas como si fuese un pase de baile.

— No saldrás de aquí hasta que sepa todo.

Me tiro sobre la cama sabiendo que llego tarde, la cama se hunde y la ancha mano del pelinegro llega a mi frente donde comienza a quitar los mechones de mi cabello.

— Mi mejor amiga desapareció hace tiempo...

— Ya sé que es la hermana de Otto, y todo eso quiero lo actual.

— Lo actual... es que cuando éramos pequeñas hubo un incendio en casa, provocado por un tipo de negro, y años después desaparece, cuando recibí su llamada de auxilio, menciono a Kosem y se refirió a alguien como a "él", su captor, es el mismo que mata a y grava mensajes en personas, además la niña que da saltitos sobre ti es su hija, y se llama Evette, y él asesino intentará llevársela mañana. Si encontramos al captor de Alice podremos sacar a Ronan de la cárcel, pero para eso necesitamos la pizarra del investigador.

— Lo tendrás, hoy mismo.

Murmura en mi oído

— ¿Así de fácil?

De una, me coge sentándome a horcajadas sobre él, esta vez si abro los ojos para ver bien que trama,

— Si quieres algo, solo pídelo que lo tendrás, pequeña

Murmura, de manera imponente, niego ante la idea de tener todo lo que quisiese. Beso, sus labios, con suavidad, subiendo ligeramente cuando lleva sus manos a mi trasero.

— ¿Todo lo que yo quiera eh?

Pregunto con los labios a centímetros de su cuello, mis manos se deslizan entre su pelo azabache. Saco aire cuando mi cuerpo vuelve a descender, esta vez notando como introduce un par de dedos.

Vuelvo a levantarme para comenzar el vaivén lento, acompañado de eso, noto unos pequeños calambres y escalofríos cuando masajea mi botón, con él poco a poco la piel se me eriza y se crea una fina capa de sudor acompañado de jadeos, cuando he aumentado mis botes aun con la mirada de Callum, que intento evitar para no ponerme roja; pero aun así mis movimientos y ganas son como las de un gato en celo, doy un bote más pero esta vez no hay nada que introducir.

— ¡Callum!

Digo con fastidio.

— Sé puntual

Se levanta y se marcha, a su despacho mientras intento calmar mi respiración

— ¡Te la devolveré!

— Puedes intentarlo.

Le oigo decir, me pongo en pie ya recuperada, volviéndome a peinar para irme.

LacronetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora