—Nunca mencionaste que tu amiga del Campamento era una dos—. Dice la joven que parece la líder.
—Olvidé decirlo—. Dice Sam y se muerde el interior de la mejilla. Ella avanza a donde estoy y me toma de la mano enguantada para llevarme con ella.
— ¡Bajen las armas! Son nuestros invitados―. Ordena la joven y los demás obedecen.
Samantha es más grande que antes, su cuerpo y cara ya no son los de una niña si no los de una adolescente. Ha cambiado muy poco, ya que conserva lo que la hace ser ella. No sé cómo explicarlo.
Los habitantes de la bodega nos miran recelosos y nos rodean mientras avanzamos detrás de su líder. Dany lleva a Amanda en brazos y Andy hace presión en la herida. Sander mira a todos como un perro rabioso.
—Es mi hermana—. Me dice Sam. No se ha separado de mi— ¡Me da mucho gusto verte, 93!− Exclama.
Había olvidado que así me llamaba cuando estábamos en el Campamento.
Niego con la cabeza y alzo las manos para interrumpirla. Uno de los chicos me golpea con su arma en la espalda. Sander le gruñe.
—La llamamos Azul ahora—. Le dice a Sam con voz neutral.
— ¡Vaya! Creo que le queda—. Responde ella. Se ve feliz, en su hábitat.
La líder se detiene después de pasar por muchos más estantes. No nos encontramos con nadie más en el camino. Estamos frente a otra puerta de metal muy grande.
―No es mucho—. Dice la hermana de Sam en voz muy alta—. Pero nos atrevemos a llamarlo hogar.
Abre la puerta. Nos recibe un lugar con muchas camillas y hamacas, las luces son igual de parpadeantes. Hay una zona con computadoras como las de Dexter. Las escaleras están por todas las orillas de este sitio, donde hay mantas extendidas y las personas duermen. Un área huele a comida recién hecha. Mi estómago gruñe.
Puedo ver, cuando pasamos por un lado de una puerta de reja, adentro hay mascaras para respirar y armas como las que ellos cargan.
—Antes era una prisión—. Me dice uno de los chicos cuando capta mi mirada—. Este lugar. Lo invadimos mucho tiempo después de los bombardeos, cuando empezaron a llevarse a los niños a los Campamentos. Chandra—. Dice apuntando a su líder—. Logró sacar a muchas personas de ahí, y cuando los adultos comenzaron a morir… ella tomó el control de la situación, somos una de las pocas resistencias que quedan contra el sistema. Hay una al norte, es la más grande que existe según los rumores. Nos dirigíamos allá, mis amigos y yo, luego la encontramos a ella, que liberaba a los niños de los Laboratorios y decidimos quedarnos a ayudarla.
Escucho atentamente todo lo que dice. Chandra es el nombre de la hermana de Sam. No parece mala, solo ruda, las personas tienen que adaptarse o morir.
Ha logrado hacer un gran sitio aquí, aunque las condiciones salubres no sean las ideales. De pronto me siento agradecida de haber llegado a los túneles.
Hemos llegado a un lugar aparte. Chandra nos invita a sentarnos y deja su arma en un rincón. Nos sentamos en un círculo en el suelo. Una chica diferentes nos regala una fea mirada y luego de que la líder le dé unas instrucciones se va y regresa con un grupo que trae comida para nosotros. No me sorprendería el encontrar un escupitajo en mis alimentos, pero tengo demasiada hambre.
Pongo el plato sobre mis piernas y voy a comenzar a comer cuando Sander me detiene.
— ¿Cómo sabemos que no hay veneno? ¿Cómo me aseguras que no nos dormirás y luego robaras? ¿Quién me dice que no me quitaras el rastreador para llegar a mi hogar? No quiero ser grosero, pero yo también tengo personas a las cuales proteger—. Dice con una calma sorprendente. Su mano aún se cierra en torno a mi muñeca que está protegida por los guantes. Su agarre es muy fuerte, le está costando mucho controlarse.
Andy escupe la comida que ya estaba masticando ante las palabras de Sander. Dany aprieta la herida de Amanda. Ella necesita atención médica.
—Si quisiera matarlos ya estarían muertos—. Responde Chandra, divertida.
Sander frunce el ceño.
—Tu gente está contaminada—. Dice él, sin ningún miramiento.
—Sí, algunos lo están, no todos.
—No me agrada esta situación. Déjanos ir ahora y no volveremos.
—Tu amiga se está desangrando—. Replica Chandra y mete un pedazo de pan en su boca—. Necesitan de nuestra ayuda si quieren volver.
Sander la mira de arriba hacia abajo y suelta mi mano. Nos indica con un gesto de la cabeza que sigamos comiendo. Nadie le hace caso.
— ¡Sander!− Grita Dany. Amanda ha quedado inconsciente entre sus brazos.
— ¿Qué quieres a cambio?− Pregunta nuestro líder ya resignado.
—Algunos aquí están Contaminados. Hay un Laboratorio no muy alejado de la entrada a la ciudad. Iremos, robaremos las vacunas y volveremos aquí sin que nadie nos siga. A cambio le daremos atención médica a la chica, los alimentaremos y podrán venir a la bodega cuando quieran, será una tregua... Hablando de treguas ¿Dónde está Liam?
― ¿Y eso qué?― Pregunta Sander, está enfadado.
Chandra sonríe.
― ¿Dónde está él?
― ¿Cómo lo conoces?
—No me gusta que me respondan con preguntas—. Dice huraña―. Pero, dadas las circunstancias. Nos conocíamos, teníamos un trato en el que le dábamos comida y a cambio entrenaba a mis muchachos. Liam es mi amigo y…
—Él está en una especie de prisión, trató de matar a Azul.
— ¿Y eso qué?− Chandra eleva la voz.
—No sé qué haces tú cuando en tu grupo se tratan de matar los unos a los otros, pero en el mío no se toleran estas cosas, si Liam y sus amigos siguen vivos es porque Azul así lo quiso.
La joven eleva una ceja a modo de evaluación, está mordiendo el interior de su mejilla.
—Es una dos—. Dice al fin. Sander aprieta los puños—. Tendría razón en haberla matado.
Sander ríe un poco siniestro.
—Al igual que tu hermanita—. Dice y apunta a Sam quien evalúa todo con una sonrisa ¿De parte de quien está?
Cualquier indicio de estar jugando se borra del rostro de Chandra, ahora es una máscara de frialdad.
― ¿Cómo te diste cuenta?− Pregunta con una calma escalofriante. Lo supe al instante, lo más importante para ella es su hermana.
Sander sonríe fieramente.
―Se comunica perfectamente con Azul. Nadie puede hacer eso, hasta hace poco ella no sabía leer ni escribir. Solo se podía llegar a hablar con ella de una manera. Samantha es una lectora de mentes ¿O me equivoco?
―No, no te equivocas―. Chandra sonríe—. Me sorprendes, Chispitas.
Nuestro líder niega con la cabeza por el apodo que le dan.
—Bien—. Dice Sander—. Nuevo trato. Atienden a Amanda, nos dejan comunicarnos con nuestra gente, nos vamos de aquí y hacemos de cuenta que nada pasó.
― ¿Y eso en que me beneficia?― Replica ella―. Numero uno: Liberan a Liam y a sus chicos, los dejan venir aquí. A cambio de los alimentos que les daremos. Numero dos: No divulgan la condición de Sam y nosotros no divulgamos la de Azul, a nadie le gustan los Cazadores. Y número tres: Aun queda el asunto de las vacunas.
— ¿Eso a mí que me importa?― Inquiere Sander.
Chandra bebe agua de su vaso, deja el recipiente con un sonido seco sobre el suelo.
—Ahora sabes porque no tiene sentido matarlos—. Le ofrece una mano a Sander— ¿Es un trato?
El chico frunce el ceño y aprieta la mano de Chandra.
―Supongo que no tengo elección.
―Ten por seguro, Chispitas, que si conseguimos esas vacunas y curamos a mi gente sin que los Cazadores nos sigan desde ese Laboratorio… Sé que es muy arriesgado, pero si lo logramos, tendrás aliados hasta el fin de tus días y quizá aun después—. Dice ella para cerrar el trato.
Sander asiente.
La gente de Chandra se lleva a Amanda para curarla, Dany va con ella.
Sam me toma de la mano enguantada y me lleva con ella. Dejo atrás a Sander y Chandra que planean cosas que no debo escuchar. Odio que me trate como una niña pequeña. Ya que Andy sí se queda a escuchar y participar en todo.
Miro como salen de la habitación y se dirigen a la sala con computadoras, de seguro a comunicarse con Dexter para que liberen a Liam y sus secuaces pero… ¿Qué pasara con Sayuri? ¿Ella también forma parte de ese grupo? No creo que Chandra quiera a alguien como ella en su bodega.
Samantha me explica cosas del lugar, me dice que me voy a quedar con ella hasta que mis compañeros vuelvan de su misión.
Me lleva a lo que llama el cuarto de las cirugías, donde una chica está sacando la bala del hombro de Amanda y una manguera gotea sangre hacia la intravenosa de su brazo.
—Ella va a estar bien―. Me dice Sam—. Sólo debe descasar y cuando tus amigos vuelvan podrán irse todos juntos.
Formulo la pregunta mental:
“¿Qué están esperando para irse?”
―Ellos esperan a que Liam venga, ya los han liberado. Sander cree que es mejor que él no te vea cuando llegue, ya que tal vez trate de atacarte. Aquí entre tú y yo, Liam nunca me agradó.
Sonrío para ella.
—Ya casi no percibo a la otra—. Dice de pronto. Frunzo el ceño—. Ya sabes, la chica que está en tu cabeza o lo que sea, ella parece estar dormida.
Hasta que Sam lo menciona… no me he percatado de que Cheslay casi no ha hablado. Está dormida como dice mi pequeña amiga.
―Ven. Vayamos a donde no nos molesten―. Me arrastra con ella.
Subimos unas escaleras de metal, donde hay muchos cuartos en las orillas, pasamos por afuera de la reja con armas. Samantha me guía a lo que parece ser la puerta al final del pasillo.
Ella tira de un cordón que lleva en el cuello y luego abre la puerta con la llave que cuelga del listón. Dentro hay una cama con un cobertor que en otro tiempo fue morado. Hay una ventana que está cubierta con madera, también hay un pequeño rincón con ropa y otras cosas como libros y juguetes. Sam es como un cuervo que disfruta de coleccionar cosas brillantes.
Me siento sobre la cama y ella se recuesta, dejando la cabeza sobre mis piernas, como lo hacíamos en el Campamento.
Me doy cuenta de lo mucho que han cambiado las cosas. Primero no recuerdo nada, luego soy llevada al Campamento, esas son mis primeras memorias, Sam es parte de eso. Después huyo de ahí y me encuentro en los túneles. Jamás voy a olvidar la imagen del chico rubio que se pasea bajo la luz de la luna.
En los túneles, Sander me ha mostrado que aún puedo tener esperanza.
Ahora estoy aquí, de nuevo con Sam. Ya no es el Campamento ni nada tan horroroso, pero no me siento del todo segura. Quiero ir con Sander al Laboratorio y ayudarlo a traer las medicinas para estas personas. Sé que no me dejara hacerlo, así que debo quedarme a cuidar de Amanda ya que no tengo duda de que Dany también ira con ellos.
—No te dejara, tienes razón—. Dice Sam, haciendo eco de mis pensamientos—. Y yo tampoco quiero que te vayas. También tengo miedo por Chandra ¿Sabes? Si ella no regresa yo estoy a cargo.
La miro sin saber por qué me está diciendo esto.
—Van a estar bien. Hace poco pensabas en la esperanza, creo que debes mantener esa idea. Sea lo que sea, quiero que sepas que siempre seremos aliadas y amigas, no importa lo que pase.
“¿Cómo saliste del Campamento?” Pregunto mentalmente.
Sam frunce el ceño.
―Ellos descubrieron mi condición. Durante mucho tiempo fingí ser algo que no era. Yo mentí para que creyeran que era una cinco, pero la Mayor me descubrió y sería llevada a uno de los Laboratorios. Me pusieron una máscara y me vendaron los ojos, como si eso les ayudara en algo. Si fuera una dos poderosa todos ellos hubieran muerto por mi mano, pero no, yo solo sé leer mentes.
―En fin. Estaba asustada, sentada en la parte de atrás de una furgoneta, cuando se escucharon explosiones. Alguien me desató las manos y me quitó el bozal, y cuando me quitaron la venda de los ojos fue que vi a mi hermana. Ella tenía un ejército y todos tenían armas. Me trajo aquí, a la bodega. He aprendido muchas cosas—. Samantha suspira—. He aprendido que hay Cazadores. Que los adultos están muriendo por una extraña enfermedad, así murieron mis padres, descubrí que estamos divididos en siete diferentes categorías y además…
Tres golpes en la puerta la interrumpen.
— ¿Quién osa interrumpirnos?− Grita Sam algo molesta.
—Lo siento—. Dice Sander mientras entra—. Yo… tenemos que irnos y quería despedirme de Azul, si no te molesta, claro.
Samantha hace una mueca, pero se levanta de la cama y mira a Sander con recelo. Lo apunta con un dedo amenazante.
—Sólo porque me agradas—. Dice y sale de la habitación.
Sander niega con la cabeza y ríe.
Me doy cuenta de que se ha cambiado de ropa. Lleva un traje completamente negro y un chaleco de aspecto pesado, también se ha calzado unas botas que le llegan a la rodilla. Tiene un gorro de color negro sobre sus manos, lo retuerce nerviosamente.
—Yo…— Comienza—. No sé qué decir.
Me quito un guante y me acerco a donde está, levanto su mano y pongo mi palma contra la suya. Le muestro lo que pienso que es la esperanza y así le hago saber que todo estará bien. Puedo ver a través de la conexión que ya tuvo un encuentro con Liam, en el que pelearon a golpes, hasta que Chandra pidió orden.
Tengo miedo por él, y se lo hago saber. Ambos tenemos los ojos cerrados, completamente concentrados. Todo es muy extraño y a la vez fantástico, puedo ver sus pensamientos y recuerdos en sintonía con los míos, como si nuestras mentes estuvieran en un mismo espacio.
Despacio separamos nuestras manos. Sander abre los ojos y me mira de una forma que me hace sentir en casa.
—Voy a volver. Vamos a ayudar a estas personas y tendremos nuevos aliados. Es una promesa—. Me dice con voz segura—. Nunca me había preocupado tanto por nada… hasta que llegaste.
Sander se acerca rápido y deposita un ligero beso en la orilla de mis labios.
Cierro los ojos y dejo que las lágrimas caigan cuando sale por la puerta. Esta no será la última vez que lo vea. No es una despedida, es un hasta pronto.
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Mente Maestra la saga
Ciencia FicciónNo tengo nombre. No tengo un pasado. No tengo recuerdos. Ellos me buscan. Otros me cazan y otros dicen que quieren protegerme. No sé en quien confiar. ¿En aquel que dice quererme? ¿Aquel que dice haber cruzado el mundo entero por...