Había olvidado hacer el cap sjjsjsjsj, pensé que ya lo había hecho shhshshsh
(Notas de autora).
-Diálogos-.
-Pensamientos-.
*-Cartas-*.
POV NAVIER:
Vi a Rivetti llorando frente a mí, seguía reacia a mi divorcio, estaba decidida a vengarse de Rashta, le sonreí y empecé a calmarla, después de hacerlo me incliné y le susurré -No te enredes más con Rashta. No te obsesiones con el pasado, y concéntrate en ser feliz en el presente-.
Le pedí a un caballero que escoltara a Rivetti a casa, una vez me quedé sola en la noche, saqué algo de papel para escribir una carta de agradecimiento a las damas de compañía y Sir. Artina, pues no me podrían acompañar en mi travesía al Reino Occidental.
Hubo un fuerte golpe en mi ventana, corrí a abrirla, encontrándome a Reina allí, estaba herido -no...- Lo tomé en mis brazos, cerré la ventana junto con la cortina. Lo llevé a la cama -¿tienes la fuerza para transformarte?- Él me dedicó una mirada repleta de cansancio, lo revisé y vi la herida, no era grave.
Me levanté y busqué lo que necesitaba para curar su herida, sabía que solo había sido un rozón, pero eso no me quitaba lo preocupada que estaba por él.
Cuando regresé cerré con llave la puerta de mi cuarto, al girarme, vi a Heinley, la herida no era muy grande, pero verlo herido me hizo estremecer.
-Reina...- Escuché su susurro.
-Te dije que fueras directamente con el duque Elgy-.
-Extrañaba mucho a reina, no pude esperar para verte- me acerqué, abrí el vino que había ido a buscar y vertí un poco en herida -agh... - Se quejó.
-Se paciente- limpié la herida de su brazo con una gasa y apliqué ungüento, lo soplé suavemente y lo vi tensarse -¿duele mucho?- Él apartó la mirada, se veía tan adorable que no pude evitar sonreír -cuando te vi herido, me asusté mucho, creí que pudiste haberte herido de una peor forma- él regresó a verme, besé sus labios, cuando sentí que sus manos iban a mi cintura, me separé -primero debo vendarte- cuando lo hice, él revisó su brazo.
-Lo siento- besó mi frente -no quería que te preocuparas, pero en verdad te extrañaba mucho, y cuando leí que no te estabas sintiendo bien, me puse ansioso ¿te has sentido mejor estos días?-.
-El estrés es muy alto últimamente...- Suspiré y le di una sonrisa tranquilizadora -ayer vino el Sumo Sacerdote a verme-.
-Es un alivio escuchar esa noticia- sonrió -el divorcio será en un par de días, podré sacarte de aquí y cuidarte hasta que te mejores por completo- me subí a su regazo, él pasó sus manos por mi cintura, sonreí, hasta que recordé cuando dijo que era pesada, me bajé de inmediato -¿reina?-.
-Soy pesada- él abrió los ojos sorprendido.
-No lo dije porque en verdad lo fueras, no me gusta cuando McKenna me molesta, entonces esa vez pensé que estaba molestándome, así que quise molestarlo diciendo deliberadamente que era pesado, no sabía que era reina- no le creía -reina, ven aquí- me subió de nuevo a su regazo -¿quieres tener el control esta noche como recompensa por ello?-.
-Pero siempre tengo el control ¿no es así?- Él empezó a reír -deberíamos dormir, el camino es largo, debes de estar cansado-.
-Ver a reina me regresó las energías- me apegó más a él, para evitar que me moviera -¿no deberíamos de celebrar tu divorcio?-.
-Águila pervertida- sonrió.
-No hemos estado juntos desde hace mucho- hizo un puchero -olvidaré las enseñanzas de mi maestra- sentí su mano, bajar de mi cintura hasta mi muslo -¿no debería hacerme una prueba?-.
-Ya... Ya es tarde- intenté negar.
-¿Pero no es esta la hora perfecta para hacerme una prueba?- Su mano, subía y bajaba por mis piernas, mi piel se erizo ante su toque, sonrió y se inclinó hacia mí -reina no opone resistencia, entonces ¿es un sí?- Sentí sus labios besar mi cuello, por inercia moví mi cabeza y mi cabello, dejando mi cuello a su merced -lo tomaré como un sí-.
-No olvides...-.
-No dejar marcas- susurró y besó el lóbulo de mi oreja, me estremecí de nuevo -lastimosamente, esta vez reina no podrá dejar marcas en mi cuello, o estaremos en evidencia, es difícil, porque me gusta que reina me marque, pero después de irnos, podrá seguir marcándome donde quiera y como quiera-.
Me sonrojé con fuerza, Heinley me hacía ver como una desvergonzada, iba a regañarlo, pero él reclamó mis labios.
♡♕♡♕♡♕♡
A la mañana siguiente, Heinley se convirtió en Reina, cambié la venda y él se acurrucó cansado en el nido que hizo en el asiento junto a la cama. Poco después entró la condesa Eliza.
Me preparé para hoy y fui al salón, un sirviente mensajero de Sovieshu estaba ahí -su majestad. El emperador ha convocado una reunión estatal de emergencia- no respondí -espera que usted también asista a la reunión, su majestad-.
-Muy bien lo haré- respondí lo más tranquila que pude, si no cuidaba mis expresiones dejaría ver lo feliz que estaba, el divorcio se acercaba cada vez más.
Me cambié por un vestido blanco, era bonito, pero sencillo y con pocos detalles. Después de la reunión, me encontré a Rashta. Ignoré sus palabras, di un pequeño paseo por mi jardín favorito, me fije en la silla nido de la madre de Sovieshu, estaba decidido, me la llevaría a casa de mis padres, luego vería con Heinley la forma de trasladarla al occidente, no podía imaginar a Rashta sentándose de nuevo en ella.
Decidí ir a ver si Heinley se había ido ya al cuarto el duque Elgy. Extrañamente, el duque abrió la puerta.
-Su majestad-.
-Duque Elgy- me dio una seña y entré.
-Reina- escuché la voz de Heinley -¿estás bien?-.
-Lo estoy- se acercó y me abrazó con fuerza.
-Nadie podrá lastimarte nunca más, quien ose a hacerlo la pagará muy caro- levanté la vista y vi sus ojos completamente oscurecidos. Giré mi cabeza y logré ver al duque Elgy, él estaba sorprendido, al chocar su mirada con la mía, carraspeó algo nervioso.
-Los dejaré solos- una vez se fue, me separé un poco de Heinley.
-Heinley...-.
-Reina... Mi amor... Navier...-.
Besé sus labios con suavidad -no importa que pasé, si te tengo a ti y luego a nuestro bebé a mi lado estaré bien- sus ojos volvieron a la normalidad.
-Te amo-.
-Y yo a ti-.
-No te acerques mucho a Elgy-.
-Lo sé, lo conozco hace más de 8 años-.
-¿Qué?- Me miró sorprendido.
-¿Hasta qué punto recuerdas?-.
-Hasta poco después de que dijiste por primera vez que me amabas-.
-Ya veo... Bueno, yo vengo de cuando nuestro bebé tiene alrededor de 6 años-.
-¿Nuestro? ¿Acaso es niño?-.
-Es un secreto- sonreí. No podía decirle que eran mellizos.
Él me devolvió la sonrisa y volvió a abrazarme con fuerza.
Editado: 4/02/2023.
Atte: Sana~i.

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Una vez más
FanfictionLa emperatriz Navier despierta el día en que el emperador Sovieshu conoce a Rashta. Nuestra bella emperatriz perfecta tiene todos sus recuerdos, quiere regresar con Heinley y tener a sus hijos, ¿logrará divorciarse y casarse con su amado de nuevo? ©...