La generación perdida.
"A la muerte se le toma de frente con valor,
y después se le invita a una copa"
Edgar Allan Poe.
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Las habitaciones con eco eran algo que siempre le había parecido fascinante, era como la calma antes de la tempestad. Un silencio completo y sólido, siendo roto por el eco, si podías romper algo tan fuerte como el silencio, entonces era fácil doblegar algo tan frágil como la voluntad.
Sus pisadas eran firmes en el suelo de aquel pasillo vacío. Le gustaba mirar las habitaciones de aquellos que el mundo había decidido llamar evolucionados. Aquellas de las que estaba separada por un grueso cristal. Ellos gritaban y escupían en su dirección, poco le importaba ver escurrir la saliva por los vidrios. Esas abominaciones merecían la extinción, y era su deber aniquilarlos.
Eran un error de la ciencia. Una abominación de la naturaleza. Fenómenos que no merecían el lugar que ocupaban. Un experimento que se les salió de las manos.
―Mayor― la llamó uno de los jóvenes que se habían enlistado recientemente―. El sujeto uno ha despertado.
Ella le dio una mirada significativa, tan profunda que los colores desaparecieron del rostro del joven soldado.
― ¿Tengo que acudir cada vez que a esa niña se le ocurra despertar?
―Ha dañado a uno de los doctores― dijo con calma. Charlotte le iba a dar crédito por mantener controlada su voz.
―Desháganse del cuerpo y háganla dormir de nuevo.
―Pero el doctor Farmigan cree que...
― ¿Quién da las ordenes aquí, cabo? ¿Acaso es el doctor Farmigan?
―No, mayor, no lo es― respondió con un ligero titubeo.
―Bien. Diga al doctor que debe hacerla dormir de nuevo. ¿Dónde está Jordán?
El muchacho levantó la barbilla, señal de que estaba entrando en un territorio que podía controlar. Se preguntó quién lo envió a hablar con ella.
―Fue enviado a la ciudadela para poner en resguardo al gobernante, tal y como usted lo ordenó.
―Bien. Quiero que me informen cuando llegue, también quiero que personalmente estés al tanto del reactor nuclear de la ciudadela.
― ¿El reactor?― preguntó frunciendo el ceño.
― ¿Necesito repetirlo?
―No, mayor.
El soldado iba a decir algo más, pero un sonido los alertó de que algo sucedía en el exterior. Charlotte esperó a que el muchacho revisara su pantalla para luego informarla.
― ¿Que sucede?― preguntó con un poco de curiosidad. Si sus planes habían salido como lo esperaba, entonces esas visitas eran las que estaba ansiosa por recibir.
―Hay un deslizador tratando de llegar a la costa.
Charlotte sintió la sonrisa tirar de sus labios. La niña de la ciudadela había cumplido su misión, ella nunca esperó que Anel pudiera guardar un secreto. Entonces estaba en lo cierto, el gobernante y su perro tenían contacto con la resistencia.
―Activa la alarma y liberen a los robots. Asegura cada celda, no quiero que los evolucionados se den cuenta de que nos están atacando.
― ¿Eso es? ¿Un ataque? ¿Cómo está tan segura?
Charlotte lo fulminó con la mirada y el joven retrocedió dos pasos con la pantalla táctil frente a él.
―Porque el sujeto uno ha despertado.
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Mente Maestra la saga
Ficção CientíficaNo tengo nombre. No tengo un pasado. No tengo recuerdos. Ellos me buscan. Otros me cazan y otros dicen que quieren protegerme. No sé en quien confiar. ¿En aquel que dice quererme? ¿Aquel que dice haber cruzado el mundo entero por...