Cap 26:

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(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV NAVIER:

Me dirigía a una de las dos cenas semanales con Sovieshu, como recordaba me encontré con Rashta, ella se inclinó cuidadosamente y se hizo a un lado. Di un par de pasos.

-Disculpe... Su majestad- me llamó en voz baja.

-¿Qué pasa?-.

-Su majestad tiene al príncipe Heinley. Un amigo cercano-.

-¿Amigo? Futuro esposo querrás decir-.

-Así que por favor no toques al duque Elgy-.

-¿Qué?- Fingí sorpresa -todo tuyo Rashta, si quieres endeudarte adelante- una exhalación supuestamente de sorpresa escapó de mi boca -no sé de qué estás hablando-.

-Cuando estaba en problemas, él era el único de mi lado que me escuchaba y confiaba en mí-.

-¿Entonces?-.

-Por favor... No se ofenda. Su majestad, tiene muchos amigos, así que por favor no se lleve a mi único...-.

-No lo haré- dije interrumpiéndola -no sé por qué esto te preocupa, pero no debes alarmarte. El duque Elgy no es mi amigo- ella sonrió aliviada -como decirlo-.

-¿Qué?-.

-Tú has codiciado lo que era mío, pero yo no he codiciado nada de lo tuyo. No estoy tan necesitada como para tener que quitarle algo a otra persona- ella me miró angustiada, pero la ignoré y entré a la habitación de Sovieshu. El conde Pimu estaba con él, hablaban de la joya curativa que le daría a Rashta, cuando el conde se fue, Sovieshu me sonrió, tomó la campanilla y llamó los sirvientes, ellos llegaron con la cena -¿ya no tienes un anillo con un hechizo de curación, su majestad?-.

-Oh... Sí. Pero ya no lo tengo- cenamos en silencio, aunque mostraba normalidad frente a él, tanto silencio me estaba causando somnolencia -emperatriz, si no te importa, ¿puedes prestarme la "Flor del Desierto" hasta que encuentre un nuevo anillo?-.

-¿Realmente lo necesitas?- Pregunté tratando de ocultar la somnolencia en mi voz.

-Solo quiero prestárselo a alguien que se lastimó las manos-.

-¿Quién es?-.

-Préstame el anillo y prometo devolverlo-.

-Las manos de Rashta deben ser ásperas- sus ojos se abrieron por la sorpresa. Puse mi tenedor en la mesa, me limpié la boca con una servilleta y le sonreí -no necesitas usarlo en ti mismo. No puedes prestarlo a otros nobles de la nada, y no puedes vender nada de lo que pidas prestado, además estás seguro de poder devolverlo. Seguramente la persona a la que quieres dárselo debe ser Rashta-.

Él puso su frente en su mano tímidamente -¿no me lo prestarás?-.

-No lo haré-.

-¡Emperatriz! ¡¿Habla enserio?!- Preguntó alterado, causando que mis ganas de dormir se fueran.

-A menos que acepte una condición-.

-Una condición...- Repitió más calmado.

-Préstame uno de tus objetos mágicos como garantía- él se rio sorprendido.

-¿Crees que no lo devolveré?-.

-No. Pero puedo tener una persona a la que quiera prestárselo-.

-Pastárselo a... ¿Quién?-.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora