Cap 6:

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(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV NAVIER:

Me quedé llorando en mi cama, tenía tanta frustración acumulada, cada vez más deseaba que esto solo fuera una pesadilla y que al despertar viera a Heinley con el desayuno al lado y nuestros pequeños pajaritos junto a él. Un golpecito resonó en mi ventana. Levanté la vista y vi a Reina volando afuera.

Me levanté y abrí la ventana, Reina saltó a mi cama, recogió sus alas y me miró fijamente, algunas lágrimas seguían rodando por mis mejillas.

-Llegaste rápido esta vez- dije intentando que mi voz no se quebrara, sequé mis lágrimas ante la atenta mirada de Reina -¿está tu amo cerca?- Reina asintió, lo levanté y lo puse en mi regazo al sentarme en la cama, se congeló por un momento y parpadeó con rapidez, acaricié su cabecita y quite la nota de su pata.

*-El pájaro se llamará Reina, pero ten en cuenta que es un macho-* mi cabeza dejó de palpitar y sonreí al ver la letra de Heinley.

-¿Eres un macho?- Pregunté con "sorpresa". Él agitó molesto sus alas, le di una palmadita en la cabeza para encubrir mis ganas de reír, lo bajé de mi regazo y caminé al escritorio, saqué una hoja de papel para escribir la respuesta. *-No sabía que era macho. Una sorpresa inesperada-* Reina vio atento mi respuesta. Enrollé el papel y lo até a su pata, esperaba que mañana llegara Heinley, al irse Reina me acosté en la cama y me giré a dirección opuesta a la ventana, dormí con una sonrisa en la cara.

Al día siguiente la noticia de la fuerte discusión entre Sovieshu y yo, por Rashta, resonó en todo el palacio, y el rumor de que una hermosa y lujosa mecedora llena de gemas, oro y plata, que fue regalada a Rashta por parte de Sovieshu, se unió súbitamente a la gran historia de amor entre el emperador y su concubina de dudosa procedencia. Aunque todo fue silenciado por el ajetreo de la celebración de Año Nuevo.

Me preparé y recibí a los invitados que llegaban por la celebración de Año Nuevo.

-¡Su Majestad! ¡Su Majestad! ¡Llegó alguien del Reino Occidental!-.

-Si es el Reino Occidental-.

-Si, creo que es el príncipe Heinley-.

Asentí y me levanté, mi corazón palpitaba con rapidez, di las indicaciones que recuerdo haber dado, me dirigí al espejo, y arreglé mi vestido, quería que me viera con mejor cara hoy, salí a la recepción calmando mi corazón. Mi respiración se paralizó al verlo junto a su delegación, lo veía incluso más adorable de lo que recordaba.

Me paré frente a él, fingí que iba a hablar, esperaba que el saludo de Heinley fuera el mismo.

Como esperaba, él inclinó una rodilla y extendió la mano, le tendí la mía y le dio un suave beso, mientras me miraba fijamente a los ojos, hice todo lo posible para no estremecerme ante su conocido toque.

-Es un honor conocerte. Emperatriz- soltó mi mano y sonrió, mantuve como pude la compostura, mientras sentía un nudo en el estómago, quería lanzarme a sus brazos, recibir su consuelo y regañarlo por llamarme emperatriz y no reina, pero no era el momento.

-Es un honor conocerte también. Príncipe Heinley- dije con la expresión digna que practiqué durante años. Sonrió suavemente y se levantó -debe haber sido un viaje difícil, espero que descansen y disfruten aquí hasta el día de Año Nuevo-.

-Siempre he escuchado elogios sobre el palacio imperial del Imperio Oriental. Es muy hermoso-.

-Espero que se sienta a gusto- sus ojos se entrecerraron con una sonrisa ante el saludo ceremonial, se veía tan adorable.

-Ya me siento complacido- esa águila traviesa y astuta, me obligué a no sonreír.

♡♕♡♕♡♕♡

Laura había vuelto y mientras me preparaban para las celebraciones, me interrogaban sobre Heinley, sonreí. Escuché un toque en la ventana, vi a Reina a golpear con su pico el vidrio.

-¿Ya estás aquí?- Me acerqué y abrí la ventana, aterrizó en el alfeizar y me pestañeó. Extendió la pata, desaté la nota y la leí, vi el juguetón mensaje de Heinley.

*-Llegué al Palacio Imperial. ¿Sabes quién soy?-* Claro que lo sabía, pero jugaría un poco con mi adorable águila tramposa.

Tomé pluma y papel, mis damas me miraban expectantes, fingí pensar *-no sé quién eres-* actué reflexivamente y agregué *-¿sabes quién soy?-* Tan pronto como acabé de escribir Reina saltó a mi lado para ver la nota.

-Este pájaro es bastante inteligente. Su Majestad-.

-Incluso mientras limpia sus plumas, parece estar intentando hacer contacto visual con usted-.

-Que águila tan traviesa- mis damas de compañía estallaron en risas cuando Reina se acercó a mí -¿enserio?- Acaricié su cabeza, él hizo un sonido de satisfacción, mientras entrecerraba sus ojos, sonreí internamente, él amaba que acariciara sus cabellos. Enrollé la nota y la até en su pata, agitó sus alas, aterrizó en la cama en una pequeña danza antes de saltar por la ventana.

-Qué pájaro tan inteligente...- Si claro... Pájaro.

-¿Le gustan los pájaros, su Majestad?-.

-Si. Creo que son encantadores- sonreí al recordar lo adorable que era Reina y nuestros pichoncitos. La condesa Eliza sonrió -entonces, ¿por qué no crías uno o dos pájaros de esa especie, o cualquier otra especie?- Si supiera que difícil es criar a dos pequeños polluelos como Lari y Kai no hablaría fácilmente.

-Oh, sí. Sería increíble tener un pollito desde el nacimiento- es increíble, a excepción de lo que duele darlos a luz.

-¡Vamos a buscarlos!-.

-No. Ver uno es diferente a criarlo- suspiré -no he visto a la vizcondesa Verdi desde ayer...-.

-Ella tuvo que volver corriendo a su propiedad-.

-... ¿Problemas de nuevo?-.

-Escuché que su hijo estaba apostando en el extranjero-.

-Y el vizconde estaba con una mujer casada, y el marido lo demandó-.

-Si...- Pronto ella deberá dejar de servirme y servir a Rashta -todo el mundo tiene problemas- suspiré y extendí la mano para cerrar la ventana abierta.Editado: 30/10/2022.

Atte: Sana~i.


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