14.- Pistas.

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Hola a todos! 

Espero se encuentren muy bien. Aquí dejo la actualización, edito tan rápido como puedo, espero que les guste. Me gustaría pedirles que si encuentran algún error, ya sea ortográfico, de redacción o incluso de dedo, no duden en decirme, a veces avanzo muy rápido o me encuentro cansada y se me pasan algunas cosas.

Muchas gracias a todos por seguir al lado de este desastre de escritora. 

Los quiero mucho!

Pd:

Me falta editar aproximadamente 150 paginas de La Mentalista, 200 de El Cazador, 450 de La Resistencia del Norte y luego ya comienzo a subir la cuarta parte que es Mente Maestra, para que no pierdan la paciencia. 

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Sander despertó al sentirse observado, miró a su alrededor sintiéndose perdido, todo cobró sentido cuando la miró. Azul dormía profundamente, su pecho subía y bajaba en una rítmica respiración, sus manos aún estaban entrelazadas.

No pudo evitar pensar en esa noche, ella estaba gritando mientras dormía, aunque era lo único que podía hacer, gritar y reír, en sueños parecía sufrir. El simple hecho de no poder hacer nada para que ella no tuviera esos sueños, lo mataba poco a poco, como si no pudiera protegerla de nada. Acudió a su habitación para cerciorarse de que no estaba siendo asesinada, después se dio cuenta de que eran pesadillas. Al despertarla, ella miró a su alrededor y con esos ojos grandes le pidió que no se fuera; era fácil distinguir o adivinar lo que ella quería. Diario se preguntaba si era porque él sabía leerla, porque era esa persona que había estado esperando, o por el hecho de que Azul pertenecía a la categoría de los mentalistas. Las pesadillas empeoraron desde que el cazador, llegó a los túneles. Quizá tuviera algo que ver con esto, pero ¿cómo? El sujeto podía controlar la gravedad, no las mentes. Tal vez era por el pasado que tenían en común.

Sander no sabía si el cazador era digno de confianza, pero todos merecían una segunda oportunidad. Él la tuvo, y si estaba en sus manos ayudar a los demás, lo haría.

Dejó que Azul siguiera durmiendo, depositó un ligero beso en su frente y salió de la pequeña habitación. La espalda comenzaba a dolerle por dormir en el suelo frio de concreto.

Necesitaba dar una ronda para ver el trabajo de Dylan, saber que había hecho en los túneles. Caminó directo hacia el área de Dexter, sabía que si alguien tenía toda la información que necesitaba, era él.

Sander se encontró con algunos refugiados en su camino, se alegró de saber que las cosas seguían funcionando, porque se detenían a saludarlo con sonrisas y él los ayudaba un poco con sus labores. Cada vez que un habitante de los túneles sonreía, Sander tenía la sensación de hacer lo correcto, de que todo había valido la pena. Era consciente de que estaban asustados, tenían miedo de que sus vidas como las conocían terminaran. Sin embargo él se mantendría fuerte para ellos, al ofrecerles algo mejor de lo que les fue arrebatado, igual que a él.

Era muy malo cuando se trataba de juzgar a las personas, por eso siempre lo traicionaban, tal y como lo hicieron Liam y Sayuri. A pesar de todo, él aun pensaba que las personas merecían todas las oportunidades posibles, porque si no lo hacía, si no se las daba, entonces su mundo dejaría de tener sentido. Por ese motivo permitió que el uno saliera de su celda. Debía ofrecerle lo mismo que a los otros: un nuevo hogar. Lo único que lo hacía flaquear en su decisión, era el modo en el que el cazador miraba a Azul... con una mezcla de añoranza y traición, como si ella le perteneciera o le hubiera pertenecido. A pesar de saber que ella era libre en cualquier sentido, un ser humano capaz de decidir.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora