2.- Extraños visitantes.

1.8K 206 59
                                    

                                                                                                                                                                                                        

VELIKA

                                                                                                                                                                                                      Ni siquiera Haru se me acerca cuando me ve enfadada.

Cruzo los brazos sobre el pecho y me dejo caer sobre uno de los asientos.

Nuestro deslizador, es el que utilizamos para misiones cortas con poco personal. Fue robado a la ciudadela cuando Dom y yo tuvimos la edad para saber pilotar. Tenía diecisiete; fue la primera y la última vez que entré en la ciudadela, cuando conocí a Ike.

Nadie dentro de la resistencia, además de los gemelos y Haru, sabe de estas visitas, y espero que se mantenga así, ellos son mis amigos y no dirán nada. Ninguno de los altos mandos ha preguntado por la existencia de este deslizador.

—Asegura el cinturón— me dice Haru. Sus ojos rasgados y negros me miran de una forma en la que me doy cuenta de que trata de ser cauta.

—Déjenme pilotar— refunfuño.

Dom mi regala una mirada divertida mientras presiona botones, la rampa se cierra y el deslizador comienza a volar. Hace un par de señas con las manos y me saca la lengua, para después centrar su atención en el comando de la nave.

—Él dice que...

— ¡Sé lo que quiso decir!― exclamo.

Hace mucho tiempo que Haru se dio cuenta de que mi manera de relacionarme con las personas consiste en golpes, mordidas, insultos, gritos... ¿Y por qué no? Una que otra palabrota.

El cabello oscuro de Dom brilla cuando el sol entra por el cristal del frente. Su piel pálida exhibe muchas cicatrices, sé que debajo del traje hay partes robóticas, él es igual que yo: un modificado. Sus ojos verde oscuro se pierden en el mapa que le indica hacia dónde vamos. Dom no habla, cuando lo conocí, estaba lleno de marcas y heridas, su hermana Day nos interpretaba todo, hasta que aprendimos a comprenderlo.

Cuando los gemelos Day y Dom llegaron a la resistencia, estaban heridos y no confiaban en nadie, fue el general quien los llevó y los adiestró para la guerra, ellos forman parte de un equipo de élite. Su país de origen fue de los primeros en ser bombardeados, y una bomba explotó cerca de él y por eso fueron la mayoría de sus heridas, pero años después, tratando de sobrevivir en las calles, perdió el brazo, fue amputado, creo que a causa del virus, aunque no es algo que alguno de los dos me haya confirmado. Cuando llegaron a la resistencia, el nivel de infección en su herida era demasiado grave, por lo que tuvieron que amputar y sustituir. Y gracias a la explosión, él quedó sordo, aunque no tengo idea de la razón por la cual no habla.

A pesar de su apretada agenda con el general, Dom se toma su tiempo para venir conmigo y con Haru. Es uno de los mejores pilotos que conozco, a pesar de su sordera.

Es muy extraño, encontrar dentro de la resistencia, a una persona que esté completa, son pocos en realidad, su gemela Day es una de esas afortunadas, pues su hermano siempre la protegió y ahora ella siente le necesidad de cuidarlo a él.

Haru se remueve a mi lado. Su pequeña estatura hace que le cuelguen los pies del asiento, su pálida piel luce extraña bajo las luces del deslizador, lleva el cabello negro atado en una apretada cola de caballo. Su mirada se pierde en un punto fijo.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora