IKE.
Es difícil recordar cuando fue la primera vez que me llamaron así, aunque mi padre suele repetirlo todo el tiempo. No hace falta su recordatorio, no cuando tengo mis propios remordimientos como para tomarme la molestia de olvidarlo, tal vez lo sea, tal vez no, pero las palabras suelen dejar una marca permanente y con el paso del tiempo te convierten en algo que no esperabas, como cuando no pude hacer nada respecto a Greta, cuando me insultan y no me defiendo. Son muchas las ocasiones en las que ese sentimiento, esa palabra sale a flote. Ahora se siente exactamente igual que aquella vez, cuando la ejecutaron...
—Tú no...—Es lo único que puedo decir, siento que me ahogo con las palabras no dichas, todas las que he guardado durante mi vida.
— ¿Qué hago? ¡Ike!― Noah me estruja un par de veces por los hombros.
Me suelto de su agarre y sacudo la cabeza un par de veces.
"Concéntrate, Ike, tienes que centrarte, tú no eres así, no eres el tipo de persona que se deja llevar por el pánico". Mi madre solía decirme esas palabras. Solo eso me hacía dudar de la única descripción que mi padre tiene para mí: Cobarde, eres un cobarde.
Cuando sucedió lo de Greta yo tan solo era un adolescente, no podía hacer mucho, pero ahora soy otra persona, alguien que se domina, alguien que puede controlar estas situaciones.
—Cámbiate— me escucho decir.
— ¿Qué? ¿No entiendes? Van a matarme...
Lo tomo de la camisa, empujándolo con fuerza, su espalda se estrella contra la pared. Noah quiere soltarse, pero aprieto los puños y pronto solo forcejea.
—Tú eres el que no entiende. Cálmate ¡Cálmate, maldita sea!
Quizá sea el tono con el que pronuncio las palabras, o el hecho de que es la primera vez que me escucha maldecir en mucho tiempo, pero deja de retorcerse.
―Si lo que dices es cierto, entonces buscan a alguien con tus características. Necesitas cambiarte de ropa. Busca algo en el armario, de preferencia que te permita mantenerte caliente en el exterior.
Lo suelto y escucho como sus pies golpean el suelo, no me percaté de que lo había levantado.
Noah entra al vestidor, y yo me dejo caer sobre el suelo, recargando la espalda contra la cama. Me cubro la cara con ambas manos y trato de respirar profundo.
Intento juntar todas las piezas. Isaac, el líder radical tenía información y al ser torturado, soltó lo primero que le fue de provecho para mantener a su gente a salvo. Nombró al niño rico que no se jugaba nada al pertenecer a su grupo, ya que Noah, asistía a las reuniones, salía con un par de chicas del grupo, se mezclaba con las personas del área decadente, pero nunca ha participado en los atentados ni ha tratado de salir de la ciudadela. Eso es la mayor parte, no me importa cómo es que dieron con él, que lo más seguro es que lo hayan sacado de su departamento, ya que al llegar a despertarme aun tenia puesto el pijama. Su cara estaba sucia, al igual que su ropa, no tengo idea de cómo logró escapar, pero no puede ser de un buen modo.
Debo encontrar la manera de sacarlo de aquí, pero ¿Cómo? No puedo hacerlo sin levantar sospechas.
Miro el reloj y me doy cuenta de que son las cuatro de la mañana, la servidumbre esta activa en el palacio, además de algunos guardias, por no mencionar a la mayor, la cual parte hacia su exterminio de evolucionados por la mañana, y también está la poco discreta de mi prima... ¡Eso es! ¡Anel!
— ¿Ike?― me llama mi amigo.
Levanto la cabeza y veo que se ha cambiado con un de mis trajes deportivos, es de color gris. Asiento un par de veces.
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Mente Maestra la saga
Ciencia FicciónNo tengo nombre. No tengo un pasado. No tengo recuerdos. Ellos me buscan. Otros me cazan y otros dicen que quieren protegerme. No sé en quien confiar. ¿En aquel que dice quererme? ¿Aquel que dice haber cruzado el mundo entero por...