13- Talentos del recuerdo.

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Hola!

Espero que estén muy bien. Les dejo un nuevo capítulo, los voy editando poco a poco, así que pido paciencia.

Si encuentran algún error, ya sea ortográfico, de redacción o de edición, no duden en decirme, a veces leo muy rápido y se me pasan. 


Gracias por seguir aquí, ya saben que los quiero.


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Evolucionados. Comenzaron a llamarlos así desde que llevaron al tercer grupo de niños. Pasaron dos años desde que comenzaron a expandir sus experimentos, desde que la mayor llevó más niños al complejo, desde que esos niños se paseaban con su nueva cicatriz en la nuca. Ya nunca había silencio en ese lugar, siempre había niños gritando, corriendo o jugando... Al principio, Dylan sintió lastima por ellos, sin embargo, recordó que él tenía más o menos su edad cuando comenzaron los experimentos.

Estaban en su entrenamiento diario, por alguna extraña razón, a él y a Cheslay únicamente los citaban en el laboratorio para obtener pruebas; como sangre o tejido. Pero ya no hacían más cirugías en ellos. Así que todo su tiempo lo invertían en correr a ocultarse en algún lugar, practicar los disparos, entrenar en las peleas cuerpo a cuerpo. No era una sorpresa que Cheslay fuera mejor que él en todo eso, pero Dylan podía controlar mejor su nueva habilidad: La gravedad. Se sentía invencible al utilizarla.

Ellos practicaban todos los días. Cheslay intentaba entrar en su mente, mientras Dylan levantaba barreras imaginarias para que ella no accediera a sus pensamientos y recuerdos. Lo hacían para aprender a defenderse, para dejar de sentirse débiles ante los vigilantes y ciborgs, a quienes ya podían vencer en batalla con ayuda de las habilidades de Dylan, sin embargo nunca habían tenido la oportunidad de pelear contra un soldado entrenado en su exoesqueleto. Dylan ansiaba que ese día llegara, para él solamente se trataba de medir su fuerza, saber que tan poderoso podía llegar a ser.

Por otro lado, Cheslay entraba en las mentes de las personas en el campamento, ella disfrutaba sembrar ideas en las cabezas de los soldados, para luego observar como peleaban entre ellos.

Dylan a veces se asustaba por el sadismo que ella era capaz de alcanzar, la facilidad con la que podía hacer que los otros pelearan y aun así sentarse a observar tranquila mientras los demás se molían a golpes por algo que fue su idea. Así funcionaba la manipulación de mentes: Cheslay podía insertar ideas en otros, también leer los pensamientos y ver sus recuerdos más profundos. Tenía la capacidad de hablar dentro de sus mentes, solo si ella quería, y era algo que reservaba para Dylan. De esa manera podían ponerse de acuerdo para hacer de las suyas dentro del complejo. Robaban caramelos del almacén para regalarlos a los niños, se burlaban de los guardias, quienes les ofrecían miradas asqueadas, palabrotas y amenazas.

Cheslay tenía catorce años y Dylan dieciséis. Sus vidas no eran tan duras ahora como lo eran en un principio. O al menos eso creía en aquel tiempo.

Terminaron sus entrenamientos, cuando se separaron para tomar una ducha, quedaron de verse en la explanada, donde la mayor Khoury había citado a todos los evolucionados.

Dylan terminó de cambiarse en los vestidores y salió al área común. Sintió las miradas de los chicos, eran pocos los niños del complejo que se atrevían a hablar con él, los demás solo lo miraban con asombro, otros lo idolatraban y algunos le temían.

Esos sentimientos no eran en vano, ya que se había forjado una reputación. Era Dylan Farmigan, quien era amigo de un traidor, aquel que había enfrentado al general Lanhart, el evolucionado que podía dominar su habilidad, era esa persona a la que todos temían y salían de su camino. Les había dado palizas a chicos de su edad que estaban en el complejo, eran controladores de energía o de gravedad.

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