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|La marca de los muertos|


¿Como podía estar tan tranquilo, sentado tan recto, viendo su portátil?  ¿Como si no tuviéramos un problema?

— Deja de mirarme así Ronan. Desde un principio te dije que no te metieras con ella, y menos si ibas a sentir algo por ella, aun queriendo a Selin.

Habla aun mirando su dispositivo. Y no podía negarlo, lo dijo. 

— También te dije que se enteraría, pero tampoco quisiste escuchar...

Sí, me lo merecía, ¿pero por qué no estaba preocupado?, ¿acaso sabía dónde estaba y no me lo estaba diciendo?

— Y deja tus orejas 

De pequeño, el mismo era quien colocaba sus manos en mis orejas, con la intención de no escuchar nada, si no lo escuchaba, viajaba, evadía la situación, pero ahora, eso no funcionaba. Podía frotar cuanto quisiese que no vería la galaxia que calmaba mis demonios internos. 

— ¡Porque coño no te subes por las paredes!... ¿Acaso solo fue un juego para ti?

— Porque a diferencia que tú, tengo la conciencia tranquila.

Se gira para verme a la cara, pero no lo decía con tono burlón, sino sereno.

— No puedes estar así, tú has apostado todo por una muerta...

— ¡Fue por compromiso!

Bramo

— Se lo debía

— Le arrancaste el vestido, y le gritaste que no se lo merecía, puedes sentir todo lo que quieras, pero perdió a su padre días antes, y el más afectivo de los dos la trato como a una mierda.

¡Y no se lo merecía!, Riley no se merecía portar esa mierda ni como venganza. No merecía que su piel fina como la seda tocara ese vestido. Ni que su pelo se trenzara tratando de imitar a Selin. Ese vestido estaba contaminado, manchado.

— No insinúes nada

Tarde mucho en soltar a Selin, demasiado. Pero lo había hecho. Y podía jurar que lo que sentí cuando Riley desapareció fue más fuerte que la muerte y todos los años siguientes a la muerte de Selin.

Pero sentía que no estaba bien.

— Anda siéntate. 

Palpa la silla a su lado.

—No puedo ponerme como tú, créeme que si por mí fuera me subiría por las putas paredes, pero no va a hacer que regrese... la condenada tiene el don de atraparte.

— Algo va mal, Callum, muy mal.

Me mira con intriga esperando a que diga más, pero no había más que decir. Vuelve a palmear la silla y me acerco dejándome caer. No espero que me abrace, y me molestaba que no quisiera alejarme de él, necesitaba de su calma.

Posa su frente sobre la mía, viéndome con sus ojos negros.

— Deja tus orejas.

Aparto por primera vez en minutos mis manos de mis orejas. Se separa de mí, y coge la correspondencia del día.

— Evette es muy linda.

— ¿Qué?

— Evette es muy linda

Repite de nuevo

— En cuanto a aspecto físico, se parece bastante a su tío, y por las fotos que Riley, me enseño, es una copia de la madre. Pero tiene un carácter jodidamente complicado, aun siendo una niña, si las cosas no están de su agrado pega el grito en el cielo.

— No te entiendo.

— Le hice una prueba de ADN.

Levanta la carta que seguía completamente sellada, la cojo, arrancando la parte exterior. Voy directamente a las personas implicadas. Evette, y Asher Dawmann. 

Las muestras de cabello coincide, un 99.9% era su hija, pero eso significa que él tiene, y tuvo a Alice. 

— No necesito saber el resultado, estoy seguro de que es su padre. También estoy seguro de que no la tiene, en estos momentos.

— Seth

— Sí, pero por el espectáculo que monto, su hermana también tiene mucho que ver.

Otto nunca ha matado a nadie, ni a una mosca, pero a estos dos, los destrozará, y pensar que intentó suicidar dos veces por la misma razón y sin éxito. Él era bueno, solo lo habían hecho mierda, su familia lo hizo mierda, al mandarlo aquí; al pedirle que fuera la definición de la perfección, lo hincharon como a una pelota y este acabo explotando en tristeza... Y todos deberían saber que, la gente triste responde con manca de importancia, por eso su actitud despreocupada, su sonrisa cansada y su modo de actuar.

Era similar a Riley, lo único diferente es que ella se contiene, por eso lo que su boca calla lo dicen sus ojos.

A ella debías de leerla con atención siempre. Y no te cansabas, no apartabas tus ojos de ella por miedo a que se te escapará aunque fuera un poco de su esencia. Es fácil leer a las personas, para mí lo era, pero con ella... todos mis esquemas se rompieron.

—¿Riley te contó que casi la queman viva de pequeña con Alice?

Pregunto saliendo del trance en el que me había metido, él asiente, dejando un vaso de agua enfrente de mí. Lo miro con atención y desconfianza.

— No hay veneno. Y sí.

— Entonces él es el asesino.

— No, Seth apenas tiene tres años más que ella, el asesino se paró enfrente de su ventana, y hace unas noches también, aunque ella cree haberlo soñado.

— ¿Como?

— El asesino se coló en su habitación una noche, la asusto y se desmayó, trate de atraparlo, pero salió por la ventana y poco tiempo después Riley despertó creyendo que lo soñó.

— Y te recuerdo que el libro de los muertos desapareció de la biblioteca, cuando me encarcelaron, Y cuando apareció, le faltaba la última página, Riley es la última página, el último muerto. Y la única persona que tenía control sobre ese libro... es el que más la adoraba.

— Jenkins

De inmediato salimos escaleras abajo.

— ¿Dónde está Jenkins?

— Se fue

Mando a todos los hombres de los que dispongo, en su búsqueda, pero en específico, ordeno que busquen en Lacronette y en el lugar en el que tiene más poder, la base.

LacronetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora