Su familia se enfadó cuando se enlistó en el ejército, ellos no comprendían que Raphael solo quería ayudar a los demás, él era de un lugar llamado Texas.
Respiró profundo, ahora lo único que tenía era la mochila que golpeaba su espalda y lo que llevaba puesto, esperaba tener algo más al final de su preparación como militar, no propiedades, ni autos o mucho dinero, él esperaba camaradería, amigos que se atrevieran a arriesgar la vida por él, como Raphael la arriesgaría por alguien que se atreviera a llamarlo amigo, hermano.
Tomó una respiración profunda, no tenía una razón para estar nervioso, había pasado tres pruebas en su lugar natal, era resistente, rápido e inteligente.
Sus botas hacían ruido contra el asfalto, pero era casi opacado por los gritos dentro del lugar. Soldados corrían mientras a coro cantaban una frase, otros practicaban tiro en algún lugar, una voz sonaba por los altavoces y muchos pasos más contra el concreto hacían que su corazón quisiera salirse del pecho. Había esperado emocionado por tres meses para poder llegar a ese lugar, había pasado esas tres duras pruebas para ganarse un sitio ahí. Con sus escasos diecinueve años, se convertiría en un soldado de cuyo país estaba tan orgulloso. Así que, reuniendo los suficientes hechos del porque su sitio estaba dentro de ese lugar, enderezó la espalda, miró al frente y con paso decidido caminó hacia donde le habían indicado, el pabellón número cinco, con los jóvenes de su edad, o bueno, más o menos de su edad, ya que lo habían ubicado con los de veinte a veinticinco años.
Estaba justo al frente de la entrada, su rostro joven reflejándose en una de las ventanas, podía ver a su espalda como la bandera ondeaba, una parte minúscula de él quería hacer acopio de todos sus temores y huir de ese sitio. Sacudió la cabeza, compuso una cara seria y empujó la puerta. Había varias camas, a decir verdad las había contado, veinte literas pegadas a la pared y otras veinte al frente de esas, a su derecha se encontraba el baño, con las regaderas para varios hombres. Ventanas, una cada dos literas, estas cubiertas por barrotes gruesos de hierro forjado.
Nadie puso atención al novato que entraba, ni siquiera miraron cuando la puerta se abrió, así que Lousen, un poco triste por no haber encontrado a alguien con quien desarrollar camaradería, siguió su camino, flotando como un espectro, sin que se percataran de su presencia.
Llegó a una de las literas que aún tenía las sabanas acomodadas a los pies, dejó su mochila sobre ella y se dio cuenta de que la litera de abajo estaba vacía, no tenía un compañero. Resopló y se dispuso a sacar sus cosas de aseo personal de la mochila, necesitaba tomar un baño después del largo viaje en autobús. Según su horario, sus entrenamientos comenzaban al día siguiente, a cargo del general Lanhart, no quería pensar en eso ahora, pero estaba emocionado, todo lo que había escuchado acerca de ese hombre era aterrador, sin embargo, si quería llegar a ser un soldado que valiera la pena, lo necesitaba.
Llevó sus cosas a las duchas, entrando a tomar un baño rápido, el agua estaba fría, no sería fácil para él adaptarse a esos cambios, pero había sido su decisión. Dormir mientras se sentía observado, comer a ciertas horas y no cuando le diera la gana, hacer su cama cada vez que se levantara, y si tenía un mal día no podría simplemente correr a casa y buscar refugio en sus padres, ya que, según su padre, si cruzaba la puerta de su hogar, él ya no sería más su hijo.
Raphael sacudió la cabeza para no pensar en esas cosas, su familia estaba muy enojada con él, como para gastar pensamientos en ellos, no los extrañaría más, no quería volver hasta tener algo firme, hasta saber que ya no estaban enojados, aunque, conociendo a su padre, su enojo nunca se esfumaría. Terminó de ducharse, y le pareció extraño que todo afuera estuviera tan silencioso, tomó la toalla y la enredó en su cintura, para correr la cortina de baño y darse cuenta de que los baños estaban completamente vacíos, incluso los vestidores.
ESTÁS LEYENDO
Mente Maestra la saga
Science FictionNo tengo nombre. No tengo un pasado. No tengo recuerdos. Ellos me buscan. Otros me cazan y otros dicen que quieren protegerme. No sé en quien confiar. ¿En aquel que dice quererme? ¿Aquel que dice haber cruzado el mundo entero por...