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| Conclusiones|

Me abrazo más fuerte a la manta con estampado de Louis Vuitton, y mirando el paisaje gris que me brinda, el jet de Lubóng. Él se encuentra en otro asiento, trabajando con el portátil, sin prestar mucha atención a lo que hay a su alrededor. Apenas nos hemos dirigido la palabra haciendo que el viaje sea más incómodo.

—¿Te lastimó?

Preguntó, despegué mi vista de la ventana, para mirarlo directamente. El pelinegro no soportó mucho mi mirada apartándola

— No

— Y... ¿Por qué te pusiste pálida cuando nombraron al doctor?

Lo sigo con la mirada cuando se levanta para llegar a sentarse a mi lado. Bajo mi mirada hacia su mano que se encuentra sobre el portátil en el cual veo la misma tabla del detective la tiene allí

— Papa...

Susurro, antes de dirigir mi mirada hacia él.

— Papa era cirujano, operaba en pediatría, era de los mejores doctores que hay en Canadá. Los niños a su cargo solían estar deprimidos, en fase terminal. Por lo cual decidió, comprarse una peluca colorida, una nariz roja y convertirse en el doctor soslayo. Uno de sus pacientes se murió. Fue un golpe tan duro que decidió dejar el trabajo, para convertirse en cirujano plástico.

Digo tragando saliva, con voz cebrada.

— Riley él...

—Mi padre no es el asesino, me abandonó. Dudo que sepa en qué condiciones habito.

— Tu padre, es sospechoso a partir de ahora. A Gerda la cortaron con precisión, justo como lo aria alguien con conocimiento.

— Estoy segura de que tú tienes el mismo conocimiento.

— Y también se me acusa de algo que no haría a escondidas.

— ¿Por eso tienes que meter a todo el que parezca sospechoso?, ¿por qué también te han acusado?

Me desabrocho el cinturón justo cuando, intenta posar su mano sobre mí. ¿Cómo podía culpar a alguien que no conocía y estaba a quilómetros de él y este lugar? Me siento lejos de él aun con incredulidad.

[...]

Cuando bajamos del jet, finas gotas de lluvia caen sobre nosotros, me tenso ligeramente al ver a Kosem, hablando con un Amnas que me fulmina con la mirada, cuando su hermano y la mujer se dan cuenta de para donde mira, lo reconducen, mientras que Romy se acerca a mí.

— Nos están esperando en el interior.

Miro delante de mí la gran mansión, con tonos negros, grises y blancos, las plantas con poco color y el césped tan verde, y bien cuidado. Salto cuando cae un fuerte relámpago. Es algo mecánico cógeme de la mano de Callum, cuando quiero soltarla, no me lo permite acariciando con el dedo pulgar mi dorso. Comenzamos a andar justo detrás de Los hermanos. Al entrar encuentro el lujo triplicado. El suelo marmoleado, el color blanco, predominaba, junto a los cuadros de mucha importancia, jarrones. ¿Un niño como juega aquí sin romper ninguna reliquia de las que se encuentran aquí?

Realmente me siento fuera de lugar, todo el mundo llevaba algo, acorde con el lugar en donde nos encontrábamos, y luego estaba yo que lleva un pantalón corto en pleno diciembre. Una sudadera negra que no me pertenecía, un moño mal echo para ocultar la mierda que tenía como pelo y una cara de culo, de la hostia. Entramos una sala con el mismo glamur que el resto de la casa, todo para encontrar a la familia de Romy. Eren y Jensen, es decir la señora y el señor. Dejan sus lecturas, para así sonreírnos.

LacronetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora