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No confiéis en quién haya perdido la fe. 

―William Shakespeare

|Apareció|

— Hola, de nuevo papa, si preguntan por mí abre la puerta, te envíe un regalo. Te quiero mucho y aquí hay nieve, sabes... bueno nada más que decir adiós.

Vuelvo a la mesa en dónde comen y se pasan regalos esperando que los habrá. Se ven tan felices. Como una familia.

—Por fin llegas anda siéntate. Que eres la última a la que me faltaba regalar algo.

—Me tomaré eso como un "te tomaré el pelo a más no poder"... feliz navidad a todos.

Cojo las cajas que yo misma envolví entregándole la primera al padre. Lo abre allí mismo con ansia, abriendo los ojos como platos al ver lo que es. Pasa sus manos por la caja de manera lenta.

— Creo que el regalo le ha gustado.

— ¿Cómo supiste, que mi regalo ideal sería una caja de veinticuatro puros de la marca Royal Courtesan, una de las más caras del mundo?

— Su mano

— ¿Perdona?

— Cuando llegue, leía el periódico, dejando una abertura demasiado grande entre sus dedos, como si acostumbrara a fumar. A demás no dejaba de tocarse el labio inferior como si necesitara algo en su boca. Su respiración también ayudó. Inspira con fuerza, pero espira de manera lenta.

Digo restándole importancia, le entregó el siguiente regalo a la madre, el cual es un collar con una perla en el centro. A su hija le regalé dos entradas para ir al hotel, por el que tanto ofreció en la subasta y a su hijo. Un mechero con piedritas negras diseño de Alice.

— Me suponía que tu regalo sería algo por el estilo.

—¿Para mí no hay nada? Mira que mando tu regalo al desguace eh.

— Seguro es una lata de Monster, sabré vivir con ello.

— Si claro mira la Monster

Me señaló la terraza, me acerqué, y gran error, claramente era una tomadura de pelo. Comienzo a reír, al ver la maqueta de una casa hermosa. Una casa con las características que pedí, cuando éramos unos críos. Me doy la vuelta y me siento casi sosteniéndome el vientre. Río tanto qué hasta comienzo a llorar de la risa, me seco una lágrima inspirando. 

— Bien, ¿dónde está la Monster?

— Tú ganaste una apuesta y no te dimos el McDonald's ni las películas de Harry Potter...

— No te olvides del violín y el piano de cristal

Dijo Amnas

— Éramos niños, no pedía todo eso en serio

Bueno, tal vez sí, pero no esperaba que pudiesen... ¡wow!, me habían dado lo que fue mi casa idea, en miniatura, pero lo tenía.

— Nosotros sí así que...

— El piano y el violín están de camino a tu casa, y eres socia de un McDonald's

Negué nuevamente

— En serio no quiero eso.

— A...

— Cállate y deja que siga dando mis regalos, de navidad.

Cogí una cajita pequeña y se la entregué a Raziel, el cual no tardo nada en haberlo.

—Es hora de que volviera a su verdadero dueño.

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