20.- Vidas en el olvido:

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— ¿Estás seguro de que quieres trabajar con él?―preguntó Magnus una vez que Ike salió de la oficina.

—No creo que tengamos opción—respondió Lousen—. Además, parece inteligente y un buen chico. Aun es joven y se puede moldear. Y a Velika le agrada.

Magnus sonrió y bebió de su café, más tarde tendría entrenamiento con el tres y no quería estar ebrio. No le gustaba darle la razón a Sander sobre que era mucho mejor estando sobrio, pero estaba en lo cierto, a pesar de que su cuerpo y su mente le pedían un trago a gritos.

—Solo digo—señaló Magnus—. Que estoy un setenta por ciento seguro de que el sujeto se tira a tu hija.

La mirada que Raphael le regaló era asesina. Magnus soltó una sonora carcajada. Claro que el buen líder de la resistencia sabía, o por lo menos tenía la sospecha de que Ike Rosendelf, el gobernante de la ciudadela, tenía una especie de relación con su hija. Bastaba con verlos juntos para darse cuenta.

—Fuera de mi oficina—espetó Lousen.

—Relájate. La niña que trajo con ellos ¿Qué harás al respecto?

Raphael se sentó a su lado, ignorando posiciones, en ese momento era su amigo, no su jefe.

—Creo que tu estudiante estrella puede con ella, no quiero asustarla, solo ayudarla a controlarse, tiene siete años.

— ¿Estudiante estrella? ¿Te refieres a Day?―preguntó sarcásticamente.

—Sabes a quien me refiero—gruñó su amigo.

Magnus rio.

—Sander avanza rápido, es fuerte, inteligente y parece tener un motivo muy grande para seguir, a pesar de todas las palizas que se lleva. Creo que si se lo pides, puede entrenar a la niña, parece tener la paciencia necesaria.

— ¿Por qué aceptaste entrenarlo?

Lanhart se esperaba esa pregunta, sabía que tarde o temprano Raphael se lo preguntaría. Sander le habia negado el alcohol, lo levantaba temprano por las mañanas para iniciar el entrenamiento, era un verdadero dolor de cabeza. Magnus terminó su café de un solo trago, sin importar que quemara su garganta y lengua.

—Tiene reflejos rápidos. No hace un mismo ataque dos veces contra la misma persona. Piensa de una forma diferente, es como si pudiera ponerse en los zapatos de su contrincante durante una pelea. Y...— tomó una respiración profunda—. Es la mejor arma que tenemos.

— ¿Arma?― Lousen parecía muy interesado ahora.

—La energía que maneja, además de la eléctrica, es... destructiva. Está aprendiendo a controlarla.

—Ese simple hecho no lo convierte en un arma, si quiere, no volverá a utilizarla.

—Tiene que hacerlo. Busca venganza, por todo lo que sucedió en los túneles, Charlotte mató y destruyó todo lo que le importaba, al menos eso es lo que me dice, al menos eso se dice a sí mismo para seguir adelante, pero tengo la sensación de que hay algo más.

—Hay una chica—concordó Lousen—. Cheslay me habló sobre ella. La historia es un tanto confusa, pero creo que Sander quiere encontrarla ¿No te has preguntado porque habla con todos los sietes y mentalistas a su disposición?

—Es una buena teoría. Aunque no me interesan sus motivos, el bastardo es...

— ¿Bastardo?― bromeó Lousen— ¿Ya te estás encariñando con él?

Magnus no dio pie al chiste. Se refería a sus estudiantes como le venía en gana, tal vez era una conducta aprendida de su padre.

—Ese bastardo es la única persona que conozco que se puede mover más rápido que Charlotte.

Mente Maestra la sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora