19.- Adiós.

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Él parpadea, una, dos veces, sacude la cabeza y se pone de pie muy lentamente, mientras sigo parada sin moverme. Cheslay ha desaparecido.
Sander está temblando y le cuesta algunos tropezones el poder estar sobre sus pies sin caer. No me mira, evita mis ojos, como si fuera capaz de hacerle algo a él.
Camina despacio a donde esta Andy, hace chispas con sus manos y le quita las esposas. Lo sacude para después golpear con unas palmaditas su cara.
—Hey, amigo—. Dice Sander aliviado cuando Andy abre los ojos.
—¿Qué fue eso?― Pregunta el chico mientras se incorpora y se lleva una mano a la cabeza―. Siento que me dieron con un bate en la cabeza y con un tubo de acero en las bolas, todo al mismo tiempo.
—Cazadores―. Explica Sander―. Tenían luz cegadora.
— ¡Que ardan en el infierno!− Exclama enfadado.
—Ya estamos en él—. Responde el líder.
Andy lo mira tristemente, sabe que algo más le sucede, pero no pregunta nada.
Sacudo la cabeza y entro a la parte de atrás del camión, donde Sam ya está ayudando a Amanda a reaccionar.
— ¿Están bien?― Les pregunta Sander a las chicas.
—Todo lo bien que se puede estar, considerando que una rata casi me come…— Amanda interrumpe su queja y mira los cuerpos muertos sobre la calle— ¿Dónde está Dany?
Sander suelta una maldición y corre para salir del camión, los demás lo seguimos hacia la parte del conductor, donde Dany y él viajaban. El camión es muy viejo y rechina cuando bajamos de un salto de la parte de atrás. Una de las puertas está salpicada en sangre, no quiero mirarla.
Veo que el cristal del frente está roto, y que hay más sangre al frente. La puerta esta caída a la mitad.
— ¡Dany!― Exclama Amanda y aparta a Sander de la puerta caída.
Me atrevo a mirar, y es cuando deseo no haberlo hecho. Hay mucha sangre y aún atado al cinturón de seguridad, está Dany. Se ve muy pálido, y su cabeza está recargada sobre el asiento. Amanda se ha olvidado de la herida que tiene, ya que mueve mucho el brazo al momento de tomar a Dany por las mejillas y obligarlo a mirarla.
—Despierta…― Pide ella. Sigue golpeando ligeramente sus mejillas.
Sam retrocede, nos da nuestro espacio. Andy cierra los ojos y de ellos caen lágrimas. Sander tiene la mandíbula apretada y los músculos tensos, le pone una mano a Amanda en el hombro para pedir que retroceda.
Ella niega con la cabeza y se sacude del agarre con un encogimiento de hombros.
—Por favor—. Dice una vez más—. Despierta, háblame…
Amanda toma una respiración profunda, deposita un beso en la frente de Dany y le da la espalda.
― ¿C-como no hacerlo si me lo pides en ese tono?― Dice Dany.
Todos lo miramos con sorpresa y felicidad. Me doy cuenta de que su mano descansa sobre su estómago, en una pose que indica que está deteniendo algo, es el sangrado, la herida de bala que está en su abdomen no deja de sangrar.
―Está herido―. Comenta Andy.
―Gracias por resaltar lo obvio, Capitán―. Bromea Dany en susurros.
Sander medio sonríe, pero sus ojos están húmedos, a punto de llorar, su cuerpo sigue tenso.
―Tenemos que sacarte de ahí―. Le dice a Dany―. Y será muy doloroso.
―Entendido, señor.
Sander niega con la cabeza, nos pide que nos apartemos mientras él y Andy lo sacan de la cabina. Lo depositan con sumo cuidado sobre el suelo frio. Amanda se quita la chaqueta y la coloca sobre él a modo de manta. Ella lo toma de las mejillas.
―Vas a estar bien, te lo prometo―. Dice.
― ¿Y ahora te portas cariñosa?― Pregunta Dany―. La muerte no es tan mala después de todo.
―No morirás―. Asegura Sander con frialdad—. Liv te curara.
―Vamos, hermano―. Dice Dany y nos da una sonrisa sangrienta—. Déjame ganar ahora, por esta vez. Quiero ganar por lo menos una vez en mi vida, y el final parece un buen momento para hacerlo.
Sander mueve la cabeza en señal negativa, pero no dice nada, salen lágrimas de sus ojos. Andy está sentado, apartado del grupo y Sam trata de consolarlo.
Amanda aún está con Dany.
―Gracias―. Murmura Amanda con voz rota―. Te agradezco que me ayudaras cuando llegué a los túneles, gracias por hacerme ver que estaba equivocada…― Su voz se quiebra en un sollozo, se recarga sobre el pecho de Dany y rompe a llorar.
El chico moribundo le acaricia el cabello mientas murmura palabras tranquilizadoras.
―Respóndeme algo ¿Si?― Le pide a Amanda, pero sangre sale de sus labios y un hilillo rojo escurre de su nariz― ¿Tuve una oportunidad? ¿Al menos me habrías aceptado?
―Ya te había aceptado―. Responde ella—. Esperaba que dieras el primer paso. No hay mucho tiempo que perder en esta miserable existencia.
Dany le pone un dedo en los labios.
―Tu existencia es maravillosa, reconfortable, asombrosa… muchas cosas, pero no miserable. Por lo menos pude conocerte…― Es interrumpido por un acceso de tos.
Puedo escuchar sirenas y ver luces de color verde a lo lejos.
―Cazadores―. Susurra Sam.
―Váyanse―. Ordena Dany―. Voy a distraerlos.
―No te dejare morir solo―. Dice Andy.
―Sí, lo harás, porque voy a ser el único en morir esta noche―. Responde Dany muy seguro. Se está poniendo de pie, apoyándose en Amanda y en el camión―. Puedo sentir que todo mi cuerpo está fallando, déjenme hacer esto.
Sander asiente, no se despide, no le pide que no lo haga, simplemente asiente. Respeta su decisión.
Andy le da un rápido abrazo, y se va con el líder, a descargar algunas cosas del camión.
"Las personas vivas son la prioridad, por eso lo dejan distraer a los cazadores, sacrificar a uno solo por el bien común…"Me explica Cheslay.
Sam los sigue y yo me quedo a esperar a Amanda. Ella está frente a Dany, ayudándolo a mantenerse recargado sobre el camión, la chica corta la distancia que los separa.
― ¿Qué haces?― Pregunta Dany a unos centímetros de su cara.
Sé que es un momento muy personal, algo de lo que no debo ser espectadora, pero por una extraña y poderosa razón no puedo dejar de mirar.
―Tomar la última iniciativa―. Responde Amanda y lo besa en los labios.
Ellos se separan en unos segundos, Dany tiene una sonrisa en sus labios ensangrentados y ella deja caer muchas lágrimas. Amanda pasa junto a mí y la sigo.
―Azul―. Me llama Dany. Giro para mirarlo―. Cuida bien de Sander, él suele olvidarse de sí mismo.
Asiento y le digo adiós con la mano, Dany sonríe y me da la espalda para arrastrarse al interior del camión con la mano presionada sobre su estómago.
Corro hasta donde están los demás. Amanda llora en los brazos de Sam, mientras que la más pequeña trata de rebuscar palabras para consolarla.
Andy y Sander han arrastrado las cosas hasta el túnel más cercano. Las chicas descienden por el agujero del suelo, Andy las sigue y voy a hacer lo mismo cuando algo me distrae.
Es una de esas paredes que llaman Detectores. No es la pared lo que me llama, más bien es lo que hay del otro lado. Son dos personas, un hombre y una mujer, ellos ríen y se abrazan, parecen felices. Viven dentro de lo que llaman la Ciudadela ¿Por qué ellos sí y nosotros no? ¿Qué es lo que nos exenta de eso? Ese lugar debería ser para todas las personas y no exclusivamente para aquellos que pueden pagarlo.
Por unos segundos me imagino algo: La mujer soy yo, y estoy atrapada en una danza imaginaria con él, que al darse la vuelta veo que tiene el cabello rubio platinado y los ojos gris oscuro. Es Sander y me sonríe.
Sacudo la cabeza, el momento se esfuma con la misma facilidad con la que llega, ya que un recuerdo vuelve a mi mente, la mirada que Sander me ha dado. Él cree que soy un monstruo, y no se equivoca.
Vuelvo a donde están los demás, pero me doy cuenta de que únicamente queda Sander y su mirada esta fija en el camión que acaba de arrancar y se dirige a toda velocidad hacia donde se ven las sirenas. Dany creara una distracción para que escapemos.
—Creí que algún día tendría que explicarte lo que es la muerte, Azul—. Me dice Sander con voz fría, no ha apartado la mirada de la escena—. Pero parece que la conoces muy bien—. Espeta y apunta a los Cazadores muertos.
No es el camión lo que ve, es mi obra terminada. Bajo la cabeza al suelo, no sé porque sus palabras me hacen sentir como si fuese basura.
Sander salta por el hoyo en el suelo y lo sigo. Andy coloca la pesada tapadera de metal sobre la alcantarilla.
― ¡Mascaras!― Ordena Sander.
Todos las sacamos de nuestras respectivas mochilas. Amanda no deja de llorar, puedo escuchar su respiración.
―Habrá momento para las lágrimas después―. Reprende Sander, su voz suena muy fría―. Por ahora limítate a conservar tu oxígeno, no quiero incidentes como el de la última vez ¡Andando!
Los demás lo seguimos, nadie hace ningún comentario, pero puedo escuchar como Sam rechina los dientes en señal de enojo. Avanzamos en silencio por el estrecho pasillo lleno de oscuridad. Lo único que nos permite ver es la luz de las linternas. Al frente va Sander, seguido de Andy, que lleva cargando todos los alimentos y demás cosas, no parece molestarle el peso, luce triste, igual a todos.
“No lloran, no lloran por Dany…” Digo en mi mente.
“Cuando te acostumbras a la muerte es difícil volver a llorar por alguien” Responde Cheslay.
Creo que tiene razón. Ellos están acostumbrados a perder personas, a sus padres, sus hermanos, a sus amigos… yo no he perdido a nadie muy cercano, así que no sé cómo se siente. Me siento triste por Dany, ya que me parecía un gran chico y comenzábamos una amistad, pero todo dura poco en este horrible mundo.
“El mundo no es horrible, la humanidad lo es. Las personas… no sé cómo explicarlo, los humanos sentimos miedo de las cosas o de lo que es diferente y es entonces cuando atacamos, para defendernos, para proteger a los que amamos. El mundo es hermoso, la naturaleza lo es, debiste haberlo conocido antes de todos estos desastres, Azul. Te habría encantado…” Termina de hablar en un susurro.
Ahora me es más difícil comprenderla.
―Fue mi culpa―. Dice Amanda. Su voz suena amortiguada por la máscara―. Fue mi culpa que muriera. Si no me hubiera levantado cuando la rata…
—Ya le habían disparado—. La interrumpe Sander—. Dany nos hacía pasar por otras personas cuando nos encontramos con ese Guardia, no sabía que trabajaban con los Cazadores, al parecer hicieron una especie de trato―. Suspira lentamente―. El Guardia me apuntaba y Dany se puso nervioso. Todo lo demás sucedió muy rápido, le disparó y no pude hacer nada. Solo me quedó el tratar de deshacerme rápido de él, para llevar a Dany con Olivia y que lo curaran, pero las cosas se salieron de control, tenían ese aparato del demonio y…― Termina de hablar y me regala una mirada molesta.
Seguimos el camino sin que nadie diga algo. Reina el sonido de nuestros pasos contra el agua sucia del túnel. Clunck, clunck, clunck.
Hay goteras por todas partes y estas también hacen sonidos, pero son ahogados por los sollozos de Amanda. Lo quería, quería a Dany y nunca se lo dijo.
Debió haberlo hecho. En los tiempos oscuros el amor no es algo que deba ocultarse.
Sander llega hasta donde hay una puerta de metal que parece muy grueso, le cede el paso a Andy y éste la empuja con suma facilidad. La puerta rechina al raspar contra el suelo y se escucha el eco por todo el lugar.
Avanzamos hacia el otro lado con cuidado y puedo ver que hay luz y un Detector ahí, la extraña pared con un fulgor de color verde.
Me detengo cuando lo veo.
― ¿Un detector?― Pregunta Sam.
―Es nuestro―. Explica Sander―. Es parte del sistema de seguridad de Dexter, en cuanto lo crucemos él sabrá que estamos dentro y enviara ayuda a esta parte del túnel. Del otro lado de eso ya podemos dejar las máscaras, habrá oxígeno.
Asentimos en silencio y de uno por uno vamos cruzando la extraña pared, hasta que es mi turno. Se siente extraño, como un hormigueo por toda mi piel, pero no malo, es como si me limpiaran de una manera rápida y discreta.
Veo que mis compañeros comienzan a quitarse las máscaras, así que hago lo mismo y tomo una respiración muy profunda.
Samantha saca un pequeño aparato de su mochila, me doy cuenta de que es una de esas luces que usaron para incapacitarnos. Todos la miran con curiosidad, en los ojos de Sander hay un enojo que no se ha ido.
―Se lo quité a uno de los cazadores muertos―. Explica―. Ya no lo iban a necesitar. Además, creo que Dexter ¿Si se llama así su rata de laboratorio? Como sea, creo que él puede descifrar como funciona.
―Al menos alguien en este equipo puede pensar bien las cosas―. Dice Andy y sigue avanzando.
Saca algo de su mochila, es una esfera metálica que tiene un pequeño foco de color verde. Andy pulsa un botón y coloca la esfera en el suelo, de ésta se desprende una línea de luz verde que escanea todo el lugar, de arriba hacia abajo y de un lado a otro. Incluso nos escanea a nosotros.
―Según el escáner, solo hay cinco personas aquí y muchas ratas―. Nos dice―. Tengan cuidado.
―Esperaremos por la ayuda en este lugar―. Ordena Sander. Él y Andy se ponen a ordenar las cosas que llevaron ahí desde el camión.
Me dejo caer contra el suelo, raspando mi espalda contra la pared de metal del túnel. El lugar en el que estamos es un poco más seco que el anterior, el piso ya no tiene agua, pero aun puedo escuchar las goteras.
Amanda se sienta frente a mí, sus pies rozan los míos, ella se mece adelante y atrás, mientras que sus manos abrazan sus rodillas, está tarareando algo que no logro comprender.
Sam se recarga en la pared a mi lado, ella ve como los chicos terminan con lo que hacen y Andy se une a nosotros, sentado al lado de Amanda.
Samantha mira a Sander del otro lado, lo más alejado que se puede estar de nosotros sin salir de la protección que el detector nos ofrece.
― ¡Deja de hacer eso!― Le grita Sam.
Sander la mira con enojo.
―No―. Responde simplemente.
No sé de qué están hablando, tampoco sé que es lo que les sucede, pero Andy y Amanda también los miran así, sin comprender nada.
―Lo estás pensando a gritos―. Gruñe Sam y se acerca a Sander, los dividen solo unos centímetros, ya que ella es muy pequeña—. No puedo poner atención en otra cosa porque piensas en las mismas cosas una y otra y otra vez, me tienes harta. He tratado de ignorarte todo el camino, pero ya es el límite ¡Deja de pensarlo!
― ¡Entra en una cabeza que no sea la mía! Porque te aseguro que el único que puede lidiar con lo que está aquí dentro―. Dice y se apunta la sien―. Soy yo, nadie más. Jamás comprenderías nada de lo que tengo que hacer ni la responsabilidad que llevo.
― ¡No es eso lo que me molesta! ― Espeta la chica.
Sus gritos provocan eco en todo el lugar. Estoy mirando cómo se gritan por cosas que aun no entiendo.
―No voy a discutir con nadie sobre esto y mucho menos contigo.
―Sabes que no fue su culpa―. Responde Sam―. Tú lo viste, no estabas inconsciente, sólo débil. Viste todo, al igual que yo y no puedes culparla.
―No sabes de lo que estás hablando―. Contesta con un gruñido.
― ¡Claro que lo sé! Tú eres quien no sabe nada ¡Maldito imbécil!
Sander aprieta los puños una y otra vez, le cuesta trabajo contenerse.
― ¿No tienes idea?― Presiona Sam, sus mejillas están empapadas en lágrimas― ¡Claro que no la tienes! ¡Las personas te ven como si fueras un héroe, no como un monstruo!
No me esperaba una reacción así de Samantha, y al parecer ninguno de mis compañeros, incluso Amanda deja de llorar y Andy se ha puesto de pie para detenerse al lado de Sander.
El líder no sabe qué decir, sus brazos caen a los lados, y en su mirada se lee la pelea de emociones que está llevando.
―Cuando peleaba…― Dice Sander, está negando con la cabeza, completamente perdido en sus pensamientos―. He matado personas, lo he hecho y no me arrepiento, ya que cada vida tomada es por salvar la de las personas que amo. Pero sabía lo que hacía y porqué lo hacía, y creí, no sé, algo en mi creía en la posibilidad de…― Se interrumpe y sacude la cabeza―. No eras tú―. Dice y me mira―. Quien hizo todas esas cosas... debiste haber visto tu mirada, tus ojos...
―Déjame decirte algo entonces―. Dice Samantha muy seria―. Eres afortunado de que sea tu aliada, porque si Azul perteneciera a la Ciudadela… será tu perdición y la de tus ideales.
Sander cierra fuerte los ojos y nos da la espalda, para internarse en uno de los túneles. Nadie lo sigue.
― ¡Ella nos salvó! ¡Si no fuera por Azul todos estaríamos muertos!― Grita Sam.
Amanda vuelve la vista a la pared y se queda perdida en sus pensamientos, mientras que Andy se sienta a su lado de nuevo y trata de consolarla, al final se rinde y también opta por ver hacia la pared.
Me pregunto que tendrá de interesante una vieja pared de metal oxidado, ya que todos la encuentran muy atrayente de pronto.
Sam suspira lentamente, sus hombros subiendo y bajando al ritmo de su respiración, está enojada y no la culpo, aunque tampoco culpo a Sander. Toda la culpa es mía, por haber hecho eso, por haber matado personas, es mi culpa por nunca haberles hecho saber la clase de monstruo que puedo llegar a ser.
Samantha pasa a mi lado para ir con Amanda. Pone una mano en mi hombro.
―Chandra suele decirlo: Son tiempos difíciles y cada quien debe ejecutar el papel que le corresponde. Tú hiciste el tuyo a la perfección, y a ellos solo les queda aceptar lo que eres y vivir con eso.
Asiento para ella. No la comprendo, no entiendo como el hecho de ser una asesina cruel me convierte en algo bueno para ellos. Tampoco sé porque dice que si yo le perteneciera a la Ciudadela seria la perdición de Sander, yo jamás los traicionaría, nunca.
―Tal vez―. Comienza Amanda, sigue mirando a la pared―. Es a eso a lo que debemos llegar. La muerte ¿No parece maravillosa justo ahora? No pasa nada si nos dejamos vencer…
― ¿Muerte? Esa es una aspiración muy alta―. Responde Sam―. Nos llevarían a un Campamento o aún peor, a uno de los Laboratorios, todo eso antes de matarnos y entonces sí, suplicaras que alguien acabe con tu vida.
―No―. Corrige Amanda negando con la cabeza―. No creo que lo comprendas. Es hermoso aspirar a la muerte, simbólico de alguna forma. Pero para eso son las aspiraciones y los anhelos, para cumplirlos algún día. Si te pones a pensar, la muerte es lo único que no pueden quitarnos. Entonces, en la muerte radica la libertad, y Dany es libre ahora, libre de ataduras, de cosas terrenales, es libre de la mayor mentira de todas: El tiempo.
― ¿Tiempo?― Pregunta Sam, confusa.
―Sí. Esa es la más grande mentira de todas las eras, incluso antes de que todo esto pasara, las personas se preocupaban por el tiempo. Yo era una niña cuando pasó, pero hasta ahora no me había dado cuenta… No deberíamos desaprovecharlo en cosas inútiles ¿Cómo puede Sander hacerlo? O es demasiado imbécil o quiere ser un héroe, al sacrificar su tiempo y su vida por los demás. Dany ya lo hizo, se sacrificó para darnos tiempo de escapar, así que creo que no podemos elegir el día o la hora en la que nuestro tiempo se termine, pero si podemos elegir la manera de morir y esa simple idea me parece maravillosa.
Nadie le responde, dejamos que el silencio llene los túneles, solamente las gotas de agua contra el metal rompen la quietud.
Bajo la cabeza al suelo y me interno en uno de los túneles, tal vez me pierda en esa maraña y entonces ya no tenga que preocupar a nadie por mí. Yo tengo la respuesta de Amanda hacia lo de Sander, él no quiere ser un héroe, tampoco es idiota. Sé que es lo que quiere, lo que busca y es una respuesta muy simple y a la vez compleja. Pero ellos no lo entenderían jamás, ya que nunca han llegado a un nivel de conexión mental como la mía.
Sigo caminando, hasta que ellos advierten que no estoy.
― ¿A dónde vas, Azul?― Me pregunta Amanda.
El labio comienza a temblarme y puedo ver todo acuoso a mí alrededor, siento la cara mojada y un horrible nudo en la garganta. Estoy llorando y no sé cuando he comenzado a hacerlo.
Extiendo la mano y les digo adiós a mis amigos. Es la despedida, si Sander no me quiere en su grupo, porque tiene miedo de mí, entonces no debo seguir con ellos.

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