Cap 66:

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Llegó la boda de Trashta y Ceviche!! 

(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV NAVIER:

El día antes de la boda llegó, estaba nerviosa, no sabía que reacción tendría Sovieshu está vez, después de todo muchas cosas fueron cambiadas.

La historia de lo alegre que me veía al lado de Heinley en el carruaje se expandió igual de rápido que el rumor de nuestro encuentro en su oficina. Caminé de un lado al otro en la habitación, al final decidí ir a dar un paseo.

Como recordaba, Heinley estaba cerca, por lo que decidimos pasear juntos, paseando justo por donde alguna vez Sovieshu nos interrumpió.

-¿Lo recuerdas?- Sonrió -estábamos por aquí hablando del cumpleaños de reina-.

-Es difícil de olvidar-.

-Reina intentó alimentarme con insectos- me reí a carcajadas.

-Era una pequeña venganza- me reí de nuevo -¿te sorprendiste mucho?-.

-Incluso ahora me asusta ver insectos- no pude evitar reírme de nuevo.

-En ese entonces, te burlaste mucho de mí e hiciste muchas tonterías-.

-¿Reina estaba celosa?-.

-Soy la única mujer en la que te has fijado, entonces... ¿Debería haberlo estado?-.

-Eso es cruel- dijo con un puchero, lo detuve y me puse de puntitas para alcanzar su oreja.

-Solo estuve un poco celosa, no me gusta verte jugueteando de esa forma- ante mis palabras, se formó una brillante sonrisa en sus labios. Volví a mi posición, no sin antes besar suavemente su mejilla, sentí una intensa mirada, y al mirar de dónde venía, pude observar cómo Sovieshu aparecía frente a nosotros. Evité suspirar -es un placer ver a su majestad el emperador del Imperio Oriental-

Sovieshu se quedó mirándome con los labios apretados, al igual que en mis recuerdos, no devolvió el saludo, se acercó a paso lento, alternando su furiosa mirada entre mi esposo y yo.

-Rey Heinley, podría permitirme un momento a solas con Navier-.

-Lo lamento. Pareces un poco enojado... Incluso siendo una petición de su majestad, no puedo dejar a mi esposa al lado de otro hombre, mucho menos si está enojado- negó rotundamente Heinley, tomando mi mano, con su pulgar haciendo círculos en mi mano.

-¿Otro hombre?-.

-Navier es mi esposa- sonrió victorioso Heinley.

La expresión de Sovieshu se retorció -Navier, tengo algo que decirte-.

-Lo escucho, su majestad-.

-Solo nosotros dos-.

Esta vez, no me importaba lo que quisiera decirme -mis disculpas, su majestad. Si no es un asunto urgente, mi deber es estar al lado de mi esposo ahora-.

-¡Navier!- Gritó. Me miró fijamente, luego miró con una gran ira contenida a Heinley, se dio la vuelta y se marchó.

Suspiré y me giré a ver a Heinley, quien me miraba fijamente... Conocía esa mirada.

-¿Sucede algo?-.

De lo último que fui consciente fue estar en mi habitación con Heinley encima.

♡♕♡♕♡♕♡

Hoy era el día de la boda, por lo que el palacio en general era un absoluto alboroto.

Heinley y yo empezamos a prepararnos desde temprano, de vez en cuando alguno de los dos bostezaba.

Ni siquiera la pelea de Rose y Mastas, por la lanza de la última logró despertarnos lo suficiente.

Mientras tomaba el vestido medianamente glamuroso y el sencillo, llegó el mensajero, al parecer en esta ocasión Rashta también había elegido el mismo o incluso por efecto mariposa, el vestido puede ser incluso más glamuroso, si es que eso era posible. Le di una moneda de oro al mensajero mandando un agradecimiento a la condesa Eliza por la información.

Volví a la habitación, encontrándome a Heinley que en esta ocasión parecía agotado, estaba vestido, mirando a un punto fijo en la pared intentando mantenerse despierto. Suspiré, tomé el vestido sencillo y me preparé, cuando terminé, ya estaba completamente despierta. Me acerqué por detrás a Heinley.

-Te dije que era tarde y que continuáramos después, pero no quisiste, si no puedes bailar conmigo esta noche es culpa tuya- me burlé.

Esto pareció despertar a Heinley por completo, puesto que sacudió la cabeza se enderezo repleto de energía y me miró.

-Te ves tan hermosa reina- sonrió -ah, por cierto, reina es la que debe cuidarse, puede que no puedas seguirme el paso esta vez-.

Me reí y besé sus labios -vamos, es hora de ir al salón de bodas.

Al llegar al salón, observamos como estaba decorado de la misma forma, nos dirigimos a nuestros asientos -no agregaste muchas cosas a nuestra boda ¿o sí?- Susurré disimuladamente, no quería que pensaran que estábamos hablando mal de la decoración planeada por Sovieshu.

-Solo agregué un par de esmeraldas y rubíes más en los arreglos florales-.

-¿No agregaste amatistas?- Pregunté. Las amatistas me recordaban a los ojos de Heinley por lo que solía usarlas a menudo, después del nacimiento de nuestros hijos.

-Escuché que esta vez pediste que pusieran amatistas y zafiros en el vestido en lugar de las joyas que pedí antes. Al parecer reina decía enserio eso de que le gustaban mucho mis ojos y los de nuestro pichoncito-.

Me sonrojé un poco -nunca mentí respecto a eso- él tomó con firmeza mi mano, y la levantó a la altura de su rostro, la besó y después entrelazó su mano con la mía y las dejó descansar en su muslo.

Después de media hora, sonó la gran campana de plata colgada frente al salón de bodas, entonces, entró el Sumo Sacerdote por una pequeña puerta junto a la plataforma. Parecía más cansado que el día del divorcio, al verme, su expresión se tornó algo peculiar, sus ojos por un momento se fijaron en las manos entrelazadas de Heinley y yo.

Lo saludé con una brillante sonrisa y una leve inclinación, el Sumo Sacerdote me observó algo sorprendido y luego me sonrió. Él desplegó el pergamino que sostenía y disolvió el silencio que había en el salón -que entren los novios-.

La pequeña campana que estaba junto a la campana de plata sonó, seguidamente la puerta del novio y la puerta de la novia se abrieron de forma simultánea.

Escuché a Heinley contener la respiración, debido a que su torso era más largo que el mío, él podía observar mucho mejor a Rashta y Sovieshu. Heinley carraspeó en un intento de contener la risa ¿Rashta tenía el mismo vestido o era peor?

Cuando las sillas e invitados dejaron de obstruir mi visión pude ver a Rashta... Ahora yo también contenía la risa, el vestido era el mismo, pero por alguna extraña razón su mirada de superioridad, junto a su atuendo, me causaban aún más gracia esta vez.

-Se parece al árbol de navidad que Lari armaba cada año- susurró Heinley

Respiré profundo ignorando mis ganas de reír.

Editado: 5/04/2023.

Atte: Sana~i.





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