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|Un intento de ser consentida|


Me revuelvo sobre la cama cuando me dan unos besos, por las mejillas y el cuello, dichos besos cada vez se encuentran viajando por la parte inferior de mi cuerpo, 

— Riley

Me doy la vuelta, ya que estoy demasiado cansada, pero la persona inste en ser atendida, es por eso que me levanto empujando a la pelirroja. Me vuelvo a arropar con la manta cuando de nuevo vuelve a llamarme, y cuando por fin despierto es porque me ha dado un beso en los labios.

—   ¿Qué coño quieres? 

— Llevamos qui una semana, y ni siquiera me has dicho que me quieres.

¿Será por qué no lo hago?

—Quiero que me digas, que me quieres, que te preocupes por mí, ¡que me beses!

La chica comienza a llorar, por lo cual en un rápido movimiento la dejo debajo de mí dándole besos en el cuello, más que amorosos, eran fogosos, o al menos eso creía ella, mis labios se asientan sobre sus labios, sin darle tregua, pero al hacerlo solo pienso que hace una semana que no veo a ninguno de los dos y eso me está comiendo la cabeza, aunque sea yo la que haya puesto distancia.

Pero disipo estos pensamientos, hoy quería sacarle toda la verdad y mandarla a la mierda de una vez, por eso me separe de ella mirándola, antes de romper el estúpido camisón negro totalmente transparente que vete a saber tú cuando la consiguió. Succiono uno de sus pezones mientras magreo su otro pecho, escuchándola gemir, cuando decido que es suficiente aprieto sus muslos, dejando besos por sus piernas, hasta quedar a nada de su parte íntima

— Riley...

Me quedé viendo esa zona, como moví las caderas para ser atendida, como goteaba un líquido transparente, la tomo con fuerza de las caderas acercando mis labios a su monte de venus, no quería bajar más, es entonces cuando al levantar su cadera, su intimidad choca contra mi barbilla, ella sola se mueve frotando contra mí mientras la veía, teína que aguantarse de la cabeza de la cama, y para qué negarlo, en ese momento se veía bien. Una pena que mi objetivo no fuera ella.

Cuando veo que se mueve con más rapidez, vuelvo a su cara. 

— Mírate, puta, masturbándote con una menor 

— Quero tenerte antes de tu cumpleaños.

Murmura, arreglándose las gafas.

— Entonces ya sabes que es lo que tienes que hacer antes de mi cumpleaños.

Intento ir al baño, pero me detiene.

— Solo hoy, quiero un adelanto de cómo será todo después de que te lo diga... Deja que te consienta, que te llame como quiera...

— Nada me asegura que vayas a hablar, y aun así te recuerdo que a Romy no le importaría ser la que disfrute de mi coño.

— ¿Me cambiarías?

— ¿Me complacerás?

— Solo vivo por y para eso.

— Solo hoy, si mañana, sigues diciendo que no, créeme que me voy a enfadar.

Asiente con una sonrisa tímida antes de lamerme la barbilla.

— Tenía una sorpresa para ti, pero, has roto media de ella.

Se abre de piernas, dejándome verla bien, quería gritar que las cerrara, pero sonreí para piropearla.

— Te ves mejor sin él.

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