Cap 52:

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Había olvidado decir, que los resultados de la encuestita no dieron los votos necesarios para la publicación de la otra historia.

(Notas de autora).

-Diálogos-.

-Pensamientos-.

*-Cartas-*.

POV OMNISCIENTE:

Rose miró el papel con el nombre del joven rey escrito con una mirada seria y luego procedió a reírse.

-Oh, ¿esto?-.

-¿No es patético ver el interior con claridad?- Murmuró Yunim con melancolía, sacó su pesada espada de su cintura y la puso en la mesa, Rose volvió a reírse y leyó la carta de nuevo.

-Todo esto es porque mi hermano fue arrogante frente la reina, ¿cierto?- el rumor de la ofensa a la reina ya había circulado gran parte de la capital.

Yunim resopló -la reina y yo tenemos una cosa en común. Un hermano impetuoso-.

-Yo no golpeo a nadie-.

-Uf- exclamó el caballero.

-Bueno, las cosas han llegado a esto. Seré su dama de compañía temporal y observaré a la nueva reina-.

-¿Puedes hacerlo?-.

-Ver qué clase de reina es, qué clase de persona es la que ayudará al país. ¿No es así?-.

POV NAVIER:

Eran alrededor de las 11 de la mañana, pero Heinley no me había dejado levantarme de la cama.

-Solo unos minutos más reina- sentí su nariz rozar mi cuello.

-Rose llegará en cualquier momento-.

-Ella puede esperar- escondió su cara en mi hombro.

-Levántate, tienes trabajo que hacer-.

-Pero no quiero dejar a reina- se excusó con su voz adormilada de nuevo.

-Nos veremos más tarde Heinley, debes levantarte-.

-Pero...-.

-Aun no has arreglado mi oficina ¿verdad?- Él se despertó por completo y se sentó en la cama.

-Lo había olvidado, debo ordenar que la preparen-.

-Vístete y ve a hacer tu trabajo-.

-Pero...-.

-Bien, no vayas, pero entonces no me detengas de levantarme, Rose llegará pronto- el sonido de alguien llamando a mi puerta resonó en mi habitación. Heinley se puso su bata y besó mi mejilla.

-Iré a traer tu desayuno- Heinley entró a mi habitación desde el cuarto compartido y abrió la puerta -señorita Quebel-.

-Su alteza- se inclinó nerviosa.

-Cuida bien de mi esposa, no demoraré reina-.

Sentí mis mejillas arder de vergüenza cuando Rose levantó su mirada y me vio, cubrí mi cuello con mi cabello al recordar las marcas que aún no se borraban.

Una vez estuvimos solas, ella habló -soy Rose Quebel, serviré temporalmente a la reina-.

Carraspeé -gracias por venir, señorita Rose- sonreí aun algo avergonzada -espero que, de ahora en adelante, puedas ser de gran ayuda para mí-.

-Por supuesto. Su alteza la reina-.

-¿Te importaría esperar un momento, señorita Rose?- Seguía sintiendo mis mejillas ardiendo de vergüenza, ella negó, caminé rápidamente al baño y me di uno rápido, no debí haber dejado que Heinley durmiera hasta tarde, no tardé mucho en arreglarme, cuando volví a mi habitación, vi a Heinley junto a un carrito lleno de comida. Rose miraba todo con atención.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora