(Notas de autora).
-Diálogos-.
-Pensamientos-.
*-Cartas-*.
POV NAVIER:
Después de ducharnos, Heinley se dirigió a ver de nuevo a mis padres, que parecían aun incómodos con su actitud. Me daba algo de pena por mi adorable esposo, estaba acostumbrado al cariño de mis padres que lo trataban como a un hijo más, pero ahora iniciaban desde cero.
Me acerqué a ellos, y abracé a Heinley, tal vez, le tomarían más aprecio si mostrara lo feliz que soy a su lado. Apenas sintió mis brazos rodearlo, su estado de ánimo aumento, si es que eso era posible, sus ojos brillaban con fuerza y su sonrisa era muy amplia.
Él besó mi frente y continuó tratando de ganarse a mis padres, solté una pequeña risita al ver la escena, llamando la atención de mis padres que dejaron de estar tan tensos.
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Lastimosamente, al día siguiente teníamos que dejar la mansión e ir al palacio.
-Nosotros también asistiremos a la boda-.
-Nos veremos de nuevo pasado mañana- intentaron animarme mis padres, aunque se veían tristes.
Heinley y yo subimos al carruaje después de despedirnos -me hubiera gustado hospedarnos en casa de mamá y papá-.
-Lo sé, a mi igual- susurré en respuesta.
Al igual a como recordábamos el conde Pimu, secretario de Sovieshu, fue quien nos recibió. Al vernos cara a cara, sus ojos temblaron ligeramente.
-Bienvenidos, su alteza la reina y su alteza Heinley- asentí a su saludo -por favor, vengan por aquí-. Al llegar a la habitación de invitados distinguidos o la habitación Rosa Blanca, vi a los caballeros de la guardia imperial congelarse al verme, sonreí en forma de saludo y esperé a que el conde Pimu nos permitiera ingresar a la habitación. Al entrar Sovieshu, sus secretarios y algunos aristócratas nos esperaban -su majestad- lo llamó en voz baja el conde.
-Sé que ha sido un largo y duro viaje... Agradezco el gesto de amistad mostrado por parte del Reino Occidental-.
POV OMNISICIENTE:
Mientras el emperador lograba ocultar sus pensamientos y mantener un rostro inexpresivo, Rashta se ponía cada vez más ansiosa.
-¿Quién vino?- Preguntó nuevamente al barón Lant mientras revisaba su vestido terminado.
-La reina Navier-.
-¿Por qué lo haría?-.
El barón se rio con torpeza -es una persona que pone los intereses de su nación en primer lugar. Como fue invitada, probablemente pensó que lo mejor era aceptar-.
Una vez el barón se fue, Rashta tuvo una pequeña crisis ansiosa que la llevó a morderse las uñas, después de unos minutos le habló a la diseñadora -también quiero que todos los accesorios sean glamurosos, desde el tocado hasta las joyas-,
.¿Huh? ¿Estás segura?-.
-Si- habló con firmeza -todos compararán a Rashta con la emperatriz depuesta-.
La diseñadora intentó convencer a Rashta de no usar accesorios glamurosos, pero fue en vano, por lo que no tuvo otra opción que hacer lo que Rashta pidió.
Pero aun con un vestido y accesorios igual de glamurosos, la ansiedad no desapareció, aunque tuvo cierta sensación de alivio. Mientras en su mente aparecía una idea que en un futuro relativamente cercano le causaría problemas.
POV NAVIER:
Reí al ver la habitación preparada para mí, era muy probable que no la usara y si lo hacía, no lo haría sola.
Desempaqué y me cambié a un vestido más cómodo y elegante, después llamé a una criada para que me ayudara a organizar mis cosas, me senté en la cama y al poco rato aparecieron Mastas y Rose.
-Se siente extraño que no estemos las cuatro juntas- refunfuñó Mastas por la ausencia de Laura.
-Eso es verdad- murmuró Rose con una sonrisa triste.
Les había dicho a Laura y la condesa Jubel que fueran a descansar a sus casas en lo que duraba nuestra estadía en la capital.
Pero el momento que estuvimos solas las tres no fue muy largo, puesto que llegaron mis anteriores damas de compañía a visitarme.
-¡Condesa Eliza!- Exclamé feliz de verla.
-¡Su majestad la emperatriz!- Un segundo después la condesa Eliza parpadeó avergonzada por llamarme incorrectamente, ante estos las demás empezaron a reír.
Pusimos dos mesas más en la otra habitación, donde nos reunimos a comer bocadillos y beber café.
-Me estoy adaptando bien. La señorita Rose y la señorita Mastas aquí presentes han sido un gran apoyo para mí, además de que he vuelto a encontrarme con mi hermano allí-.
-¿Qué hay de su alteza Heinley? ¿Cómo va su relación?-.
Sonreí con torpeza, no sabía que responder, al ver esto, sus miradas se volvieron feroces, agité las manos rápidamente y Rose respondió antes de que yo lo hiciera.
-Su relación es muy buena, verlos juntos es verdaderamente... Dulce- se sonrojó mientras hablaba.
Las damas de compañía se rieron -¿por qué? ¿Qué has visto?-.
-¿El rey Heinley trata muy bien a nuestra Navier?-.
Rosé sonrió incómodamente, sabía que estaba pensando en tantas cosas que vio y escuchó. Antes de que pudiera responder Heinley entró en mi habitación,
-Saludos a su alteza el rey de occidente- las damas de compañía lo saludaron con sorpresa, mientras Rose y Mastas lo saludaban con naturalidad.
Heinley sonrió, agitó su mano y preguntó mientras se acercaba -¿no estás descuidando demasiado a tu esposo? Vine porque estaba celoso, reina-.
-¡Ooh!- Mis antiguas damas de compañía dejaron escapar un grito de sorpresa.
Heinley me miró con tristeza, extendió su mano y tomó la mía -te extraño-.
Las damas de compañía respiraron hondo.
Sonreí -te he mimado demasiado- lo regañé divertida, mientras Heinley hacía un puchero. Heinley se acercó aún más.
-Si reina promete cenar conmigo solos esta noche, me iré-.
-Bien, cenaremos juntos- su sonrisa iluminó la habitación, me besó emocionado en la mejilla y se fue despidiéndose de todas con la actitud propia de un niño.
-La reina y el rey son muy amorosos- habló finalmente Rose, con las mejillas sonrojadas.
-¿Son siempre así?-.
-No, a veces el rey no es quien tiene que irse sino nosotras, en especial si es de noche- habló distraídamente Mastas.
-¡Señorita Mastas!-.
Me sonrojé aún más, mientras mis antiguas damas de compañía me miraban con sorpresa.
-Entonces... ¿Los rumores son ciertos?-.
-¿Qué rumores?- Preguntó Rose.
-Que el rey Heinley mantuvo en su oficina tres horas a la reina- carraspeó nerviosa una de las damas -no precisamente trabajando- me encogí en mi asiento avergonzada, no sabía que esos rumores habían tenido tanto alcance.
-Ah... Eso...- Rose me miró antes de asentir, mis antiguas damas de compañía chillaron sorprendidas.
-¿Por qué actúan así? Es normal que el rey pasé todas las noches con la reina- volvió a hablar casualmente Mastas.
-¡Mastas!- Esta vez quien la reprendió fue Rose.
La vergüenza fue mi compañía durante el siguiente día que volví a reunirme con ellas.
Editado: 2/04/2023.
Atte: Sana~i.
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Una vez más
FanfictionLa emperatriz Navier despierta el día en que el emperador Sovieshu conoce a Rashta. Nuestra bella emperatriz perfecta tiene todos sus recuerdos, quiere regresar con Heinley y tener a sus hijos, ¿logrará divorciarse y casarse con su amado de nuevo? ©...