39.- Reparaciones:

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Ahogando. Se estaba ahogando, no podía respirar. Su cabeza daba vueltas y las imágenes lo iban a volver loco ¿Qué clase de infierno era ese?

―Tranquilo, respira―susurró una voz conocida.

― ¿Estoy muerto?― preguntó.

Amanda rio.

―No, pero casi lo logras.

Noah decidió abrir los ojos para saber donde se encontraba, pero la luz de la habitación lo hizo gruñir por el dolor, la cabeza le palpitaba de una forma horrible.

―Tienes una contusión―explicó Amanda mientras colocaba algo sobre las manos de Noah.

― ¿Qué pasó?― Él se dio cuenta de que lo que puso entre sus manos era un vaso con agua.

Se incorporó lentamente, dejando que su cuerpo se adaptara al movimiento y sus ojos a la luz.

―Martín dijo que te pondrás bien, descuida.

Noah simplemente asintió y recargó la espalda contra la cabecera de la cama. Parpadeó un par de veces para que sus ojos se acostumbraran a las luces, le dolía la cabeza, sí, pero era soportable, no podía comparar el dolor a cuando le extirparon el chip de los nervios de la mano.

―No fue eso lo que pregunté―e pasó la lengua por los labios y bebió el agua lentamente.

Amanda resopló.

―Ike está bien. Murieron dos ministros, uno está desaparecido y otro herido.

― ¿Y tú?

Ella soltó una carcajada sarcástica. Y luego miró la preocupación en su rostro y se esforzó por dejar de reír.

―Estoy bien, supongo. Me encontraba aquí, ayudando a los curanderos, cuando todo sucedió.

― ¿Y qué estás haciendo aquí ahora?

―Le apunté a mi superior con un arma en la cabeza... voy a ser castigada por ello, pero gracias a eso, Velika pudo sacarlos de ese lugar del atentado.

―Lo lamento, pero puedes quedarte aquí, en la ciudadela.

― ¿Con las cosas como están? Sí, claro, parece buena idea dar refugio a una evolucionada.

―Está bien―dijo y bajó las piernas de la cama para ponerse de pie―. Pero no me des uno de tus sermones.

Amanda sonrió.

―Ya no habrá más sermones, lo prometo.

― ¿Qué? ¿Por qué?

La seis recargó la cabeza contra el respaldo de la silla.

―Estoy cansada, Noah. Estoy harta de ver a las personas que quiero morir ¿Sabes algo? A la mayoría de los evolucionados sus padres los entregaron, pero a mí no, ellos quisieron protegerme, y los mataron. Después fueron todas esas niñas del campamento, y luego cuando de nuevo tenía esperanza, se llevaron a Dany... y a todas esas personas de los túneles... Cuando nos informaron de ese atentado, supe que estaba asustada, no por Ike, él me tenía sin cuidado, a pesar del papel que desempeña... yo temí por ti, supe que quería quitar la arrogante sonrisa de tu cara, o seguir fastidiándote con sermones sobre el buen comportamiento... pero más que todo, quería que estuvieras bien―. Amanda respiró profundo y tragó saliva, para luego volver a mirarlo―. No quiero ver morir a nadie mas ¿Comprendes?

―Lo entiendo―murmuró con un ligero asentimiento. Él estuvo a punto de decir algo más, cuando la puerta de su habitación se abrió.

André llevaba cargando varias cosas en una bandeja, comida y un par de analgésicos. Amanda se apresuró a ayudarlo.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora