Cap 24:

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(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV NAVIER:

Me sentía mareada, y de repente unas fuertes ganas de llorar me invadieron. Sovieshu había sido el primer hombre en mi vida, pero su toque para mí, en este punto, era equivalente al de un descarado desconocido. Reaccioné al sentir sus labios en una de mis orejas, solté mi cabello, cerré con fuerza la caja y me volteé, mis labios fueron presionados por Sovieshu, pero me alejé de inmediato, ante la atenta y sorprendida mirada de Sovieshu, sin poder evitarlo limpié mis labios con mi mano libre, la mandíbula de Sovieshu se tensó ante esto, cuando nuestros ojos se encontraron, él sonrió coquetamente y extendió con cuidado su mano.

Mis piernas temblaban, aun si Sovieshu tuviera cansancio y fiebre, tenía más fuerza que yo, si bien no pudo obligarme en el pasado a nada, fue porque estábamos divorciados, pero en este momento seguíamos casados, si quería podría incluso forzarme a estar con él, sacudí la cabeza ocultando mi creciente terror.

-¿Emperatriz?- Su voz retumbó con suavidad en el salón, volví a sacudir la cabeza -... Está bien- para mi alivio él bajó su brazo y la habitación se sumió en un silencio incómodo. La música de la caja extrañamente seguía sonando, aunque en un volumen un poco más bajo, revisé la caja y me tomó poco de tiempo descubrir que la había cerrado mal a pesar de la fuerza que usé antes, al cerrarla bien, Sovieshu miró la caja fijamente antes de mirarme -a veces... Eres como una amiga, no un cónyuge-.

-Un cónyuge es también un amigo con el que se camina a lo largo de la vida- dije completamente segura de mis palabras, Heinley y yo éramos mejores amigos además de ser pareja.

-Si los cónyuges y colegas son iguales, ¿qué sentido tiene el matrimonio?- Él suspiró y salió de la habitación, apenas cerró la puerta y escuché sus pesados pasos alejados, me dejé caer en el sofá, intentando calmarme, había estado tan asustada.

Poco rato después entró la condesa Jubel con mi desayuno -su majestad, ¿peleó con el emperador?-.

-El emperador parece tener fiebre, así que por favor envía al doctor- tomé el plato con mi desayuno -quiero comer sola, ¿estará bien, condesa Jubel?-.

Cuando me dejó sola, hice un esfuerzo por comer, pero solo pude darle un mordisco a mi pan y tomar un sorbo de jugo, luego vi a mi linda águila en la ventana.

-¿Reina?- Abrí la ventana y él entró de un salto -¡Reina!- Las lágrimas que tenía retenidas no demorarían en salir -¿cómo has venido aquí, Reina? ¿Me estabas buscando?- Él asintió, luego envolvió sus alas alrededor mío en forma de abrazo -¿Reina?- Mis lágrimas me traicionaron -no quiero que me toque nunca- sollocé en un susurro, Reina se tensó un poco, pero siguió abrazándome -puede que no sea capaz de vivir sin ti, Reina- lo atraje más a mí -¿qué pasa si tienes que volver al Reino Occidental?- Lo aparté de mis brazos y lo puse en mi regazo, limpié mis lágrimas rápidamente -¿debería seguirte?- Él graznó y asintió con entusiasmo -¿de dónde diablos sacó el príncipe Heinley a un chico tan guapo como tú?- Reina se veía feliz ante mis cumplidos -antigua reina del Occidente y madre de Heinley, muchas gracias por haber dado a luz a este adorable hombre- agradecí mentalmente -¿debería conseguir un pájaro del mismo tipo que Reina?- Su mirada se agrandó en sorpresa -Reina, si te encuentro un hermanito, ¿serás amable con él?- Reina sacudió con violencia su cabeza, mientras su mirada destellaba en enojo y celos, me reí ante su reacción.

-¡Su majestad!- La condesa Jubel entró, y aunque se sorprendió de ver a Reina, lo ignoró -¡su majestad, el emperador ha colapsado!-.

-Agh, bonito momento, para colapsar el que elegiste Sovieshu- pensé, inmediatamente fingí algo de preocupación, sabía que Sovieshu estaría bien -¿dónde está ahora?-.

-Lo trasladamos a una habitación vacía cercana y llamamos al doctor-.

-Envíalo a la capital y dile que lleven un doctor. Por si acaso- dejé a Reina en alféizar de la ventana, ni él ni yo queríamos separarnos -sé un buen chico. Ve con tu amo, Reina. Ah, espera condesa Jubel-.

-Si, su majestad-.

-Por favor, dale un poco de agua a Reina. Voló una larga distancia-.

-Si-.

-Reina, toma un poco de agua y descansa antes de regresar, ¿de acuerdo?- Besé la frente de Reina antes de correr "preocupada" a ver a Sovieshu.

♡♕♡♕♡♕♡

Después de que todos salieron de la habitación, fije mi vista un poco en el hombre que estaba en la cama, el recuerdo de Sovieshu cuando era joven y lo buena que era nuestra relación, me hizo acercar una silla a su cama, ante el ruido él abrió los ojos y me miró, tomé una toalla de una palangana con agua fría, la escurrí un poco y se la puse en la frente. Él se estremeció.

-Está fría-.

-Estás sobrecargado de trabajo-.

-He escuchado. Estaba despierto cuando el doctor dijo eso-.

-No desperdiciemos este viaje a la villa- lo decía enserio, si bien no iba a pasar más tiempo del necesario con él, quería intentar librarme de la tensión acumulada por esta situación. Suspiré, al recordar los tratos que recibiría de Sovieshu después de volver.

-¿Estás bien? Deberías tomar un descanso- Dijo algo cansado, le quité la toalla de la frente y la sumergí en la palangana y se la puse de nuevo -fría...- Se quejó -tu cumpleaños fue arruinado por mi culpa. Lo siento-.

-Venimos aquí todos los años. No te preocupes por eso-.

-No puedo evitar sentirme mal-.

-Tendré mi cumpleaños el año que viene- claro este será con mi águila traviesa y si es posible nuestros pichoncitos.

-Pero tu cumpleaños de este año... Huu. Hablar con la emperatriz es como...-.

-¿Cómo hablar con un amigo?- Me burlé y él hizo una mueca.

-¿Sabes que estás siendo un poco cruel?-.

-¿Cómo no puede reconocer cuando bromeo y me burlo? Siempre lo he hecho de esta manera- pensé -el doctor dijo que tenías que descansar unos días más. ¿Debo llamar a Rashta?- Si por alguna razón lo aceptaba podría volver y pasar tiempo con Heinley.

Editado: 31/12/2022.

Atte: Sana~i.



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