Camino detrás de Olivia todo el tiempo. Ella no se gira para saber que la sigo, lo sabe.
Me obligo a respirar tranquila, ahora que el cosquilleo en mi espalda se ha ido.
Vamos por una habitación que parece no tener fin, aquí no hay personas, pero si hay un sonido agradable que llena todo el lugar, no sé qué es, pero me ayuda a sentirme bien, como si yo tuviera un hogar.
Miro hacia la izquierda, ahí está un chico. Frente a él hay una cosa que tiene muchos botones y brilla con luces de colores. El chico lleva unas cosas sobre sus ojos...
"Anteojos, sirven para ver mejor" explica.
Quiero algo así sobre mi cara, algo por lo que deba ser reconocida. Olivia tiene su cicatriz y el chico sus anteojos.
No desvía la vista de la cosa que tiene frente a él, a pesar de que estoy segura que nos escuchó llegar.
Olivia lo llama, pero él no hace caso, así que ella solo pone los ojos en blanco y sigue con su camino hacia el frente.
Ella, al contrario que Sander, no me explica nada de lo que hay, ni me presenta a las personas.
Atravesamos una puerta que Liv cierra. Llegamos a otro sitio, y giro hacia la pared.
Frente a mi hay una chica. Le frunzo el ceño y ella hace lo mismo hacia mí.
Es grosera, está imitando cada uno de mis gestos. ¡Basta! Quiero decirle ¡Ya basta!
La voz en mi cabeza solo ríe, pero no me ofrece palabras para lo que está sucediendo.
Al parecer Olivia se percató de que me detuve, ya que también lo hace.
− ¿No conocías los espejos?− pregunta.
¿Qué se supone que es eso? Pregunto en mi interior.
−Vaya− dice− Esto será un tanto complicado si no encontramos una manera de enseñarte todo− se lleva una mano a la mejilla con la cicatriz y la frota, parece un habito suyo− Los espejos son una... cosa en la que puedes reflejarte, esa que está ahí, eres tú y detrás de ti estoy yo. Eso es todo lo que hacen los espejos, te ayudan a saber cómo eres.
No puedo apartar la vista de la chica que me imita ¿Esa soy yo?
"Esa somos nosotras"
Le asiento.
La chica tiene el cabello castaño, lacio y largo, aunque muy sucio. Sus pómulos están muy remarcados, al igual que su clavícula. Parece un saco de huesos.
"Parecemos un esqueleto" se queja la voz.
Tiene razón. Mis brazos son muy delgados, al igual que el cuello, y mis mejillas se hunden contra la piel de mi cara.
Y ahora tiene sentido el nombre que Sander me dio.
Mis ojos son muy grandes y de un color azul brillante. Son ojos que reflejan curiosidad y asombro.
−Ven− me dice Liv con un asentimiento de cabeza− Ahora que te calmaste necesitas tomar un baño y comer algo, justo en ese orden.
Le digo que si con la cabeza y entramos a la última puerta.
Adentro hay una luz parpadeante sobre el techo, y hay hoyos en el suelo que están llenos de agua. Vapor sale de ellos. También hay cosas para el aseo personal, las reconozco porque una vez al mes nos daban un trozo de jabón en el Campamento.
− ¿Sabes cómo hacerlo?− me pregunta un poco incomoda.
Asiento. Si, Sam me mostro como debo asearme.
Olivia se sienta sobre una silla de color blanco que esta junto a la puerta y comienza a silbar.
No me molesta que se quede, ya que estoy acostumbrada a que siempre me vigilen. Tal vez ella no se va por que tiene miedo de que me ahogue, o algo así.
Me quito toda la ropa con cuidado de no lastimar más mi pierna. No miro a Liv para que me ayude a quitar el vendaje, lo hago yo misma.
Aprendí a hacerlo en el Campamento, cuando una de las niñas era castigada, yo me hacía cargo de ella con un botiquín que también nos lanzaban una vez al mes. Más de una chica murió por infección o porque se sobrepasaban con los castigos.
Termino de quitar el vendaje y me doy cuenta de que la herida ya limpia no luce tan mal.
Meto dos dedos en el agua para medir su temperatura. Esta tibia.
No quiero pensar más en el Campamento, pero es el único punto de comparación que tengo para todo. Y en ese lugar el agua siempre estaba fría, aun sin importar que tan duro era el invierno.
Entro por completo, mi cabello escurre agua y mugre.
Puedo sentir la mirada de Olivia sobre mí, ahora que no hay nada que oculte mi cuerpo mallugado de la vista.
− ¿Sabes?− dice− Eres la primera que llega que no sabe nada, que no tiene recuerdos ni tampoco sabe hablar. Me preguntaba si estabas fingiendo, pero ahora... ¿Ellos te hicieron esto? – pregunta señalando las marcas.
Cicatrices. Ahora sé que se llaman así.
Tengo muchas de ellas, en la espalda, el cuello, algunas ocultas por mi cabello, en las piernas... hay bastante que ver en realidad.
Asiento.
−Es horrible ¿Te castigaban? ¿Solo eso?
Niego y me levanto el cabello para que pueda ver la que atraviesa parte de mi nuca y sube hasta la mitad de mi cráneo. Esa es la que casi no se ve por qué la oculta mi cabello, pero fue la más dolorosa.
− ¿Qué más te hicieron?− pregunta.
No quiero recordar los experimentos, ni el acoso de los guardias que además... corto el pensamiento de un solo tajo, no necesito recordarlo.
Sin embargo acuden a mi mente las imágenes de los electrochoques.
No me doy cuenta de que Olivia está tocando mi brazo hasta que ya es demasiado tarde.
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Mente Maestra la saga
Science FictionNo tengo nombre. No tengo un pasado. No tengo recuerdos. Ellos me buscan. Otros me cazan y otros dicen que quieren protegerme. No sé en quien confiar. ¿En aquel que dice quererme? ¿Aquel que dice haber cruzado el mundo entero por...