Todo es diferente, difuso, una vida cambiante. No quiero escucharla, Cheslay dice tener razón, pero no quiero escuchar lo que dice aunque me diga que es lo correcto. Ella no sabe lo que es correcto o incorrecto, ella actúa según sus sentimientos. Yo quiero actuar según los míos, pero estos se contraponen, una parte de mi quiere salvar a Cheslay de sí misma, de los errores que quiere cometer. Y otra parte, la más grande y egoísta quiere tomar el control y quedarse con Sander. Con él. Si dejara salir ese poder, ese monstruo que entre las dos mantenemos a raya, si tan solo lo dejara hacer lo que quisiera... podía tomar el control del cuerpo y simplemente quedarme con Sander, pero los sentimientos de Cheslay eran demasiado fuertes por Dylan... El monstruo quería salir y tomar los recuerdos de todos los sobrevivientes de los túneles, pero no dejábamos que sucediera. No era fácil mantenerlo a raya, pero entre las dos podíamos. Yo no quiero ser ese sujeto de pruebas, aquel al que tanto temen, aquel que me mostró Cheslay en una visión, cuando sus protecciones se hicieron más débiles, ella me dejó ver cómo era en realidad. Yo no quiero volver a eso, esa persona que no tiene nombre, no quiero ser esa abominación de la naturaleza, yo quiero ser Azul, y eso parece suficiente, quiero tener una identidad, un hogar, amigos y un romance. Quiero una vida a la que no tengo derecho, porque tendría que vivirla a través de alguien más, mientras ese alguien se pierde en las lagunas de mi mente. No quiero hacer eso a Cheslay, ya que si ella se queda con el cuerpo, yo simplemente estaré en otra parte, mi poder no me dejara perderme, pero si es al contrario, si Cheslay decide que yo me quede... ella desaparecerá para siempre, esparciéndose en las lagunas del recuerdo.
Miro por la ventanilla del Jeep, veo como la bodega se hunde entre las rocas y la arena de desierto, de los páramos mortíferos. El auto deja estelas al pasar por el camino árido. Ian va en la parte de atrás, recostado sobre las maletas sus ojos están perdidos en la lejanía, pero de vez en cuando envía miradas furtivas a Sam, quien finge no darse cuenta, ella está asustada respecto a los sentimientos del chico. Samantha simplemente mira a todos los lugares, evitando la parte de atrás. Amanda ha caído en un profundo sueño, recargando su cabeza contra mi hombro. Sander murmura un par de cosas y Dylan asiente, respondiendo a algo que el chico rubio dice. Ambos tienen el ceño fruncido, Dylan apunta hacia el indicador de gasolina, queda poco menos de la mitad. Saben que con ese combustible no llegaremos hasta Canadá, donde quiera que eso quede y sea lo que sea que nos aguarde ahí.
— ¿Qué crees que nos espere en el lugar con nombre de mujer?― pregunta Ian. Esta recargado sobre sus manos, el resto de su cuerpo recostado sobre las maletas. Me cuesta un poco darme cuenta de que se dirige a mí, ya que Amanda está dormida y Sam lo ignora.
Abro la boca un par de veces, tratando de responder, pero se sigue sintiendo extraña la vibración del sonido a través de mi garganta, de mis cuerdas bucales. Busco a Cheslay en mis pensamientos, para que ella responda, pero me rechaza con un gruñido, está cansada y triste después de su discusión con Dylan. Respiro profundo y abro la boca una vez más.
—Creo...— digo lentamente. Me pregunto si se dan cuenta de la diferencia, de cuando habla Cheslay a cuando hablo yo—. Yo creo... que hay esperanza.
Ian sonríe. Él piensa lo mismo, cree que hay esperanza. Él y Sam son el ejemplo de lo que nos espera, son pequeños, Ian tiene catorce años y Sam quince. Aun así se esfuerzan por no dar rienda suelta a sus sentimientos, ella tiene miedo de que Ian no comprenda la magnitud de lo que es su poder, que él nunca podrá tener secretos para ella. Pero algo que Samantha aun no comprende es que Ian es un libro abierto, no tiene secretos para nadie y expone todas sus ideas en voz alta, cuando está asustado o asombrado, cualquier tipo de sentimiento se refleja en su rostro, es fácil leerlo y su sonrisa es totalmente transparente. Es perfecto para Sam, ya que ella oculta todo tras una capa de ingenuidad y respuestas evasivas. Samantha guarda demasiados secretos, ya que no le concierne a ella decir a los demás lo que piensan las personas.
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Mente Maestra la saga
Ciencia FicciónNo tengo nombre. No tengo un pasado. No tengo recuerdos. Ellos me buscan. Otros me cazan y otros dicen que quieren protegerme. No sé en quien confiar. ¿En aquel que dice quererme? ¿Aquel que dice haber cruzado el mundo entero por...