Cap 61:

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Volví!

(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV HEINLEY:

Me senté con cuidado en la cama de reina, la noche anterior no nos dio el tiempo de llegar al cuarto compartido, una vez mi vista se enfocó, noté que todo el desastre de ropa esparcida había desaparecido, seguramente había sido obra de las damas de compañía de reina.

Alguien tocó delicadamente la puerta antes de abrirla, era más que obvio que la persona pensaba que estábamos dormidos -su alteza- exclamó sorprendida de verme la condesa Jubel, mientras que Laura estaba en un estado de shock, pocos minutos después aparecieron Rose y Mastas que traían en sus manos mi bata.

-¿Qué sucede?- Les preguntó en voz baja Mastas -su alteza- me saludó, como acostumbraba a hacer antes de convertirse en dama de compañía.

-Su alteza- reverenció Rose -su alteza, aquí tiene su bata- la tomé y me la puse antes de salir de la cama, con cuidado de no despertar a reina -su alteza- parecía querer decirme algo, vi que Laura se dirigía a despertar a reina.

-Déjala dormir un poco más, señorita Laura- Laura dejó de caminar hacia la cama, asintió y se quedó quieta con la cabeza gacha -¿tiene algo para decirme señorita Rose?-.

-Sir. McKenna lo busca- suspiré.

-Cuando reina despierte dile que estoy en una reunión, que vendré a verla más tarde-.

-Si, su alteza-.

-No olvides darle el anticonceptivo y si ella quiere algo que no está disponible en el palacio, infórmame de inmediato-.

-Como ordene-.

Me acerqué la cama, besé la frente de reina y sus labios -te amo- susurré antes de ir a prepararme para la reunión, si el vizconde tenía de nuevo la petición que recordaba, no se lo negaría, pero era decisión de reina.

POV OMNISCIENTE:

Mientras todos en la sala murmuraban al ver al vizconde Langdel, la joven reina abría sus ojos, había sentido el momento en que Heinley se levantó, pero se sentía muy cansada como para despertarse.

Se sentó en la cama cubriendo su desnudez con las mantas, sus recién llegadas damas de compañía estaban petrificadas, mientras que Mastas las veía extrañada y Rose estaba animada.

-Su alteza- saludó Rose, llamando la atención de las demás.

-¿Heinley?- La joven reina buscó a su esposo en la habitación.

-Su alteza, el rey Heinley dijo que estaría en una reunión, y que vendría a verla más tarde-.

-Está bien- Rose me tendió mi bata -¿qué sucede condesa Jubel, señorita Laura?-.

-Su alteza, no es nada, solo que... No esperábamos ver al rey-.

-Deberán acostumbrarse, es muy normal ver al rey durmiendo con la reina-.

-Señorita Mastas- la regañé avergonzada.

-Lo siento, su alteza-.

♡♕♡♕♡♕♡

-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos- dijo sonriente el joven rey.

-Soy Langdel. Comandante de la 5ª división de la Orden de Caballeros de las Sombras- se inclinó cortésmente.

Heinley sonrió de nuevo -me informaron que caballeros de la Orden de Caballeros Transnacional están estacionados a las afueras de la capital. ¿Cuál es el motivo? Mi gente se siente incómoda por tus hombres. Dependiendo de tu respuesta, tendrás que estar preparado para marcharte-.

-En el pasado la reina Navier me salvó la vida- Heinley levantó una ceja.

-¿Mi esposa?- Preguntó fingiendo no saber que había ocurrido.

-Así es. Ahora me gustaría devolverle el favor. Le pido que nos permita a mí y a mis caballeros actuar como sus caballeros personales hasta que se establezca su escolta oficial-.

Durante algunos minutos todos posaron su vista en Heinley, quien se echó a reír, sorprendiendo a todos -puede pedírselo usted mismo-.

♡♕♡♕♡♕♡

Christa, sintió su estado de ánimo aún más amargo, la noticia de los caballeros transnacionales llegó a sus oídos.

Su estado de ánimo había decaído de forma constante, su corazón se destrozaba cada vez que veía al rey Heinley pasear con su esposa, veía la mirada que siempre él tenía en sus ojos al verla, amor, anhelo, deseo, ternura, habían muchas emociones algo contradictorias, pero eso no le importaba.

Christa lo único que deseaba es que esa mirada brillante fuera para ella.

Incluso planeo a escondidas de sus damas, ir e intentar seducir al joven rey, aprovechando que tenía casi la misma edad que Navier y que era hermosa, pero todo su plan e ilusión se destruyó al acercarse al cuarto del rey, los sonidos que se escuchaban a través de la puerta delataban la pasional aventura nocturna del joven monarca con la nueva reina, apretó los puños, intentando calmarse.

Ella lo sabía, el rey era joven, había vivido una vida alocada llena de mujeres jóvenes y hermosas, luego terminó casándose con una mujer divorciada, que era la antigua emperatriz del imperio vecino, por lo que intuyó lo estricta que era la mujer para evitar lo sucedido en su primer matrimonio, y no le extrañaría que hiciera cosas parecidas a las que hizo la madre del emperador Sovieshu, muchas de las historias de cómo se deshizo de concubinas habían cruzado fronteras.

Pero todo lo que Christa creía saber sobre la relación de Heinley y Navier era falso. y lo descubrió tan solo segundos después.

-Mi reina, mi Navier- se escuchó la voz del rey -te amo-.

Los ojos de Christa se llenaron de lágrimas y sorpresa, salió corriendo de regreso a su cuarto.

Christa suspiró regresando su atención a sus damas, luego pidió enviar una cesta de flores a Navier, tal vez si fuera buena con ella, Heinley la notaría y en un futuro se convertiría en su amante, después de todo, ella pensaba fervientemente que el rey era un playboy y que aquella noche solo dijo eso por presión de la reina.

El asunto de la actual reina queriendo reunirse con la señorita Mullaney, fue mencionado por sus damas, quienes le suplicaron hacer algo al respecto, todas con el pensamiento de que si no podía deshacerse de ella, por lo menos la destruyera.

♡♕♡♕♡♕♡

Navier vio al tembloroso Vizconde Langdel frente a ella, pidiéndole ser, junto a sus hombres, sus caballeros personales.

La reina, fingió no saber de qué hablaba el vizconde, y cuando se marchó con Nian, uno de los asistentes de Heinley le explicó lo sucedido.

Pasó durante muchas horas charlando y riendo con sus damas de compañía, hasta que el enviado del imperio Oriental con la carta de Sovieshu, llegó, la reina aceptó la carta y la leyó encontrándose con el mismo contenido que recordaba.

El enviado salió para que ella pudiera escribir una respuesta, pero pasados unos segundos la reina salió negándose a responder la carta.

Editado: 6/03/2023.

Atte: Sana~i.

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