Cap 2:

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(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV NAVIER:

En el momento en que escuché la voz de Sovieshu se me pusieron, por segunda vez en el día, los pelos de punta, conocía bien ese tono de voz, fue tan parecido al tono que usó para reclamarme por mi matrimonio con Heinley.

Mis damas de compañía agarraron rápidamente sus faldas y se inclinaron ante él, pero fueron ignoradas, la fría y enojada mirada de Sovieshu se clavó en mí antes de posarse en una lamentable Rashta que como si fuera un animal asustado lo miró.

-No llores- le dijo Sovieshu intentando calmarla, pero como ocurrió en el pasado, ella rompió a llorar, quería apartar la mirada de ella, pero no podía, mi mente en el fondo seguía divagando si ella estaba actuando de forma lastimera solo para victimizarse y sacar ventaja o si en verdad era tan ingenua y sensible como para romperse ante las palabras de una persona desconocida para ella.

Todo estaba ocurriendo de la misma forma, solo que esta vez posiblemente la reprimenda seria para mí, pero poco me importaba eso, me parecía mejor ser regañada cual niña por Sovieshu que dejar que Laura sufriera en una celda varios días.

-Vámonos. Me duelen las piernas- dije para llamar la atención de Sovieshu y acabar con esta parte del acto lo más rápido posible, quería dejar de ver ese par de rostros que hicieron que mis últimos meses como emperatriz del Imperio del Oriente, fueran un infierno, más bien casi, aguanté la sonrisa que quería salir de mis labios al recordar a Reina.

-Espera. Detente- Me miró fijamente de nuevo y me ¿señaló? -Eres la emperatriz ¿cómo te atreves a hablar así?- Le aguanté la mirada, esperando que acabara su reproche para poder irme, mi orgullo sería herido y mi reputación también, pero si con eso evitaba el castigo de Laura y ganaba puntos a mi favor para causar el divorcio, lo aceptaría y soportaría.

-¿Debo hablar respetuosamente a alguien que me trata como si fuera cualquiera?- Respondí, posando esta vez mi fría mirada en Rashta, no la odiaba, ni le tenía rencor, pero al verla no podía ignorar todo el daño que me hizo, adrede.

-Emperatriz- me llamó de forma severa -estabas alejándote de ella-.

-Tiró de mi vestido- no tenía por qué explicar mis acciones, pero sabía que esto pondría aún más furioso a Sovieshu, solo esperaba que este pequeño cambio, no dañe la imagen de mí, frente a Heinley, si pasa algo como eso, se lo explicaré mientras esté convertido en Reina.

-¿Qué hay de malo en sujetar un vestido? ¿Es el vestido de la emperatriz más noble que una mano humana?-.

-Entonces haré que tu sirviente tire del dobladillo de tu capa. Incluso si tu capa no es tan noble como la mano de un humano ¿es eso aceptable?- Al igual que el pasado frunció el ceño y sonrió.

Quería irme ya -tus palabras no tienen sentido. ¿Realmente crees que es la misma situación?- Teniendo en cuenta que Rashta es incluso de un rango inferior a los esclavos, son situaciones distintas, debido a que independientemente de si me habló irrespetuosamente o me tiró del vestido, tiene una pena de muerte encima por ser esclava fugitiva.

-¿Es diferente?-.

-Lo es-.

-Entonces, ¿cuál es la diferencia?-.

-Rashta no es un sirviente- vi que Sovieshu apretaba el puño, sabía que tan furioso debe de estar por no poder castigarme como él lo desearía. Era algo divertido de ver y que sabía, divertiría a Heinley si viera la situación, él era muy astuto, habría notado incluso como evité que mi dama de compañía hablará, pero no podría saberlo solo por rumores -no saldrás de tu habitación en cinco días, todo tu trabajo será enviado a tu habitación- sentenció.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora